EL PRESENTE TENSO EN LOS EXCLUIDOS. Y EN MEDIO DE TODO, GERANIOS.
Los excluidos, Elfriede Jelinek 1980. Editorial Penguin Random House Grupo Editorial 2016. Traducción de Carmen Vázquez De Castro.
Por Raquel Francisco Baeza.
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Los niños de la guerra. David Seymour 1948. |
Un violento suceso ocurrido en Viena, sirve a Elfriede Jelinek (Mürzzuschlag, 1946) para crear un perturbador retrato de la sociedad de posguerra austriaca y sus horrores. A mediados de los años cincuenta, Austria se perfila como acompañante del “milagro alemán”: beneficiada por el Plan Marshall, comienza su recuperación sin reconocer los errores del pasado nazi ni su condición de perdedor.
“La víctima es siempre mejor, porque es inocente. La verdad es que, en nuestros días, es todavía posible encontrar numerosos criminales inocentes. Estos se asoman amistosamente a través de ventanas ornadas de flores para saludar, llenos de recuerdos de guerra, al público. Otros ostentan altos cargos. Y en medio de todo, geranios. Todo debería quedar definitivamente perdonado y olvidado para que todo pudiera volver a empezar” (p.7).
Así pues, el escenario en el que se representa el drama de Los excluidos es el mismo que ya retrataron Elías Canetti y Thomas Bernhard: un país poblado por una sociedad podrida en sus muchas capas, y golpeada aún por el totalitarismo cuyos gobernantes maquillan para seguir avanzando.
“Alrededor de la vieja casa destartalada crece la antigua ciudad imperial, formada por mediocres casas de categoría ínfima. Gente fea, irrelevante, a veces viejos, deambulan por su interior llevando en un continuo ir y venir sus cubos y jarras a los fregaderos y váteres situados en los pasillos. (p.13).
De los cuatro protagonistas, son los gemelos Rainer y Anna Witkowski los que hilvanan el drama. Pertenecen a una familia pequeño burguesa (“como pertenecen las pepitas al melón” p.12). El padre, antes responsable de un campo de concentración y ahora portero tullido de un edificio, maneja a la familia ejerciendo la violencia física y verbal con sus hijos, y en especial con la madre (donde podemos ver también el personaje de Gerti de El dolor), con quien resuelve de manera experimental su frustrada pasión por la fotografía.
Rainer y Anna forman un equipo que nos ha recordado a Claus y Lucas (2007) de Agota Kristof. Han vivido apoyándose el uno en el otro, adquiriendo casi de manera autodidacta una elevada formación que les otorga la anhelada diferenciación de su entorno y les permite sobrevivir a su existencia.
"El agua no la acoge sino que la repele. El silbato del socorriste suela estridentemente, porque un individuo ha saltado con muy mala intención sobre un grupo de bañistas, pero estos solo se ríen. Una lisura inconcebiblemente lisa se desliza bajo las plantas de los pies de los gemelos, dejando tras de si una senda serpenteante. Es imposible encontrar un sitio donde afianzar las plantas. Y el arte, que constituye su único apoyo y sostén, alguien se lo ha llevado de aquí maliciosamente a otro lugar" (p.149).
Rainer vive para la poesía y el pensamiento, y Anna, para el piano (este personaje es el germen de La pianista), y mientras tanto, son los cabecillas de un grupo que ejerce el mal como un fin en sí mismo.
“Su hermano Rainer le recuerda que no debe pegar a la gente por un arrebato de odio, sino hacerlo sin ninguna razón aparente, como un fin en sí mismo” (p.11).
Hans Sepp, es hijo de una viuda filiada rígidamente a la ideología socialista. Mientras la madre trata de que Hans abrace la ideas por la que el padre fue asesinado en Mathausen, este es el más ignorante del grupo; representa la fuerza bruta y se preocupa únicamente por los aspectos más superficiales de la existencia, no dudando en acercarse a cualquiera que pueda proporcionarle algún tipo de ascenso social.
Sophie pertenece a la burguesía acomodada, clase a la que ninguno de los anteriores citados podría acceder y razón por la cual es envidiada y su amor, objeto de lucha. Hija de una madre hipocondríaca y un padre siempre ausente, es la que manifestará con más hondura el vacío existencial en el que se halla, siendo la portadora de la mayor de las indiferencias. Las atenciones del resto provocan en ella crueles reacciones.
Los cuatro jóvenes funcionan en un presente narrativo tenso que arrastra los restos de un pasado. Transitan entre la literatura, la música y los discursos culturales mientras se entregan a prácticas desestabilizadoras del orden institucional y jurídico. El narrador va hilvanando en una narración envolvente los espeluznantes acontecimientos de manera que Jelinek se sirve de él para mostrarnos su clara visión del mundo, presentando sin tapujos la obscenidad en el sentido más amplio del término (no sólo en su connotación sexual). Arremete contra los fundamentos patriarcales de nuestra sociedad y sugiere una conexión entre capitalismo por un lado y discriminación y agresión a la mujer por otro sin que su literatura pueda ser calificada de marxista.
"Para que también entre en juego la naturaleza, de la que uno sobresale luego como un cuerpo extraño, el grupo se va al famoso bosque de Viena, donde hay gran abundancia de naturaleza y poco más. Solo excursionistas en busca de un modus vivendi más natural; en este tiempo en que avanza la industrialización también avanzan los excursionistas. Los últimos jirones de niebla matinal remontan la pendiente cubierta de follaje y también ayudan a los jóvenes a alcanzar la cima donde se hallan un mirador y un café restaurante y donde se termina abruptamente la naturaleza, porque ahí comen tarta protegidos por una luna de cristal" (p.85).
Pero su mérito no sería literario si radicara exclusivamente en estos parámetros. Es su manera de narrar la que eleva su escritura. Jelinek practica la violencia con el lenguaje para denunciar la violencia que habitan y practican los protagonistas. Una violencia que es herencia de sus padres y de la indiferencia de la sociedad, y que es retratada con aparente frialdad a veces, y con endeble compasión otras.
"Al otro lado, el verde misterioso de los cuatro metros de aguan vertical les infunde pavor, pero no tanto como el que les produciría el poder mirarse a sí mismo por dentro. Uno disfruta de la limpieza y ese goce se refuerza todavía más por el penetrante olor a cloro que parece decir: «Extermino a todos los bacilos y gérmenes que encuentro a mi paso, pero los restos ocasionales de semen o de pis tengo que cedérselos a la depuradora. Tampoco logro penetrar dentro de la piel de los jóvenes para exterminar el odio y el asco que albergan» (p.144).
Jelinek lleva a cabo una literatura de denuncia que formalmente rompe los modelos literarios tradicionales, y diluye los límites entre los géneros. Es recurrente el uso de la intertextualidad y la dialéctica de los contrarios en modo ensayístico.
Existe un discurso polifónico que explica al lector las influencias que George Bataille, Albert Camus, o el Marqués de Sade han tenido en Rainer y Anna (p.51-63-120). Ambos hermanos articulan el discurso a través de estos autores, de quienes toman las ideas más violentas y contrapuestas a las heredadas en un intento de dar sentido a su existencia.
"No, no me quiero vengar, precisamente porque busco el absurdo como principio. Como ya decía Sade, siempre que los derechos de los seres humanos se repartan por igual —para que luego cada uno de ellos pueda vengarse de las injusticias sufridas—, no puede engrandecerse un déspota. [...] Es la ingente cantidad de leyes las que provoca los delitos” (p.120).
Por otro lado, Jelinek utiliza los dualismos poniendo ideas en sus personajes que expliquen el trasfondo real en el que se mueven porque “no ve honestidad alguna en describir con emociones el perturbador terrorismo que se esconde en nuestro presente”. Hermanos. Gemelos. Hombre y mujer. Enamorados —él de una burguesa, ella de un obrero—. La ciudad y la montaña. Víctimas y victimarios. Ejecutores y ejecutados.
"Nunca se puede llevar a casa a un amigo, porque el ambiente que ahí se respira no solo parece asqueroso sino que también lo es. Uno se avergüenza del hogar familiar. Ahora Rainer redacta otra mentira más, en forma de poema amatorio dedicado a Sophie, lo cual es una tarea sutil. El título reza Amor, y lo que sigue es igualmente pobre, porque no logra trascender sus propias limitaciones" (p.153).
"A Hans le decepciona que Rainer le desaconseje tan tajantemente proseguir su formación académica. Pero, hasta cierto punto, tiene razón, porque en muchas ocasiones los conocimientos nos hacen desgraciados y la ignorancia suele ser más indulgente" (p.120).
En las escasas entrevistas concedidas por Jelinek, dice que su manera de usar el lenguaje pertenece a la escuela crítica del Grupo de Viena (nombrando a Karl Kraus y Wittgenstein en concreto); a una tradición austriaca que trabaja analíticamente con el lenguaje para reelaborarlo en un proceso de composición, fijándose en el sonido.
“Quiero seguir trabajando en esta dirección aunque implique seguir siendo provinciana. El sonido no se puede traducir”.
Es este uso musical del lenguaje lo que dificulta un acercamiento profundo a su obra a través de una traducción. Con una amplia formación musical, los textos de Jelinek están llenos de musicalidad tanto por el sonido, como por el fraseo, convirtiendo la arquitectura global del texto en una partitura.
"Medio muda, Anna se va a tocar música de cámara para que bajo sus dedos se forme la bóveda luminosa de sonidos que rara vez llegan a juntarse en su boca" (p.191).
Nos resulta especialmente reseñable en este sentido la construcción del final de la novela. El parricidio en el último capítulo de Los excluidos es una coda en una partitura: una cadencia expandida, una repetición de la melodía principal en la obra: La respuesta a la violencia de la indiferencia es la violencia total.
Bibliografía
Powell, Larson, and Brenda Bethman. “‘One Must Have Tradition in Oneself, to Hate It Properly’: Elfriede Jelinek's Musicality.” Journal of Modern Literature, vol. 32, no. 1, 2008, pp. 163–183. JSTOR, www.jstor.org/stable/25511797.
https://www.letraslibres.com/mexico/la-mujer-en-su-estuche
https://idus.us.es/xmlui/bitstream/handle/11441/61984/ASUNCIÓN%20SAINZ%20LERCHUNDI.pdf?sequence=1&isAllowed=y
https://bibliotecas.upb.edu.co/files/SOBRE_ELFRIEDE_JELINEK_Y_LOS_EXCLUIDOS.pdf
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https://elpais.com/diario/2005/04/16/babelia/1113609012_850215.html
http://huracanesenpapel.blogspot.com/2008/10/los-excluidos-de-elfriede-jelinek.html
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http://www.annarossell.com/blog/elfriede-jelinek-pianista
http://www.redalyc.org/pdf/478/47812408017.pdf
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https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0719-32622018000200293
http://www.eslocotidiano.com/articulo/tachas-171/reflejos-incomodidad-figura-literaria-elfriede-jelinek/20160917041723032424.html
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