Lectura crítica
Al Faro
La liberación de Virginia Woolf
Virginia
Woolf es una de las grandes dentro de la literatura. Mujer criada en un
ambiente académico y cultural por sus padres(aunque no puedo ir a la Universidad)
le permitió tener un contacto con la literatura tradicional inglesa. Tuvo una
vida difícil marcada por acontecimientos trágicos y traumáticos en su ambiente
mas cercano. Su madre falleció cuando ella era una niña (curiosamente un cinco
de mayo , el mismo día que se publicó su libro Al Faro. Posiblemente casualidad),
también vivió la muerte de su padre de cáncer y abusos sexuales de su
hermanastro George.
Esta difícil
travesía vital unida a un problema de bipolaridad que le sumía en depresiones
importantes(y que le llevaron al suicidio), no le impidió sin embargo escribir
textos que la colocan entre los grandes renovadores de la novela moderna junto
a James Joyce o Frank Kafka.
Su libro Al
Faro es un claro ejemplo de ello . Al Faro tiene una estructura, que la misma
autora describió como una “H”, de dos capítulos digamos, sobre los
protagonistas ( la familia Ramsey) que son “La ventana” y “El faro” unidos por
una especie de puente que nos transporta de uno a otro; “El tiempo pasa”(Time
passes) en el que los personajes principales no intervienen, pero se habla
de ellos contándonos lo que les ocurre, fundamentalmente Mrs. Ramsey fallece y
su marido queda desolado. También mueren Prue y Andrew. En este capítulo “puente”
las descripciones de la transformación de la casa transmiten una sensación
espectacular de que el tiempo realmente está pasando y viene a cubrir diez años
con la primera guerra mundial de fondo cuando nos cuenta la muerte de Andrew.
Salvo el
referido segundo capítulo, en el que aparece un narrador omnisciente, la novela
está escrita bajo la forma de monólogo interior. Este recurso nos permite
conocer lo que ocurre a través de lo que los personajes piensan y, al tiempo,
permite dar al texto una carga psicológica inmensa que retrata los personajes y
su impacto en los demás de manera muy clara.
En el texto,
cuya inspiración es su propia vida, la autora recrea su familia, sus obsesiones
y sus fobias ambientando la novela en una casa de veraneo (a su vez inspirada
en la casa de campo junto al mar, Talland House en St.-Ives donde ella pasó
gran parte de sus vacaciones en su infancia y adolescencia).
En un libro sin
diálogos, cargado de metáforas, poca acción y muy intimista. Woolf nos mete
dentro de cada personaje y nos muestra a Mrs. Ramsay como eje central de toda
la familia (en clara evocación a su madre), un padre tirano y soberbio y unos
hijos sin ilusión y vidas rotas y una Lilly Briscoe que recuerda a la propia
Virginia Woolf.
Su lectura
requiere cierto esfuerzo de concentración y reposo por su composición en frases
largas unidas a una gran riqueza de vocabulario al servicio de un sinfín de
metáforas.
Es un libro
que, como nos confiesa la autora en sus memorias en Momentos de vida le sirvió para
quitarse la obsesión por su madre: “….escribo el libro muy aprisa, y cuando
estuvo escrito dejé de estar obsesionada por mi madre. Ya no oigo su voz; ya no
la veo. Creo que hice, en mi propio beneficio, lo que los psicoanalistas hacen en
beneficio de sus pacientes. Expresé una emoción sentida durante muy largo
tiempo, y muy profundamente sentida. Y, al expresarla, la expliqué, y después le
di reposo”(Woolf, Virginia. Momentos de vida. Ed. Lumen, 1980.Pág.
117-118).
Además, es
un libro que le sirve a la autora (como también nos dice en sus memorias), de reconciliación
con su padre que también le traumatizaba (“Él también me obsesionó durante años
hasta que escribí Al Faro pude sentir que mis labios se movían nuevamente; pude
discutir con él; enojarme con él; decirme a mí misma todo lo que nunca le pude
decir a él” Momentos de vida Pág. 118) . Una reconciliación que aparece al
final de la novela cuando el padre, lleva a sus hijos finalmente al faro y transmite
un cambio en la relación entre ellos durante el trayecto.
Al Faro nos mete
de lleno en la mente de Woolf en un recorrido por su vida en sentimientos y que
responde a su necesidad de “vomitar” sus obsesiones y romper ataduras espirituales
que le impedían ver a su madre y a su padre con serenidad.
Ramón Hermosilla
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