El uso de la narrativa fantástica para transmitir mayor realismo en la novela Beloved


Por: Alejandro Manrique

Obra: “Beloved”
Autor: Toni Morrison
Año: 1987
Edición: Ediciones B, 1995.

Toni Morrison, primera escritora negra en ganar un premio nobel en literatura, nos regala un hermoso libro titulado “Beloved” donde, desde el arte de narración ficticia, junto con el uso de un lenguaje poético y lleno de recursos estilísticos y simbólicos, nos habla sobre la barbarie y deshumanización sufrida por la población negra en Estados Unidos a mediados del siglo XIX producto de la esclavitud, así como de sus consecuencias en los estados emocionales y psicológicos de los individuos y de la sociedad.

Morrison apela a la utilización de un lenguaje realista para transmitir imágenes de lo crudo y mísero de vivir en un contexto de esclavitud, lo que impacta al lector, pero es curiosamente el uso del lenguaje fantástico lo que, en complemento, termina por transmitir de manera más mordaz y aguda lo desgarrador de vivir como esclavo y el sufrimiento que ello conlleva.

Los personajes, sobre todo Baby Suggs y Paul D, se encargan de contar a partir de sus experiencias y vivencias, en las historias narradas en retrospectiva, lo miserable de la existencia del negro porque es abusado, maltratado, vejado, vilipendiado, acosado, violentado verbal, física y sexualmente, asesinado, tratado como un animal; mientras que, consideramos, es cuando la narración hace ingresar elementos fantásticos que el lector termina por sentirse abrumado por toda la deshumanización que envuelve la historia de Morrison. ¿Por qué decimos ello? Porque la aparición física de Beloved se impone como un elemento de realidad dentro de la ficción, haciendo que todo el dolor que rodea la existencia de los personajes en la historia se vea ahora incrementado exponencialmente.

Beloved es la pequeña bebé que la misma madre, Sethe, asesinó para evitar que el Maestro se la llevara. El bebé cobró luego forma de fantasma y acechó la casa en Bluestone road donde su madre, junto a la abuela, los dos hijos varones y la menor Denver vivieron. Los dos varones huyen, la abuela muere, pero el alma de Beloved sigue penando durante dieciocho años en total. Hasta que llega Paul D y la espanta. Sin embargo, el fantasma cobra materialidad y regresa a Bluestone road como una adolescente. Sethe, como madre, y Denver, como hermana, descubren pronto que es el bebé fallecido que ha regresado a ellas. Sethe sabe que esa presencia le da la oportunidad de purgar sus penas, de redimirse, de poder volver a acoger en su seno a su hija querida y extrañada, mientras que Denver ve en Beloved a su hermana querida con la que está unida en vida y muerte desde que tomó la leche de su madre mezclada con la sangre del bebé muerto. Beloved, por su parte, desarrolla fijación hacia su madre, así como el deseo de permanecer en esa casa para siempre. Merece ello. Estos tres personajes se entremezclan, se fusionan, conforman una sola voz en la narración pero que al mismo tiempo se convierte en una multiplicidad de voces, en un juego de espejos para transmitirle, al lector, una densidad existencial, un dolor y miseria humanas, una culpa inconmensurable y unas ganas de perderse en el vacío del deseo para dejar de pensar, de recordar, de sufrir, lo que es consecuencia pura y directa de la esclavitud. Esta fusión de ideas, discursos, emociones, diálogos, pensamientos se aprecia con mayor detalle, por ejemplo, en el siguiente párrafo: “Eres mi rostro, soy tú. ¿Por qué me abandonaste si soy tú? / Nunca volveré a dejarte / Nunca vuelvas a dejarme / Nunca volverás a dejarme / Entraste en el agua / Bebí tu sangre / Traje tu leche / Olvidaste sonreír / Te amaba / Me hiciste daño / Has vuelto a mí / Me abandonaste / Te esperé / Eres mía / Eres mía / Eres mía” (p. 353).

Leer las líneas anteriores, entenderlas, imaginar quién dice qué, cuáles son las frases pronunciadas por Sethe, Denver, Beloved, produce el efecto de que el lector, si se anima, si se deja llevar, se involucre emocionalmente con tremenda carga existencial, con inimaginable dolor humano. Es cierto, Beloved evoca muchas ideas, metáforas, simbologías, es la representación misma de la esclavitud y sus efectos, incluso puede ser una alucinación visual y auditiva, individual y colectiva, pero lo cierto es que existe como un personaje en la ficción, como un fantasma real, como un elemento fantástico que nos restriega en el rostro que la esclavitud ha significado lo peor en la humanidad, al punto de que una madre, traumatizada y resquebrajada por la esclavitud, pero con amor y salvajismo natural, termina asesinando a su propio bebé para evitarle una vida de esclavitud. Recordemos la frase de Baby Suggs “No hay una sola casa que no esté llena hasta el techo con el pesar de un negro muerto. Tenemos la suerte de que este fantasma sea un bebé” (p. 15). Los fantasmas, pues, existen para recordar las consecuencias de la esclavitud, así como la presencia de Beloved para entenderla con mayor profundidad y significancia.

Y es por ello que decimos que los elementos fantásticos de la novela le restriegan al lector mucho más dolor que la mera numeración realista de acontecimientos y hechos inhumanos ocurridos a la población negra. Tal vez porque ya lo sabíamos, ya lo conocíamos como hecho histórico, lo habíamos leído antes, quizá porque lo vimos en alguna película y forma parte ya de nuestro imaginario colectivo, pero es con el elemento fantástico que el lector está en aptitud y actitud de desarrollar una firme empatía que le haga sentir el mismo dolor que sienten los personajes. Morrison se ha encargado de ello con suma elegancia y con un trabajo fino de hibridar realismo con fantasía.

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