Witold: Orden inmutable, soberano y eterno
Luz María Arango U.

Ordenar su propio caos, es el único propósito de Witold el protagonista de esta novela. Una espléndida obra literaria, injustamente olvidada, que nos invita a descubrir durante nueve capítulos a un Witold que es consciente, que para alcanzar su orden interior, es necesario observar y ordenar el caos exterior. La evolución del personaje está ligada al pensamiento filosófico de los antiguos griegos. Hesiodo, Protágoras, Heráclito y Platón. Y este es precisamente el tema que se va a tratar en este artículo. La novela no solo habla de los conceptos de caos y de orden, sino además, de conceptos relacionados con la naturaleza, las matemáticas, la geometría, la concordancia de los contrarios y la Idea perfecta de Platón. Witold es desde el inicio un personaje que se ajusta en esta cadena de vibraciones internas filosóficas.
En 1963, Gombrowicz escribe un fragmento en su diario respecto al libro que planea escribir : Cosmos. “Trazo dos anomalías muy distantes una de otra: a) un gorrión colgado; b) la asociación entre la boca de Katasia y la boca de Lena” (1)
Elementos disociados, rodean al personaje. El caos es permanente. Si no logra unir todos los fragmentos, si no encuentra un sentido, es imposible encontrar su propio orden. Anomalías que Witold busca ordenar desde el inicio de la narración y que evidencian el caos, el absurdo y el sin sentido.
La atención en lo singular lo distrae, lo ensombrece. Lo singular tiene que ser parte del plural. Esa es la armonía. La armonía es el todo ordenado. Es el contrario del caos.
“Para Hesiodo, el principio debió ser lo más confuso e indeterminado, de lo cual ha de surgir todo lo determinado. El poeta buscó un principio que está más allá de lo visible, una divinidad que está más allá de las divinidades antropomórficas e incluso más allá de las asociadas con las potencias naturales, como Gea y Urano: “En primer lugar existió el Caos. Después Gea la de amplio pecho, sede siempre segura de todos los Inmortales que habitan la nevada cumbre del Olimpo. [En el fondo de la tierra de anchos caminos existió en tenebrosos Tártaro] (Hesiodo, Teog., 117). Gea, junto con Urano que “la cubre en todas sus proporciones” conforman el cosmos y es hábitat seguro para dioses y humanos, lo que permanece fuera de él es Caos que engendró en su seno a Érebos y la Negra Noche (2)
El Yo de Witold, es un Yo fragmentado en partículas dispersas que él se obstina en ordenar para encontrar el cosmos, pero un cosmos que sea el suyo, que sea su Yo cósmico. Que sea su propio Cosmos. Sin embargo, Witold solo ve retazos, pedazos sueltos, huellas, hojas apretadas, espesuras, manchas luminosas, un gorrión, una mano, un palito. Trozos de materia que perturban e inquietan su ser. “La cama , el armario, la mesa de noche, el cesto, el anaquel… “(3). Esta es la habitación de Katasia, uno de los escenarios que está lleno de objetos. Objetos que hay que reunir en un todo con el fin de crear la imagen completa del sujeto. Si el protagonista no une las partes no logra una imagen ordenada de Katasia.
“Y pese a que cada una de las cosas que había en el cuarto era de ella, de Katasia, sólo en conjunto lograban dar una imagen de ella,…” (4)
Asociaciones
Witold continua su búsqueda y recurre a las asociaciones. Es la manera de salir de lo singular. De pasar del 1 al 2. De salir del caos del inicio de Hesiodo y entrar en los opuestos de Heráclito y su idea de Logos. Entendiendo Logos como el centro ordenador de un todo, donde finalmente se encuentran las respuestas. Lo que parece sin sentido realmente está en orden, la emergencia de las cosas a partir de los opuestos, surge ordenadamente de unir los elementos opuestos o discordantes. Heráclito sostiene que la contradicción, es la causa interior del movimiento y desarrollo de las cosas. Si las cosas no estuviesen en contradicción no habría devenir. Witold, asocia lo sin sentido en busca del orden. Tiene que “des-ocultar” y encontrar qué le corresponde a cada fragmento. Encontrar las asociaciones así parezcan contradictorias.
Dice Hyland:
“Empero, ninguno de los fragmentos que expresan la doctrina del flujo ontológico, político o cosmológico, sugiere que el mundo es meramente un eterno fluir. Heráclito no es Hesiodo. El arche del mundo es un logos, no un caos. El fluir de las cosas es un fluir ordenado y este movimiento ordenado es el corazón del logos. El orden es la inteligibilidad de la dialéctica entre los opuestos, o lo que Heráclito llama la armonía de los opuestos” (5)
El cambio de espacios, en el capítulo seis, trae una tensión mayor:
Del aquí (Krupowki) ➜ al allá
De la casa 1 ➜ a la casa 2
Del bosque1 ➜ al bosque 2
Este capítulo, es un paseo a la montaña que empieza con un juego de espacios y caos. La casa 1 se aleja con sus constelaciones. Dice Witold, el narrador, en la página 145: “nuestra presencia aquí era de otro lugar y esta casa era simplemente otra casa …y no aquella, la que habíamos dejado “allá”… Witold se fatiga por el desorden. El ritmo del texto se acelera simultáneamente al pulso del protagonista. Vuelven las enumeraciones. Cada vez son más largas: iglesia, sotana, infierno, berg, manos, apariencias, Ludwik. Esto lo lleva a buscar nuevas asociaciones. Trata de unir las constelaciones en su propio cosmos.
“¿Continuaba acaso su boca “en relación” con aquel horrible escurrimiento del labio que se había quedado allá, en la cocina; o en las recámaras. Era necesario verificarlo. Miré furtivamente pero no vi bien la boca, aunque supe inmediatamente que sí, que la boca de aquí estaba en relación con aquella otra boca, como dos ciudades en un mapa geográfico, como dos estrellas en una constelación; ahora más que nunca debido a la distancia” (6)
Cosmos
Witold necesita un cosmos eterno, organizado, como el triángulo de Pitágoras o la idea del Ser del poema de Parménides (7). Tiene que buscar la unión de las fichas del rompecabezas, las partículas desordenadas de una geografía quebrada en continentes, islas y golfos. Tiene que lograr el orden y la perfección, como los ángulos de un triángulo que suman 180 grados como la idea de Platón: objetiva, eterna, universal, perfecta e inmutable.
Cuando ahorca y cuelga el gato de Lena, Witold le habla al lector: “Traten por favor de comprenderme” (8) Él quiere explicar que es necesario matar el gato y colgarlo, para lograr la armonía del triángulo: Gorrión, gato, palito.
Aparecen de nuevo los dos asuntos iniciales por resolver que escribe Witold Gombrowiczs en su diario de 1963. Dos asuntos distanciados: un gorrión colgado y las bocas de Lena y Katasia. Ahora el protagonista encuentra el sentido. La única manera es ahorcar a Lena. Al unir estos puntos, aparecen el orden, la armonía, su Yo cósmico, la perfección platónica: Dios.
“Lo que la gente ha visto son figuras trazadas que resultan aproximaciones más o menos acertadas del círculo ideal. De hecho, cuando los matemáticos definen un círculo, los puntos mencionados no son espaciales, sino lógicos. No ocupan espacio. No obstante, aunque la forma de un círculo no se ha visto nunca —y no se podrá ver jamás— los matemáticos y otros sí saben lo que es. Para Platón, por lo tanto, la forma de círculo existe, pero no en el mundo físico del espacio y del tiempo. Existe como un objeto inmutable en el ámbito de las ideas, que sólo puede ser conocido mediante la razón!" (9)
Este es el orden de Witold: inmutable, soberano y eterno.
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1.Gombrowicz, Wiltold. Clásicos Contemporáneos Internacionales.Cosmos. Editorial Planeta, Córcega, 273-279,08008 Barcelona España,1998- pág. 5
2. https://www.uv.mx/stoa/files/2011/08/Toledo.pdf
EL MITO DEL CAOS PRIMIGENIO Y SU VÍNCULO CON LAS COSMOGONÍAS FILOSÓFICAS DE TALES Y ANAXIMANDRO DE MILETO DIANA TOLEDO TOLEDO Facultad de Filosofía Universidad Veracruzana .Stoa Vol. 2, No. 4, 2011, pp.55-78 ISSN. 2007-1868
3. Gombrowicz, Wiltold. Clásicos Contemporáneos Internacionales.Cosmos. Editorial Planeta, Córcega, 273-279,08008 Barcelona España,1998, pág,83.
4. Ibid Pág. 83
5. Hyland A., Drew. LOS ORIGENES DE LA FILOSOFIA EN EL MITO Y LOS PRESOCRÁTICOS. El Ateneo, Pedro García S.A. Buenos Aires, 1975
6. Gombrowicz, Wiltold. Clásicos Contemporáneos Internacionales.Cosmos. Editorial Planeta, Córcega, 273-279,08008 Barcelona España,1998-Pág. 161
7. Ibid
8.Ibid.
8.Ibid.
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