Los excluidos - Álvaro Jarillo (turno de tarde)
Los excluidos (Debolsillo, 2016)
Elfiede Jelinek
Álvaro Jarillo - Turno de tarde
En el estudio de esta novela de tesis, nuestro trabajo examina la
utilización que realiza la autora del narrador omnisciente para analizar muchos
aspectos de la sociedad del momento. En nuestro comentario, prestamos
particular atención al elemento del paso del tiempo y al concepto de arte, que
son algunos de los aspectos que conforman el hilo conductor de la novela.
El concepto de arte y su
contraposición a las nuevas tendencias de la sociedad burguesa
Esta obra de Jelinek es un ejemplo de novela de tesis, con
evidentes y reiteradas referencias a otros autores como Camus y Sartre, en la
que la voz narradora adopta un enfoque omnisciente para mostrar elementos
contradictorios y perturbadores que hacen que el lector no pueda permanecer
indiferente. La novela se desarrolla en la sociedad alemana de posguerra y la
autora aborda temas tan controvertidos como el nazismo, la violencia y el sexo.
Como escritores, resulta muy interesante la utilización que
realiza del narrador omnisciente y del recurso de los diálogos para expresar
las opiniones y reflexiones de forma que no interrumpan el normal desarrollo de
la trama. Para ello, utiliza conceptos y personajes contrapuestos como pueden
ser el arte (Rainer) y el deporte (Hans). Así, por ejemplo, el narrador
omnisciente afirma: "Rainer le explica a Hans que un obrero no debe tener
la mentalidad de un escritor. Hans le explica a Rainer que de todos modos
prefiere tener la mentalidad de un profesor de gimnasia a la de un
escritor" (p.61). Estos recursos permiten mantener el ritmo de la
narración (sin los "frenos" de las acotaciones) y enfatizar los
contrastes existentes en la sociedad que está describiendo.
La autora usa la omnisciencia para analizar la sociedad del
momento y utiliza las referencias al arte para desacreditar su relación con
otros conceptos como el capitalismo: "Estos practican el arte porque no
les aporta bienes materiales, el dinero no llega a ensuciarlos. Pero si el arte
aportara algo, gustosamente se dejarían ensuciar" (p.98). De igual forma,
utiliza los diálogos para enfatizar aquellos elementos que quiere resaltar a
través del estilo directo de los personajes: "(Rainer): [...] La locura
también se ha puesto de moda en el arte y se manifiesta en el arte de los
locos, y pronto habrá artistas que se inflijan heridas a sí mismos y esos serán
los más modernos de todos" (p.106).
A través de estas referencias al concepto del arte la autora
muestra esos contrastes de los personajes y pone de manifiesto la conciencia de
clase de cada uno. Describe una sociedad en la que los burgueses y los obreros quieren
salir de su entorno, aunque para ello tengan que recurrir a la violencia y el
sexo: "Somos monstruosos, aunque nos disfracemos de burgueses. Somos hijos
de burgueses, pero no nos conformamos con eso. Por dentro estamos carcomidos
por malas acciones, pero por fuera somos estudiantes de bachillerato"
(p.51).
En ese escenario de jóvenes frustrados y algo desorientados, sus
actitudes se presentan como una consecuencia del pasado y como una herencia de
la anterior generación. Para ello, la voz narradora acude a la figura de la
madre para marcar las diferencias entre las generaciones: "Ahí está la
madre, aporreando la máquina de escribir y criticando a los pequeñoburgueses,
que fueron los que más aclamaron a Hitler y con los que su hijo no debe tener
trato. Estos, políticamente inconscientes, saciaron su afán de lucro mezquino y
egoísta a costa de las minorías" (p.214).
El paso del tiempo y la
ausencia de futuro en la obra
La trama de la obra se desarrolla con un ritmo intenso y, desde un
punto de vista técnico, es evidente la maestría de la autora para mantener la
coherencia entre el ritmo interno y externo del texto. Las acciones que narra
atraen la atención del lector y son muy intensas, pero quedan en un segundo plano
al tratarse de una novela de tesis. Ese ritmo narrativo, que se va acelerando
mediante los diálogos incrustados cuando es necesario (incluso mediante el uso
de paréntesis que evitan las acotaciones), se sosiega cuando Jelinek quiere
marcar la herencia de las generaciones pasadas y la ausencia de futuro de los
jóvenes.
Utiliza, de nuevo, muchas referencias intertextuales a otros autores
para reafirmar su posición ("Al igual que Sartre, ha comprendido que el
pasado no existe. ", p.99) y reprueba los estigmas sociales que determinan
la ausencia de futuro de los jóvenes: "Los jóvenes compañeros que ahora
están presentes suponen un retroceso a su vida de antes; ya que pertenecen a su
misma clase social y salta a la vista que jamás podrán salir de ella; no saben
qué hacer con sus vidas" (p.161).
El constante manejo de antítesis y contradicciones en la obra
también se emplea para subrayar el contraste existente entre las aspiraciones
individuales y el devenir del resto de la sociedad (en muchas ocasiones
considerada como masa). Así, por ejemplo, Jelinek desprecia lo que la sociedad
pueda aportar al individuo ("Existe gente en cuyas casas no entra nada, y
mucho menos un milagro. Siempre que abren la puerta no entra más que el frío de
fuera", pp.24-25), muestra a un intelectual (Rainer) en pleno desarraigo
social ("Él odia la masa y por eso sobresale de ella notoriamente",
p.120) y juega con las sensaciones de los escenarios (luz y oscuridad) para
marcar las antítesis y contradicciones tan presentes en la obra ("La
claridad de la luz se contrapone a la confusión de estos jóvenes y ambas se
contrarrestan mutuamente", p.227).
En un contexto posbélico, las reflexiones de la novela interpelan
al lector sobre lo efímero de la propia existencia donde se puede dar incluso
la desaparición total (p.121) y sobre los nuevos modelos individualistas que
también dejarán pronto de existir ("Hay un ser individualista, este es el
nuevo modelo de trabajador, el trabajador moderno, que muy pronto también
dejará de ser", p.163). Gracias a estas cavilaciones, la obra funde en el
texto el peso del pasado y la ausencia de futuro de esos jóvenes que realizan
actos terroristas y dan salida a sus deseos sexuales con total desorientación.
La impresión que deja la obra en sus tesis sobre la sociedad
alemana de la época transmiten gran desasosiego, el tiempo se reduce al
presente ("Cuando a uno le roban la esperanza lo único que tiene en sus
manos es el presente, pasa a convertirse en la realidad misma y todos los demás
son comparsas", p.241) y los grandes males del pasado, como el Nazismo,
podrán volver a emerger sin que nadie pueda evitarlo: "Ahora que se han
marchado, pueden salir a la luz los nuevos nazis y también los buenos viejos,
cual florecillas en tiestos grises. Bienvenidos sean" (p.101). En suma, es
una gran novela de tesis en la que el narrador omnisciente y los diálogos
permiten un juego de contrastes que acompaña a una trama con un ritmo muy
marcado. De esta forma, la lectura se convierte en una experiencia intensa al
final de la cual, ese pequeño crisol de personajes que participa en una historia
aparentemente sencilla transmite un mensaje universal sobre los grandes temas
de la sociedad alemana de entonces que tiene plena vigencia en la época actual.
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