OPINIÓN CRÍTICA DE HAMLET
HAMLET EL AMBIGUO POR NECESIDAD
Shakespeare le otorga a Hamlet la gracia y la virtud de la ambigüedad con el propósito de conocer y elegir la verdad a través de las distintas interacciones con sus conocidos y familiares. Con esa pluralidad y variedad de encuentros podrá elegir su propia verdad y actuar con plena conciencia de los hechos acontecidos.
Interpretaciones, en sus diálogos, que le llevarán hacia la venganza, la culpa, el resentimiento, la incertidumbre, la confusión. Para que, con sus palabras y con aquellos con los que interactúa, defina claramente su final que puede, o no, sorprendernos como lectores ya que, esta ambigüedad, acompaña también al lector a posicionarse, a favor o en contra, de los hechos.
Shakespeare anima, con esta condición ambigua, a que Hamlet visite emociones tan dispares y, relacionadas entre sí, como con sus personajes. Con el espectro de su padre experimenta la difícil tarea de ser fiel a la verdad. Con su madre, el desprecio, la compasión, la espera. Con su tío, la sed de justicia, la venganza, la ira, la crueldad. Con Polonio, la ironía, el sarcasmo, la burla y el verdugo. Con Laertes, la compasión y la hermandad. Con Ofelia, la indiferencia, la insensibilidad, el desprecio, el amor y la tragedia. Con Rosencrantz y Guildenstern, la satisfacción del ojo por ojo. Con Horacio, la fidelidad, la honestidad, la nobleza. Y con alguien tan imprevisto en sus planes como el sepúltelo, una competencia en con propia arma, la ambigüedad.
Con todo esto Shakespeare nos pasea por un amasijo calculado de incesantes acontecimientos en los que vivimos la necesidad de alinearnos a la ambigüedad para decidir nuestra postura ante los aconteceres y sus personajes.
Maeva Ortiz Hergueta
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