“Actuar o no actuar, ésa es la cuestión”
Hamlet:
“Actuar o no actuar, ésa es la cuestión”
SHAKESPEARE, William. Hamlet.
Editorial Macmillan (1ª ed. 2007)
The RSC. William Shakespeare: The
Complete Works (págs. 1918-2003)
Alberto Pickers
Su ambigüedad generalizada sitúa a Hamlet de Shakespeare como una de las obras más interpretadas de la
literatura universal. Cada lector se encuentra con un espejo que devuelve
innumerables reflejos ya que la obra de Shakespeare toca muchos de los factores
que componen el ser humano. Entre
otros: el amor, la familia, la amistad, el poder, la lealtad, la venganza y,
sobre todo, la muerte. Shakespeare emplaza toda la acción en un escenario muy
pertinente, el castillo de Elsinor, con todas las enrevesadas maquinaciones y
dinámicas de una corte real. Un escenario que sirve como representante de las
estructuras sociales inamovibles con unos pies y cabeza que son todo menos reales.
Todo es una actuación y en este artículo se analizará por qué esto es la
esencia de la obra.
La trama de la venganza del padre se utiliza como hilo conductor,
uniendo todos los puntos que elucidan la verdadera lucha de Hamlet: una lucha
interna contra su contexto estructural, su propia existencia, y su construcción
de lo que es y no es verdad. El «Ser o no
ser. Esa es la cuestión (…) » (pág. 1957) pone de manifiesto sus dudas sobre
el sentido intrínseco de la vida ¿Hay que actuar acorde a nuestro rol innato o
revelarnos y buscar nuestro propio sentido y escapar a la “Fortuna”? En la época isabelina, se utilizaba la muerte del padre como
uno de los temas comunes de estudio para ensalzar la razón y juicio, contra la
voluntad y la pasión (notas a pie de pág. 1918) Pero ¿quién tiene verdadera potestad
para decidir qué es actuar de forma racional o moral? La obra pone en evidencia
las corrientes de pensamiento de la época que también se guiaba por la
filosofía estoica para lidiar con las vicisitudes del destino (notas a pie de
pág. 1919). El origen del conformismo. Por lo que la lucha de Hamlet pone de
manifiesto su inconformismo con las reglas del juego. Quiere vengar a su padre, como se espera de
él, pero su brutal consciencia de sí mismo le hace dudar de sus verdaderas intenciones
y le impide actuar acorde. De hecho él mismo dice que «la conciencia nos hace cobardes a todos» (pág. 1958), donde la
palabra conciencia (en inglés conscience)
tiene el doble significado de la conciencia y la consciencia.
Como la locura de John Givings Jr en Revolutionary Road de Richard Yates, aquél personaje aparentemente inestable
pero que simboliza la reacción adversa más cuerda a la sociedad conformista de
los cincuenta en EEUU, la locura aparentemente fingida de Hamlet está acompañada
por una aversión existencial a aceptar las estructuras impuestas. Unas
estructuras que enjaulan su propia construcción de sí mismo por lo que lo contrario
a la cordura, en este caso, no es la locura – que él asume como una actuación –
sino el sentimiento verdadero y libre. Algo en lo que repara Polonio cuando
dice: «Se
ha de vigilar la locura de los grandes hombres (…) Hay algo dentro de su alma
que su melancolía está rumiando, y temo que el momento en que lo expulse sea
peligroso (…) Ya no es de mi agrado ni estamos seguros dejando fluctuar su
locura» (pág. 1942). Hasta que Hamlet
asume que no existe un sentido intrínseco a las circunstancias que le rodean y
que lo que pase pasará, en este caso dejándolo en manos de dios, no consigue
desbloquear su actuación, vengando a su padre, y su miedo a la muerte, llevándole
paradójicamente a su propia extinción. Un desenlace en el que todos acaban
muertos menos el testigo que ha de contar la historia, Horacio; un sinsentido
como la vida misma.
El rol de la mujer (y el amor romántico) está representado por Ofelia,
a quien Hamlet duda si quiere o no, porque no tiene tiempo que dedicarle en
medio de su dilema existencial. Ofelia cae en una melancolía insoportable por
la muerte de su padre, Polonio, a manos de su amado y por no ser correspondida.
Una melancolía que disfraza otra crisis de identidad. Se ahoga, ni más ni
menos, ya que qué es existir como mujer (en ese contexto) si no es para ser
correspondida por un hombre (ya sea su padre o su interés romántico). Su rol en
la sociedad sería incompleto y, por lo tanto, inexistente en la función de su
vida. A diferencia de Gertrudis, la madre de Hamlet, que se vuelve a casar en
cuanto enviuda, aunque sea para luego morir junto a su nuevo marido y su hijo
ya que, otra vez, sin ellos no sería ni madre ni esposa, demostrando los roles
limitados de la mujer en el contexto de la obra.
El amor a la teatralidad de Shakespeare canalizado a través de su
creación, hace que el propio teatro aparezca en Hamlet como la mejor analogía de la pantomima del ser humano. “Ser o no ser”. “Actuar o no
actuar”. «Qué aburridas, caducas, vacías y estériles me resultan las cosas
de este mundo. (…) Siento tal pesadumbre que esta estructura sublime, la
tierra, me parece un peñasco estéril, y este grandioso dosel, el aire, (…) lo
veo sólo como una asquerosa y pestilente acumulación de vapores (…). Qué obra
más lograda, el hombre, cuando actúa, igual que un ángel, cuando piensa, igual
que un Dios, ¿y qué es para mí esta quintaesencia del polvo? (…)». El propio teatro se convierte en una
metáfora metafísica de la actuación generalizada que implica existir. La obra dentro
de la propia obra que Hamlet manda construir para llegar a la verdad le sitúa
como un alter ego del propio Shakespeare (y su búsqueda de sentido a través de
su vasta obra). Hay innumerables roles y todos somos actores con los nuestros
marcados. Irónicamente, el teatro se convierte en el único recurso verdadero,
ya que ayuda a elucidar el conflicto convenciendo a Hamlet de que su tío es culpable
de la muerte de su padre y de que, por lo tanto, él no está loco realmente.
Aunque a través de su locura fingida (y no tanto) llegara a rozar lo más
cercano al (sin)sentido existencial, como Shakespeare lo llegó a conseguir con
la ambigüedad de su obra de teatro más compleja. Tan compleja como la vida
misma.
Alberto Pickers
Comentarios
Publicar un comentario