Marguerite Duras, una escritora honesta.




Desligar la vida personal de Marguerite Duras de la escritura, es imposible.  Marguerite Duras (apellido real Donnadieu), crece entre la guerra, el abandono, la miseria y el erotismo.   Situaciones que entrelaza en su obra en temas recurrentes que muestran a una escritora protagonista de sus propias historias.
El lenguaje descarnado, sin pudor y honesto lo recibe el lector en cada página.   El lector sabe que cada palabra de la escritora sale de sus entrañas. Que expresa una narrativa cierta y que su vida es su propio material literario. Siempre vivencias que Marguerite no se molesta en esconder. Es su realidad: Mujer amante. Mujer política. Mujer alcohólica.  Exterioriza su intimidad en un acto heroico.   Es una época en que la mujer es imagen de pudor.  Marguerite rompe con todo los esquemas. Vive sin limites y al borde del abismo.  
“Entre los dieciocho y veinticinco años mi rostro emprendió un camino imprevisto… Ese envejecimiento fue brutal. Vi como se apoderaba de mis rasgos uno a uno, cómo cambiaba la relación que existe entre ellos, como agrandaba los ojos, como hacía la mirada más triste, la boca más definitiva, cómo grababa la frente con grietas profundas. En lugar de horrorizarme seguí la evolución de ese envejecimiento con el interés que hubiera puesto, por ejemplo, en el desarrollo de una lectura”. (1)
Marguerite Duras nació el 4 de abril de 1914 en Gia Dinh (Saigón), antigua Indochina (hoy Vietnam) Hija de profesor matemático y colono que murió cuando Marguerite tenía cuatro años. Su madre, Marie Legrand, fue maestra y  se gastó  la vida cuidando sus tierras en una situación económica de miseria.  En Un dique contra el pacífico (1950) Duras escenifica a su madre en esta lucha perdida. Fue la menor, de tres hijos.  El hermano mayor, el preferido de su madre,  era para la escritora la perversión, la violencia y el odio; y el hermano del medio,  el amor, la seducción.  La relación con su madre se movió entre el amor y el odio. Marie permitió, y tal vez alentó a su hija, para que se prostituyera, siendo aun muy joven. Era una niña.
Duras revive su pasión de niñez pobre a la edad de 14 años, con un amante chino millonario, de 27.
La niña “vieja” y pobre con los labios pintados y zapatos de tacón, es la protagonista de “El Amante”, la novela con la que ganó el premio Goncourt en 1984, y que fue , traducido a 40 idiomas. 
“...De repente le vi en una bata negra. Estaba sentado, bebía un whisky, fumaba.
Me dijo que me había dormido, que se había duchado. Apenas sentí la llegada del sueño.
Encendió una lámpara, en una mesa baja. Es un hombre que tiene hábitos, pienso de repente respecto a él, debe venir relativamente a menudo esta habitación, es un hombre que debe hacer mucho el amor, es un hombre que tiene miedo, debe hacer mucho el amor para luchar contra el miedo. Le digo que me gusta la idea de que tenga a muchas mujeres, de que yo esté entre esas mujeres, confundida. Nos miramos. Comprende lo que acabo de decir. La mirada alterada de repente, falsa, sorprendida en el mal, la muerte. ́...  (2)

Marguerite se va a París, estudia Derecho, Matemáticas y Ciencias Políticas. Encuentra la libertad, el hombre, el sexo, el amor físico, el deseo. Se descubre en su escritura. Una escritura femenina que muestra  a una mujer sin represión ni censura.  Marguerite suprime el recurso del pudor en su narrativa , escribe sin misterio, sin esconder su realidad. Sus palabras son eléctricas.  Tiene rostro de placer, de alcohol. Ella no busca la autenticidad.  Ella es la autenticidad.   
“ Pero Marguerite Duras también fue consciente de que la memoria del escritor, la de todo individuo, es desigual y recrea singularmente el pasado. No es posible crear mundos de ficción organizados por la lógica y el orden temporal si la percepción de lo vivido que se quiere transmitir es tan personal y, en ocasiones, caótica. Establecer fronteras nítidas entre lo que se quiere relatar y las emociones que causa es tarea imposible según Duras. (3)

El abandono continuo de su madre en la niñez. Los robos continuos de su hermano mayor.  La muerte de su hermano menor. Su llegada a Paris. El deseo de ser madre. La necesidad del alcohol para escribir.  Todas son situaciones que vive y que terminan siendo temas para sus novelas. 
Dice Nuria Araúxo García en “La voz y el silencio. La trayectoria dramática de Marguerite  Duras”: 
“La tensión entre lo vivido que jamás se relató y las palabras pronunciadas, que muchas veces no consiguen reproducir aquellas vivencias, es la base de la escritura de la autora y, sobre todo, de sus diálogos teatrales (4)
Marguerite tiene la convicción querer ser la protagonista de su narrativa.  Sabe que mantiene la duda entre la realidad y la ficción.  Y es precisamente la razón por al que esa escritura irrumpe en el lector con esa manera cercana que invita a asomarse en la vida íntima de la mujer, a través de la mirada de la mujer escritora.  Marguerite escribe con esa honestidad sin pudor que enamora al lector.



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1 Duras Marguerite. EL AMANTE. Tusquets Editores, Madrid , pág 10
2 Ibid pág. 50
3.https://minerva.usc.es/xmlui/bitstream/handle/10347/9497/b20442981.pdf;jsessionid=E90F0035769D55689013CBCB44EFCD4C?sequence=13. 
4. Ibid pág.15






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