Los seis cuerpos de Molloy
El Yo de Molloy en la novela de Samuel Beckett, está formado por seis cuerpos que rebelan al personaje a través de sus páginas: el cuerpo físico, el cuerpo simbólico, el sensible, el racional, el reflexivo, el psíquico y el cuerpo orgánico.
Molloy, es un mendigo viejo y perdido en el tiempo y el espacio de su madre, de su casa y de sí mismo. Molloy es la consciencia de lo absurdo reflejada en un cuerpo fragmentado que convive en un todo y que se desplaza, o permanece, en la misma ciudad, barrio, o en la misma cuadra. El lenguaje pasa de la lógica a la confusión; de lo racional, a lo absurdo y de la ternura a la inmundicia. Ese es Molloy. Es la unión de varios cuerpos que caminan inválidos con un sombrero colgado en un ojal; otro cuerpo que descubre, tal vez, qué es el amor; otro que cuenta piedras que pasa de un bolsillo a otro con la inquietud de encontrar la respuesta matemática acertada. Un cuerpo que reflexiona sobre su vida, o su muerte, o su carencia de modales, o su “quién soy yo” que con frecuencia olvida; y un cuerpo de ventosidades y mierda. Este es Molloy con todos esos cuerpos que permanecen conectados unos con otros como una tela de araña donde cada hilo es necesario.
“Porque de otro modo, ¿cómo hubiera podido llegar a la enorme edad que he alcanzado? ¿Gracias a mis cualidades morales? ¿A una higiene adecuada? ¿Al aire libre? ¿A la subalimentación? ¿A la falta d descanso ? ¿A la soledad?” Y dice más adelante:
“El destino es rencoroso pero no tanto. Fijaos en mi madre, por ejemplo. Me pregunto de qué acabó por morirse. Posiblemente la enterraron viva” (1)
Dice Molloy “Si hubiera una justicia a mi también me enterrarían vivo” (2)
Para Molloy lo justo sería la muerte. La muerte representa la liberación de la inmundicia.
El Cuerpo físico del Yo de Molloy, viene partido en pedazos desde el inicio de la novela. Es un cuerpo que se va fracturando en trozos. Primero una pierna, después un ojo, después los genitales que estorban, luego el otro ojo que queda inservible, y al final, la otra pierna. Las discapacidades físicas de Molloy, son carencias que hacen parte de su cuerpo físico, de su Yo corporal, pero que, sin embargo, no le impiden continuar. Vive a pesar de, y con cada una de sus carencias porque son fragmentos que hacen su Yo presente, su yo del ya, su Yo de un instante. El Cuerpo Físico de Molloy está fracturado, pero al mismo tiempo se encuentra articulado en un Yo que no se detiene en el vivir. Hay un movimiento físico, simbólico, sensible, racional, reflexivo, psíquico y orgánico. Un movimiento que no se detiene.
“De modo que solo disponía, por así decirlo, de una pierna, moralmente era unipiernista y hubiera vivido más ágil y feliz si me hubieran amputado a la altura de la ingle. Y tampoco me hubiera opuesto a que de paso me quitaran algunos testículo. Porque mis testículos, bamboleándose a medio muslo pendientes de un delgado cordón, no me servían ya de nada…”
“Y lo que es más grave, me molestaban para caminar y para sentarme, como si no tuviera ya bastante con mi pierna enferma, y cuando montaba en bicicleta iba golpeando con todo” (3)
“Me derrumbaba de golpe, como una marioneta al soltarse los hilos que la sostiene, y me quedaba un buen rato tirado en la tierra, literalmente deshuesado. (4)
El cuerpo de Molloy está lleno de Símbolos: muletas, abrigo, sombrero, mierda. Estos símbolos aparecen a través de la novela reiterativamente.
“Me quité el sombrero y lo estuve mirando. Siempre lo he tenido atado con un largo cordón a mi ojal, siempre el mismo ojal, sea cual fuere la época del año. (5)
rodeado de mierda (6)
Pero siempre es cambiar de mierda. (7)
Al fondo había dos grietas , no, no es la palabra correcta cubierta de diversos detritos y excrementos, de perro y de hombre, los primeros secos e inodoros los otros húmedos todavía. (8) Molloy encuentra una mujer (o un hombre) dice él en su confusión, que le dice, qué es eso del amor y el Cuerpo Sensible y Emotivo aparece radiante. Él la montaría así fuera una cabra—piensa Molloy en su ansiedad de conocer el amor.
“Aquella mujer me hizo conocer el amor. Creo que respondía al apacible nombre de Ruth, pero no puedo certificarlo. A lo mejor se llamaba Edith” (9 )
Nuestras relaciones no carecían de ternura, ella me cortaba con mano temblorosas las uñas de los pies y yo le frotaba las nalgas con un bálsamo aromática. (10)
Cuerpo racional: las piedras en los bolsillos, la circulación de las piedras, la succión de ellas, las matemáticas. Saca una piedra, la chupa, la pone en el bolsillo izquierdo, en el derecho.
“Entonces me paro, me concentro, no vaya a cometer un disparate, y traslado al bolsillo derecho de mi abrigo, que se ha quedado sin piedras las cinco piedras del bolsillo derecho de mi pantalón, que reemplazo por las cinco piedras del bolsillo izquierdo de mi pantalón. Que reemplazo por las seis piedras del bolsillo de mi abrigo (11)
Cuerpo reflexivo
Molloy reflexiona con frecuencia a través de los diferentes escenarios en los que se mueve. A pesar del estado deplorable en el que vive, hay unos episodios que sorprenden al lector.
“Pero dentro de la caja hay que irse con cuidado, plantearse preguntas por ejemplo, si existimos aún y, casi de existir, cuanto tiempo vamos a durar todavía, cualquier cosa que sirva para que no perdamos el hilo del sueño”.
“Yo me planteaba preguntas de muy buena gana, una tras otra, por el simple placer de su contemplación. No de buena gana sino racionalmente para creerme aún en la caja. Y sin embargo seguir en la caja no me servía de nada. A aquello le llamaba reflexionar. Reflexionaba casi sin interrupción, no se atrevía a detenerme” (12)
Cuerpo psíquico
“Al despertar no siempre me acuerdo de quién soy” (13).
Molloy olvida quién es. El Yo psíquico no está aniquilado,aniquilado, pero si está reducido a una función mínima: Hay una conciencia de una carencia, de una situación lamentable en la que vive y en que la única liberación sería la muerte.
El Cuerpo orgánico del personaje, se manifiesta en acciones como defecar, peder, eyacular, comer. El Yo orgánico de Molloy, es el Yo que se esconde porque es feo, porque estorba y repugna. Es el Yo escaso en la literatura porque choca con los esquemas sociales y previsibles de un ser humano.
“Que voy a hacerle, suelto ventocidades a cada paso, de modo que alguna alusión he de hacer de vez en cuando al asunto, pese a la lógica repugnancia que me inspira. Un día conté mis gases.Trescientos quince en diecinueve horas , lo que da una media de de más de dieciséis pedos por hora “ (14)
Molloy, es solo un hombre que sobrevive a los años, a la vejez en la perdición del tiempo y el espacio. Un hombre que vive en la calle y que podría ser cualquier persona, de cualquier cultura, con una identidad propia. Un cuerpo orgánico es solo fluidos en cualquier partes del planeta. Todos desaparecemos igual. Nos despedazamos en fragmentos hasta morir. La vida tiene sentido en el camino a la muerte. Se nace para aprender a morir. Es una búsqueda permanente y constante
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Beckett, Samuel. MOLLOY. Editorial Alianza.tercera edición 2012.España
- Pag. 120,
- Pág.121
- Pág 53
- Pág. 81
- Pág 20
- Pág. 48
- Pág. 61
- Pag. 90
- Pág 84
- Pag.85
- Pág. 108
- Pág 73.
- Pág. 56
- Pág.45
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