Hamlet - Aitor Díaz

William Shakespeare
Hamlet
Espasa Libros. Primera edición en libro electrónico Septiembre 2013

De Hamlet se han vertido ya infinidad de palabras; existen cientos de ediciones, se han interpretado todos y cada uno de sus pasajes, analizado en detalle las acciones de sus personajes, y, aún así, se podría continuar escribiendo de ella hasta limites inabarcables. Y es que eso precisamente es Hamlet, inabarcable.

            William Shakespeare no inventó Hamlet. Hizo una reinterpretación de una vieja leyenda escandinava del siglo XII, y la ubicó en un escenario claustrofóbico y asfixiante como es el castillo de Elsinor, y ahí, entre esas cuatro murallas silenciosas, sitúa su trama en torno a la muerte. Y es que, ante todo, Hamlet es muerte, muerte y venganza. Pero no solo la muerte física del ser, sino todas aquellas muertes que el ser humano puede experimentar a lo largo de su vida. Trata la locura, la pérdida, el desamor, la traición, y para ello emplea a los personajes que orbitan alrededor de Hamlet. Cada uno de ellos cumple su función en ese gran teatro que Shakespeare orquestó para su público, y además, para satisfacción de este, hace que los personajes formen parte de la aristocracia tan decadente y abusiva de finales del reinado de Isabel I.

            Y es que es fácil verse reflejado, de algún modo, en Hamlet. Es humano. Es humano hasta la médula, hasta decir basta, y eso es lo que el texto desprende en cada una de sus palabras. Porque la humanidad es duda, porque los seres humanos rara vez estamos seguros de lo que hacemos, o de lo que pretendemos hacer, y dentro de su duda, de su humanidad, Hamlet se plantea misterios y preguntas que sus espectadores —o lectores—, puede hacerse llegado el momento. ¿Qué haría uno si tuviera que vengar la muerte de su padre? Probablemente, nada, o quizá, más bien, justo lo que hace Hamlet. ¿Y qué hacer ante la traición de una madre, o ante los vapores cambiantes del amor? Hamlet hace todo, y no hace nada. Se plantea el mundo que le rodea, las acciones que debe o quiere hacer, y arrastra a los espectadores a esa tormenta de incertidumbre que es la vida humana.

Cabe destacar en este aspecto que Hamlet es una de las obras de William Shakespeare con menos acción, y sin embargo, en una primera lectura, puede desprenderse justo lo contrario. Y es que, como le ocurre al espectador con su realidad propia, es el universo que actúa, es el universo el que sumerge a Hamlet en su tragedia, y como consecuencia, lo sumerge en la vorágine de contradicciones que lo convierte en un ser de carne y hueso.   

En definitiva, Hamlet es muerte. Muerte y venganza. Muerte y desamor, muerte y duda, muerte y traición. Muerte y más muerte.

Hamlet es humanidad.

Hamlet es humano.

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