Por qué matar a un hijo



La novela “Beloved”, de la escritora ganadora del premio Nobel Tony Morrison, es una historia repetida y vivida en distintas épocas y lugares del mundo, pero generada por la misma causa:  la esclavitud. 
Beloved está inspirada en la historia de una mujer afroamericana, Margaret Garner (1834-1858), conocida como “Peggy”.   Ella nació siendo esclava antes de la guerra de Secesión de Estados Unidos.  El 28 de enero de 1856 Margaret, que se encontraba embarazada,  huye con su esposo, sus hijos, algunos familiares y otros esclavos, al estado de Ohio. En ese entonces Ohio era un estado libre. Allí  vivía su tío y ex-esclavo, Joe Kite.
El único objetivo de Margaret era escapar de la inaguantable situación de esclavitud  que tenía que soportar en Kentucky trabajando para la familia Gaines.  Decidieron entonces, llegar hasta Ohio,  a pesar del invierno del 56, uno de los inviernos más fríos de los últimos 60 años del país.
Unos cazadores de esclavos y alguaciles de la zona,  encontraron a los Garner en la casa de Kite, antes de que este regresara. Rodearon la propiedad y luego irrumpieron en la casa. 
Margaret, ante la posibilidad de regresar a su vida de esclava, tomó la decisión de matar a sus hijos con un cuchillo de carnicero.  Su hija de dos años murió y sus otros hijos quedaron heridos.  Al intentar matarse a si misma, fue detenida por el grupo de oficiales.
Se sabe que los hijos de Margaret (Samuel, Mary y Priscilla) eran mulatos, de piel clara y probablemente eran hijos de A.K. Gaines, el único hombre adulto blanco en Maplewood. La fecha de nacimiento de los niños sugiere que fueron concebidos después de que la esposa de Gaines, quedara embarazada.

En el prólogo de la novela se lee: 

 “Un recorte de prensa en The Black Book sintetizaba la historia de Margaret Garder una joven madre que, tras escapar de la esclavitud, fue arrestada por matar a una de sus hijas e intentar matar a los restantes.  Permitir que fuesen devueltos a la plantación de su propietario, era impensable para ella. Más adelante aparece la siguiente frase:  “Su cordura y su ausencia de arrepentimiento llamaron la atención de los abolicionistas y también de los periódicos”.(1)
Toni Morrison la escritora estadounidense, crea la protagonista, Sethe, como una esclava que escapa como Margaet Gardel, desde Sweet Home la plantación de Kentucky de sus amos, hacia Cincinnati.  Después de veintiocho días de libertad, los propietarios la encuentran con sus hijos y gracias a la Ley de esclavos fugitivos de 1850 que permitía perseguirlos cruzando las fronteras estatales, la aprenden.  Sethe, como Margaret, prefiere matar a su hija de dos años, antes que permitir que se la lleven de nuevo a la plantación.

Dice Toni Morrison:

“Casarse o no. Tener hijos o no. Inevitablemente estas reflexiones me llevaron a la dispar historia de las mujeres negras en este país, una historia en la que el matrimonio era desalentador, imposible o ilegal; en la que dar a luz hijos era obligado, pero “tenerlos”, responsabilizarse de ellos —ser, en otras palabras, su madre— era tan impensable como la libertad”  (2)
Las mujeres esclavas, como Margaret Garner o Seth, en la novela de Beloved,  son la imagen, el referente y la evidencia de millones de mujeres de todas partes del mundo que escogieron matar a su hijo o hija para liberarlos del sufrimiento de ser propiedad de unos blancos, que desconocían al negro o al indio, como ser humano.  Para estas mujeres madres, Morir, era la mejor idea porque significaba la libertad.

“La abolicionista Lucy Stone habló el último día, defendiendo a Margaret, con la que había conversado, e insinuando el problema de fondo de los abusos sexuales; recordando los rostros de los hijos de Margaret y A. K. Gaines, dijo a la sala abarrotada: "las caras descoloridas de los niños negros dicen demasiado claramente a qué degradación se someten las esclavas. En lugar de darle a su hija esa vida, ella sintió en su profundo amor materno el impulso de enviar a su hija de vuelta a Dios, para evitar que viviera el infortunio ¿Quién dirá que no tenía derecho a hacerlo?” (3)

La condición de esclavitud significaba que las madres eran separadas de sus hijos o hijas. Las consecuencias eran devastadoras. Un niño o niña necesita la leche materna desde que nace. Es un vínculo irremplazable. Sethe, en la novela, se ve traumatizada por la experiencia del robo de su leche, esto significa que no puede crear un lazo necesario para su bebé. 
Seth es repetitiva con el tema de la leche. Es un tema que visualiza Toni Morrision a través del personaje de Seth. La mujer, su maternidad y la decisión final de asesinar a su hija. 
Y en la pág.35 y 36 aparece un diálogo con Paul D, evidencia la realidad que vive Seth en la granja de los Gaines.

“..pero saben que a un niño de teta no se lo puede separar mucho tiempo de su madre” —dijo Paul D  (4)

Y luego continua:
—Te azotaron con un látigo de cuero?
—Y se llevaron mi leche
—¿Te golpearon y estabas embarazada?
—¡Y me quitaron mi leche!

En la pág. 55,  Toni Morrison escribe: 

 “—que después de que le robaron la leche, que le redujeron a pulpa la espalda y que sus hijos quedaron huérfanos, no tendría una muerte fácil. No.”
Ni la vida, ni la muerte, era fácil para las mujeres esclavas en cualquier lugar de la tierra.  Su condición de vientres reproductores llenaban bolsillos de dinero. Cada “cría” significaba un esclavo que llegaba de regalo. 


En Brevísimas Relación de la destrucción de las indias, Fray Bartolomé de las Casas dice “Los cristianos, con sus caballos y espadas y lanzas comienzan a hacer matanzas y crueldades extrañas en ellos. Entraban en los pue- blos ni dejaban niños, ni viejos ni mujeres preña- das ni paridas que no desbarrigaban y hacían pe- dazos, como si dieran en unos corderos metidos en sus apriscos. Hacían apuestas sobre quién de una cuchillada abría el hombre por medio o le cortaba la cabeza de un piquete o le descubría las entra- ñas. Tomaban las criaturas de las tetas de las ma- dres por las piernas y daban de cabeza con ellas en las peñas. Otros daban con ellas en ríos por las espaldas riendo y burlando, y cayendo en el agua  (4)

La escuela de Berkeley, da la cifra de entre 90 a 112 millones. No obstante, nuevas ponderaciones hacen suponer en el presente que en América existían unos 80 millones de habitantes hacia 1492. De esta cantidad, las tres cuartas partes (unos 65 millones), corresponderían al territorio que luego fue Hispanoamérica. Sus grandes centros poblacionales eran el imperio inca, con cerca de 30 millones, y el mexica con unos 20. Pues bien, hacia 1700, siglo y medio después, este total se había reducido de manera dramática a cinco millones; lo que representa la desaparición de 60 millones de indígenas, unos 400 mil cada año.
Estas cifras se pueden comparar con el número de muertos resultado de la segunda Guerra Mundial. De esta conflagración tampoco se tienen cifras exactas en cuanto a los decesos. Sin embargo, la ONU hace un balance de este modo: 50 millones de muertos en total. Entre los que cabe destacar a la Unión Soviética con 20; Alemania, 7; Polonia, 6; Japón, 2; y 1.5 corresponderían a Yugoslavia.  (5)

Chinua Achebe dice en su libro “Things fall apart” Esas cosas blancas se han llevado todo lo que he tenido o he soñado—decía—y también han roto la fibra de mi corazón.  

En el mundo no hay mala suerte sino blancos. — dice Baby Suggs a Seth y Denver, el último día de su vida ” (6)

Fray Bartolomé de Las Casas atribuyó el siguiente discurso al Cacique Guahaba, de nombre Hatuey o Yahatuey quien les mostró a los Taínos de Caobana una canasta de oro y joyas, diciendo:
“Este es el Dios que los españoles adoran. Por estos pelean y matan; por estos es que nos persiguen y es por ello que tenemos que tirarlos al mar… Nos dicen, estos tiranos, que adoran a un Dios de paz e igualdad, pero usurpan nuestras tierras y nos hacen sus esclavos. Ellos nos hablan de un alma inmortal y de sus recompensas y castigos eternos, pero roban nuestras pertenencias, seducen a nuestras mujeres, violan a nuestras hijas. Incapaces de igualarnos en valor, estos cobardes se cubren con hierro que nuestras armas no pueden romper.”
Hatuey ordenó a sus hombres que se dividiesen en pequeños grupos y comenzasen a atacar a los españoles por sorpresa, valiéndose de palos, piedras y flechas.
Hatuey fue condenado a la hoguera, castigo reservado a los más viles criminales. Pero cuando estaba a punto de ser quemado y el padre Olmedo le preguntó si quería convertirse en cristiano para subir al cielo, él a su vez preguntó:
“¿Y los españoles también van al cielo?”
y al recibir una afirmación dijo luego el cacique, sin más pensar, que:
“No quiero yo ir allá, sino al infierno, por no estar donde estén y por no ver tan cruel gente”
(7)
El 2 de febrero de 1512, el cacique Hatuey que quemado vivo.(7)

Los negros y los indígenas comparten las características de animales. Son animales. En las regiones esclavistas se sabía que las mujeres cometían infanticidio para proteger a sus hijos de la esclavitud, pero para los blancos significaba  matar parte de su patrimonio, de su propiedad.  El blanco impuso su modelo. 

En la esclavitud el Yo no existe porque la esclavitud mata la identidad.  De la identidad no se habla por que ya no se recuerda.  El Yo es de ellos, de los amos, de los blancos.

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  1. Morrison, Tony. BELOVED. Grupo Editorial Penguin Random House, 2014 España pág.11
  2. https://es.wikipedia.org/wiki/Margaret_Garner
  3. Morrison, Tony. BELOVED. Grupo Editorial Penguin Random House, 2014 España pág.11
  4. Ibid, Pag 35 
  5. http://www.cronica.com.mx/notas/2002/24297.html
  6. Morrison, Tony. BELOVED. Grupo Editorial Penguin Random House, 2014 España pág.147
  7. De las Casas, Bartolomé. BREVÍSIMA RELACIÓN DE LA DESTRUCCIÓN DE LAS INDIAS

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