La Puerta de Marga Szabo

Lectura crítica





                                               La vida en contrastes



            La puerta de Marga Szabo es una historia de contrastes. De mundos distintos y distantes dentro del mismo mundo. Szabo narra, con un alto componente autobiográfico, la relación de amistad que hay entre una señora, Magda, (ella) y su empleada, Emerenc, que es realmente el personaje que empuja la narración, es la influencia de ella la que complica la historia.

            Emerenc representa una mujer dura, inflexible, extraña, un ser que provoca rechazo en algunos momentos y enternece en otros. Emerenc a través de sus comportamientos, reacciones y su historia vital, muestra la lucha de la gente en una sociedad desolada por el entorno político(recordemos que Hungría tras la segunda guerra mundial sufrió la invasión rusa con todo lo que ello significó) que hace no creer en nada, ni nadie “Los curas mienten, los doctores son ignorantes y codiciosos, los letrados cínicos, los ingenieros ladrones, y los mafiosos abundan por doquier”. Ello unido a una vida de desgracias en la que Emerenc vio morir a sus dos hermanos sin que pudiera hacer nada,  sufrió el desamor y la traición de un hombre que la abandono quitándole todo o el desapego de una hija que no ve, convierte en una mujer dura, abrupta, arisca y mordaz que encierra dentro de su alma. Que convierte su carácter frío y desafiante en una “puerta” blindada contra el resto de la humanidad.

            El título “La puerta” es, por tanto, un símbolo enorme que va más allá de la puerta física que Emerenc tiene en su casa y cuyo umbral no deja que nadie pase. Una puerta, que son muchas, que la protegen su intimidad, su alma.

            La señora y su empleada crean unos lazos que superan la palabra amistad. Su relación empieza de una manera abrupta cuando Emerenc le dice que va a pedir referencias de la familia antes de “dejarse” contratar. Parece el mundo al revés, un mundo que en lo divergente se unirá en una extraña relación de amor, amistad, síndrome de Estocolmo, sentimiento de culpabilidad, egoísmo, traición y muerte.

            La dependencia se refleja en la novela cuando Emerenc deja de trabajar con Magda y ésta tiene que rogarle que vuelva, su casa no es nada sin ella. Incluso el perro, Viola(otro gran personaje en el relato) queda sin ánimo cuando Emerenc no está.

            Emerenc es implacable con Magda “a mí me da todo o no quiero nada” y crea una síndrome en ella evidente, pero la quiere. Llega decir que es su “hija”. Esa confianza alcanza el punto máximo cuando Emerenc cae enferma y le pide(autoriza) a Magda(pero solo a ella) que entre en su secreto, allá donde nadie ha entrado, que abra “la puerta”.

            El egoísmo aparece cuando Magda deja que otros abran a patadas “la puerta” de Emerenc mientras ella está en una entrevista en televisión. Se auto excusa, pero lo cierto es que ha traicionado a Emerenc. Le ha destrozado su dignidad.

            El sentimiento de culpabilidad es el detonante del relato cuando al principio del mismo la autora dice; "es necesario que declare de una vez por todas que yo maté a Emerenc. Yo quería salvarla, no destruirla, pero eso no cambia nada"

            En torno a la puerta física y a la que no se ve (aún más cerrada) que muestra un ser insensible y hosco, Emerenc esconde la mujer que prepara comidas a los enfermos , que esconde en su casa lo mismo a un ruso que a un nazi. Oculta la humanidad y bondad que la realidad de la vida le ha hecho convertir en dureza y desapego.

            La puerta de Szabo son muchas más puertas, más contrastes que magistralmente Szabo pone en boca de Emerenc y que muestran una filosofía de vida marcada por la dureza de unas experiencias vitales y una realidad social que llevan al personaje a rozar el existencialismo y que despierta en el lector un sinfín de sentimientos encontrados.

            Frases como:” la vida se divide entre los que los que barren y los que no “ o “todos estamos solos, queramos o no, aunque compartamos la vida con otro” O también: “al que quiera irse hemos de dejar que se vaya. Quien no se deja sacar del agujero allí se queda”. “Si amamos también tenemos que saber matar o la de que  Toda relación afectiva nos hace vulnerables ante el sufrimiento, y (que) cuantos más lazos de este tipo establezcamos en la vida, más flancos débiles tenemos, se quedan rebotando en nuestra cabeza un rato y nos hacen rumiar sobre el yo, el nosotros y el resto.

            El final del libro es magistral y te deja en suspenso, casi en levitación. Lo que Emerenc escondía era detrás de la puerta era su “herencia-tesoro” compuesto por unos viejos muebles, que le había regalado una familia para la que trabajó. Muebles con dorados importantes, que para ella eran una gran herencia por su apariencia suntuosa . Una vida guardando esos muebles detrás de “la puerta” y que, cuando ven la luz, se deshacen carcomidos y queda solo el polvo.



                                                                                                           Ramón Hermosilla

Comentarios

Entradas populares