El extranjero: el absurdo desde el mindfulness


El extranjero. Albert Camus. Ed. Alianza, 2002.



Por: Álvaro Jarillo - Turno de tarde

El extranjero: el absurdo desde el mindfulness.

¿Qué relación puede tener el absurdo con el mindfulness? ¿En qué se parece la indiferencia del absurdo a la aceptación del mindfulness? Este trabajo examina las similitudes del mindfulness con las actitudes del personaje de Meursault frente a la contingencia de la vida. El extranjero ha sido muy comentada como novela de tesis pero nuestro análisis persigue una aproximación a esas semejanzas del absurdo con los nuevos enfoques aportados por el mindfulness.

El extranjero y el absurdo.

En la obra abundan las escenas en las que se mezcla lo inesperado con las grandes cuestiones de la vida y las situaciones en las que Camus logra revestir la acción de una textura absurda por la utilización que hace de elementos como el cansancio, el calor o el aburrimiento. En ocasiones, la propia situación o la acción es en sí misma algo absurda, como en el entierro de su madre rodeado de ancianos que emiten chasquidos con sus mejillas (p.17), en la relación con Marie en la que la besó "pero mal" (p.26) o en la escena en la que el juez se arrodilla con la cruz frente a Meursault en la habitación calurosa llena de moscas (p.73)

Son frecuente las situaciones en las que el lector se encuentra ante dos posibilidades contrapuestas: por un lado, la búsqueda del sentido de las acciones y de la propia existencia del hombre y, por otro lado, la indiferencia o la apatía frente a la vida y sus grandes interrogantes. Esa apatía actúa como un elemento que interpela al lector, le provoca y le hace seguir al personaje con cierto interés y, según el caso, con cierta incomprensión. El mindfulness, como veremos después, sugiere una conducta similar de aceptación frente a los acontecimientos que no se pueden cambiar en nuestra vida.

En el texto encontramos momentos en los que Camus presenta una realidad humana tal como es, sometida al acontecer de los hombres y rodeada de sus imperfecciones. Así, cuando Marie le pregunta a Meursault por la muerte de su madre, este afirma "Nada significaba eso. De todos modos, uno es siempre un poco culpable." (p.26) Esta reacción frente a sentimientos como la culpa o frente a la propia muerte confirman la intención del autor de eludir las explicaciones unívocas de la existencia.

A través del protagonista-narrador, el lector se sitúa frente a muchas cuestiones que, siendo de mayor o menor importancia, van configurando progresivamente al personaje-protagonista sin necesidad de que este emita juicios valorativos respecto de su entorno. A modo de ejemplo, Raymon le pregunta si quiere ser su camarada y él responde: "Dije que me daba lo mismo y pareció contento" (p.34). Casi a continuación, este le cuenta que ha pegado a su mujer ("Le pegaba, pero tiernamente, por así decirlo. Lloraba un poco"), le pide consejo y le pregunta qué le parece su historia. Su respuesta es muy simple: "Respondí que no me parecía nada, pero que era interesante" (p.36). Ese posicionamiento, alejado de la doxa esperada por la sociedad, llama la atención del lector y, sin duda, contribuye a implicarle en la lectura a través de las siguientes acciones del personaje que van conformando su propia caracterización sin necesidad de descripciones de la voz narrativa.

Los fundamentos del mindfulness  y la aceptación en Meursault.
¿Qué es el mindfulness? Hay muchas aproximaciones al concepto mindfulness[1] pero lo podemos resumir en "prestar conciencia plena a la realidad del momento presente con una actitud básica de aceptación."[2] Surge hace 2.500 años como una práctica de meditación dentro de la tradición budista, en particular en la figura de Siddharta Gautama. En la actualidad hay todo un debate en torno a si debe entenderse como técnica de meditación, teoría filosófica, terapia psicológica o mera moda social de comportamiento. En todo caso, son abundantes los estudios médicos que indican sus posibles aplicaciones clínicas en el ámbito de la psicoterapia.[3]

De entre todas las posibles definiciones y de todos los elementos del mindfulness (meditación, observación, atención, etc.) lo más relevante para nuestro trabajo es la idea de "observar la realidad en el momento presente con aceptación"[4] Así es como se nos muestra Meursault a través de sus silencios y a través de la pasividad con la que se comporta. A medida que la obra va avanzando, el narrador-protagonista muestra su parecer respecto de algunos grandes temas (como el amor) con gran indiferencia, casi sin intervenir en la realidad. Así, en la relación con Marie, esta le pregunta si la quiere y su repuesta siempre es la misma: "Le respondí que eso no significaba nada, pero que me parecía que no." (p.40). También muestra la tensión entre la culpabilidad investigada por el juez (y por la sociedad) y la reacción del personaje que comprende "hasta qué punto toda aquella gente me detestaba" (p.93). El protagonista asume sin inmutarse la autoría del crimen, aunque su abogado afirma que "todo es verdad y nada es verdad" (p.94), lo que denota, una vez más, lo absurda e incierta que es la propia percepción de la realidad.

El mindfulness propone relajarse "en las cosas tal como son ahora, en este mismo momento, sin reparar en lo que ocurrió en el pasado o en lo  que sucederá en el futuro".[5] En la interpretación del pasado y en la capacidad de actuación sobre las cosas inevitables del presente, esta teoría recuerda que "todos nuestros seres queridos, todas las situaciones atractivas y todos los momentos agradables desaparecerán algún día. Nada de lo que hagamos impedirá que sucedan estos cambios."[6] En esta línea se comporta el protagonista de la obra cuando reflexiona sobre "toda esta vida absurda que había llevado" (p.122) y se refiere a diversos temas con la misma pregunta de "¿Qué me importaba?". Los asuntos que comenta están relacionados con la muerte, con si le ejecutaban por no haber llorado en el entierro de su madre y con otras cuestiones banales como si Raymond era más o menos amigo que Celeste (pp.122-123). Estas preguntas se las hace mientras agarra al capellán por el cuello y, finalmente, después de caer dormido, se abre a la "tierna indiferencia del mundo" sintiendo que "había sido feliz y que lo era todavía" (p.124). Esta aceptación de la realidad, por muy absurda y cruel que pueda ser, le termina aportando una sensación de felicidad, de forma que transmite la necesidad de aceptar la realidad tal cual es y de disfrutar de la sensación de libertad que aportará esa liberación.

El siglo XXI y la postura de menos es más.

En el momento actual, las sociedades de los países desarrollados están más enfermas que nunca en lo que se refiere a trastornos psíquicos y de comportamiento, tales como ansiedad, estrés, depresión y otras muchas alteraciones de la conducta. Particularmente en los grandes núcleos urbanos, encontramos muchas de estas patologías acompañadas de otras alteraciones emocionales propias de nuestra época, como la permanente insatisfacción, la falta de concentración o el egocentrismo. Es evidente que todas ellas tienen una estrecha conexión con la conectividad permanente del siglo XXI, el deseo de máxima productividad y la nueva vida multitarea. En este contexto, el mindfulness se ofrece como un remedio y como una alternativa de vida que permite situar la "atención plena" donde es más necesario para la vida saludable y crea las barreras y el espacio necesario para que el entorno hostil no llegue a afectar a la psiquis de las personas.

Nuestro protagonista-narrador también adopta en casi toda la obra una postura neutra ante los acontecimientos ya que no expresa sentimientos y se centra en los hechos objetivos que va narrando. Algunos hechos que, en principio, podrían dar pie a la expresión de esas emociones (como la muerte de su madre o la relación con Marie) son tratados con una gran sobriedad emocional.  Incluso en el momento culmen del asesinato del árabe se narran con gran detalle los aspectos sensoriales de la escena ("era el mismo sol del día en que enterré a mamá [...] esa quemadura que no podía soportar" p.62) pero la acción se describe de forma muy lacónica entendiendo los disparos como "los cuatro golpes breves con los que llamaba a la puerta de la desgracia." Por parte del narrador-protagonista no habrá culpa, arrepentimiento ni ensañamiento en el recuerdo de este hecho, simplemente afirma " mi asunto me parecía muy simple" (p.67) o "yo no lamentaba gran cosa mi acto" (p.103). A través del protagonista-narrador en primera persona, Camus consigue un alto grado de subjetivismo y un gran impacto en el lector.

Desde la perspectiva actual de la sociedad occidental, donde reinan principios y valores como el mérito, el liderazgo y la competitividad, el personaje de Meursault encarnaría la figura del conformista o el perdedor. Sin embargo, gracias a la caracterización de este personaje (realizada a través de sus acciones y sus respuestas), la novela ofrece una visión de la vida en la que el hombre decide no intervenir ni cuestionarse demasiado las grandes preguntas existenciales. Por tanto, hay una gran similitud con los principios del mindfulness que sugieren que "las personas incurren en conductas desadaptativas en un intento de evitar experiencias displacenteras. En la medida en que puedan aceptar que esas experiencias son ocasionales y limitadas en el tiempo, no necesitaran recurrir a tales conductas."[7]

El mindfulness también sugiere que nada en nosotros es permanente, por lo que es importante que nos aceptemos a nosotros mismos tal como somos, con nuestra verdad al margen de lo que acontezca en la realidad que nos rodea. Esto es lo que hace Meursault al defender su integridad mediante sus acciones y a través de la verdad que confiesa desde el principio.  Para ello, adopta una posición socrática incluso cuando pueda traer como consecuencia una condena a muerte. Así, cuando el abogado le sugiere que diga en el juicio que el día del asesinato había reprimido sus sentimientos naturales, él simplemente responde "No, porque es falso." (p.70) La idea de que parte de la existencia escapa a nuestra posibilidad de acción y de concebir el sufrimiento como  inevitable también es una nota del mindfulness.

La posición frente a los convencionalismos sociales se ve bien en la parte final del proceso judicial donde acuden a declarar los personajes que antes han sido testigos de las acciones de Meursault. El juez no logra comprender el sentido de muchos de sus inusuales comportamientos,  como el hecho de no haber llorado en el entierro de su madre o de haberse ido al cine con Marie al día siguiente. Uno de los momentos más significativos de la trama tiene lugar cuando le pregunta por qué ha matado al árabe y él responde que "había sido a causa del sol", lo que provocó risas en la sala (p.105). En efecto, el calor (al igual que el cansancio y el aburrimiento) está muy presente en algunas acciones del protagonista y le inducen, simplemente, a hacerlas. Las realiza sin hacerse preguntas y con esa misma naturalidad responde en la sala cuando le preguntan los porqués de sus comportamiento. Aquí vemos otra similitud con el mindfulness que sugiere: "Cuando nuestra atención nos ayuda a reconocer que cada experiencia, por más deliciosa u horrible que sea, perdura solo unos instantes, cortocircuitamos este proceso. Entonces el sufrimiento cesa y permanecemos en paz, conociendo la realidad tal como es: transitoria, insatisfactoria y carente de yo".[8]

El mensaje que finalmente transmite la obra se puede identificar con el mindfulness cuando sugiere la necesidad de aceptar la vida tal como es, con sus momentos absurdos y con sus reacciones inesperadas, lo que, finalmente,  permite al protagonista descansar y sentirse libre. Deja de lado las grandes cuestiones transcendentes como el amor, la culpa o la vida eterna para centrarse en lo presente, en lo realmente importante que es cada momento vivido e imprevisible. Es en esa "tierna indiferencia del mundo" (p.124) donde se puede alcanzar la libertad y sentir la verdadera felicidad de la vida.




[1] Ver Strosahl, K. y Robinson P., Mindfulness y aceptación contra la depresión, Desclée De Brouwer, Bilbao, 2018, p.19: "El mindfulness  es un término empleado ampliamente que significa muchas cosas diferentes para distintas personas, pero, en términos generales, nosotros consideramos que es la capacidad de prestar atención al momento presente de una manera libre de juicio y neutral; de practicar la compasión hacia uno mismo y hacia otros; y de comportarse con consciencia, intención y propósito en la vida cotidiana."
[2] PARRA DELGADO, M., MONTAÑÉS RODRÍGUEZ, J. MONTAÑÉS SÁNCHEZ, M. y BARTOLOMÉ GUTIÉRREZ, R., “Conociendo mindfulness”, en ENSAYOS, Revista de la Facultad de Educación de Albacete,  Nº 27, 2012, p.29.
[3] Ver Vásquez-Dextre, E. R.: Mindfulness, "Mindfulnees: Conceptos generales, psicoterapia y aplicaciones clínicas, Revista de Neuro-Psiquiatría, vol.79, nº1, Lima, enero 2016, pp.42-51.
[4] Ibid. p.44.
[5] Gunaratana, B., Los cuatro fundamentos del mindfulness, Kairos, Barcelona, 2018, p.15.
[6] Ibid. p.76.
[7] Vásquez-Dextre, E. R.: Mindfulness, "Mindfulnees: Conceptos generales, psicoterapia y aplicaciones clínicas, Revista de Neuro-Psiquiatría, vol.79, nº1, Lima, enero 2016, p.44.
[8] Ibid. p.242.

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