El corazón del horror
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(El corazón del horror)
Kurtz es tan indeseable como nuestra naturaleza misma por más pulida que esté. Ha roto no solo los límites de la civilización que se ha encargado de moldearlo, sino, de su propio instinto. La nueva civilización es selva. El congo abre un nuevo mundo ante sus ojos,mundo al que le sabe sacar provecho y ventaja desmedida tanto en el aspecto de la explotación, como en el derroche del placer puramente instintivo.
El llegar a un territorio donde es considerado único, no solo por características tan burdas como el tono de la piel o tan complejas como lo es el lenguaje y al mismo tiempo donde nadie le conoce, le brindan a Kurtz la oportunidad de ser invadido por la corrupción en su más pura expresión, envenenando el alma y pudriendo el raciocinio que al haber sido testigo de nuevas distancias, ya no está dispuesto a ser rellenado de más normas, ideologías y reglas.
Al sentir la selva negra, el animal despierta de su sueño fundado en la razón para ser arrastrado por el deseo de jugar con la idea del cinismo honesto y limpio, ese cinismo que solo expresa el hombre sin miedo, el que no tiene nada que perder, aquél que empieza de cero, sin un nido donde nacer y un lecho donde después acudirá puntualmente a morir. El hombre promedio cae y abre paso al delirio de superioridad. De ignorante a serlo aún más pero con poder, ahora es una deidad.
En Kurtz los extremos son nulos. No hay luz sin oscuridad, no hay humano sin político, no hay Marlow sin kurtz y somos Kurtz cuando emprendemos el viaje, planeado el camino y, recorriendo ese camino, nos perdemos y encontramos, mejorando o degenerando. La ruta no es desigual, la verdadera magia se encuentra en el destino que con él nos funde. Manipulando los hilos de nuestras reacciones racionales y animales que al entrar y estallar dentro del placer tiran hacia un lado u otro, renunciando a ser del mismo largo. No es que todos vivamos igual o la condena del fatalista que intuye el final, es el ser hermanos de especie, aquellos animales racionales, pero, finalmente y apartando el ego…, animales y cómo nos conecta con el presentimiento que teme a nuestras reacciones ante una situación a la que nunca hemos sido expuestos y en la que no seremos llevados de la mano por falsos líderes o profetas, se abre el rol para que lo ocupemos nosotros y hagamos con el instinto la mejor representación del caos o la emancipación.
Kurtz nos fuerza a tener contacto con nuestras pasiones, sintiendo la selva en carne propia y nos obliga a percatarnos de la oposición de los instintos, oposición que hemos sentido todos para después hundirla en el amargo líquido de la culpabilidad. La aceptación de la naturaleza de lo obsceno, es atrayente y repelente al mismo tiempo.Nadie es profeta en su propia tierra. Donde todos gruñen y rasguñan, el que habla y manipula es acreedor a la corona. La racionalización nos civiliza pero no arrebata el deseo por sobrevivir, por mover la vida a nuestra comodidad. La ética no es la excepción a la regla, incluso la ética es cuestionable y quien no la cuestiona no avanza. Los erróneamente llamados incivilizados idolatran su yugo como si fuera el látigo de un dios, mientras que, para su antigua civilización, esa que nunca le aceptó ,es simplemente un loco bestial.
Kurtz deja como legado un manual detallado de cómo civilizar a los nativos e incluye una anotación brutal entre ellas “Exterminar a todos los que son bestias”. Echémonos a reír, Actúa como ellos, mejor dicho, peor que ellos porque no es su naturaleza consciente y encima les sacrifica. Es el Pecado Mortal que hemos cometido todos y del que nadie puede huir. ¡Esto es el horror! El viaje es un descenso a los infiernos, una crítica ante el imperialismo occidental. La violencia homicida obedece a determinadas concepciones de la política e historia pero el último término brota de un impulso irracional, atávico primitivo, que revela no nuestro parentesco con hipotéticos dioses, sino, con el mundo natural. El mal desborda a la razón y solo puede expresarse con una palabra imperdonable.
No somos malos, somos instintivos…¿Esto es una excusa o alguna verdad trillada que podemos agregar para variar ?
Incluso las normas que nos dictan, son dictadas por animales, lo cual no quiere decir que estas nos hagan menos salvajes, simplemente nos mantienen en el control que los animales con trajes, poder y dinero quieren ejercer sobre nosotros.
El éxito de cualquier escritor es la creación de un personaje atemporal y universal que vaya a tono con nuestros comportamientos primarios y un tanto predecibles.
Cómo poder juzgar a Kurtz si incluso hoy intervenimos en territorios que no son nuestros y a cualquier precio.
“Nada de lo humano, me es ajeno” Publio Terencio Africano (El enemigo de sí mismo) Porque cualquier cosa que se dé en un hombre, existe la posibilidad de que se dé en nosotros, dependiendo de la circunstancia, momento histórico de nuestro vida, nuestros intereses y trastornos.
Gabriela A. Grajeda
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