LOS EXCLUIDOS: UN ENSAYO NARRADO
Por Maeva Ortiz

En Los excluidosde Elfriede Jelinek —premio Nobel de Literatura 2004— se observa una arquitectura múltiple. Una novela de difícil lectura, pero también, un ensayo con un discurso en prosa con una profunda reflexión escrita sobre las secuelas que deja la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto en la sociedad austriaca, principalmente en los jóvenes adolescentes.
A lo largo de este análisis se demostrará que E. Jelinek utiliza características del ensayo literario para dotar de argumentación toda su narración.
Características del ensayo literario
Un ensayo es una obra literaria de reflexión subjetiva, pero bien informada, en la que el autor trata un tema por lo general humanístico de una manera personal y sin agotarlo, y donde muestra cierta voluntad artistica de estilo, de forma más o menos explícita, encaminada a persuadir al lector de su punto de vista sobre el asunto tratado. El autor se propone crear una obra literaria y no simplemente informativa.
Observamos como en el principio de la novela se cumple con esta premisa:
En una noche, a finales de los años cincuenta, se produce un atraco en el parque municipal de Viena. Durante dicho suceso, atacan a un paseante las siguientes personas: Rainer Maria Witkowski, su hermana gemela Anna Witkowski, Sophie Pachhofen […] y Hans Sepp. […]. Todos tienen unos diciocho años, salvo Hans Sepp, que es dos años mayor, aunque también él carece de toda madurez.
[…], Anna es la que exhibe una mayor rabia y lo demuestra al aproximarse más que ninguno al asaltado. […] Porque él es la víctima y ella la malhechora. La víctima es siempre mejor, porque es inocente. La verdad es que, en nuestros días, es todavía posible encontrar numerosos criminales inocentes. Estos se asoman amistosamente a través de ventanas ornadas de flores para saludar, llenos de recuerdos de guerra, al público. Otros ostentan altos cargos. Y en medio de todo, geranios. Todo debería quedar definitivamente perdonado y olvidado para que todo pudiera volver a empezar. (pág 7. Ed. Random House Mondadori, S.L. 2005).
El ensayo es una interpretación o explicación de un determinado tema; humanístico, filosofico, politico, social, cultural… por mencionar algunos ejemplos, desarrollado de manera libre, asistemática y con voluntad de estilo sin que sea necesario usar un aparataje documental.
El tema de la novela de Los excluidos apunta a la desintegración de las familias, a los cambios radicales en la conducta de los jóvenes. Apunta a denunciar la ceguera de los más viejos para ver esa explosión de frustraciones y de desamparo: los hermanos Rainer y Anna Witkowski, hijos de un exoficial nazi; Sophie, una niña rica aburrida de su vida privilegiada; Hans, un joven obrero desquiciado por el afán de igualarse con los muchachos ricos, quiere olvidarse de que su padre fue asesinado en un campo de concentración y de que vive con su madre costurera. Todos ellos deambulan por las calles de Viena, en busca de víctimas para desquitarse de sus propias incapacidades. Quieren un cambio, aunque no saben hacia dónde ir; quieren borrarse de sus familias. Lo único que les motiva es el odio, mejor si es sin razón. Es lo que saben hacer casi a la perfección. Y así lo expone Elfriede Jelinek, que como una reportera, libreta en mano, recorre los suburbios vieneses en busca de la debacle y de la inmundicia que dejó la guerra, para contarlas o al menos dejarlas como un testimonio desgarrador en su obra.
La rabia de Anna, que sin duda arranca del conflicto generacional, es tan grande que sería incluso capaz de romper los escaparates iluminados del esplendoroso centro comercial de Viena. En realidad querría tener todo lo que hay detrás de dichos escaparates, solo que no le alcanza el dinero de su asignación. […] Su hermano Raider le recuerda que no debe pegar a la gente por un arrebato de odio, sino hacerlo sin nunguna razón aparente, como un fin en sí mismo. […] Rainer odia a sus padres, pero al mismo tiempo los teme. Le trajeron al mundo y ahora, mientras él se dedica a la poesía, le mantienen. […] Mientras la tensión cede, los gemelos vuelven a su casa, […] una casa de alquiler cuyas escaleras mal alumbradas ascienden evitando rozar las paredes por la misieria que exhalan. […] Los niños han pasado de manera imperceptible del papel de niño al adulto que tiene obligaciones. Pero ninguno de los dos cumple con sus obligaciones. (págs. 10 a 15. Ed. Random House Mondadori, S.L. 2005).
En la actualidad, el ensayo, está definido como género literario, debido al lenguaje, muchas veces poético y cuidado, que usan los autores.
La era de los bordados para colgar en la pared acababa de empezar y pronto llegaría a su apogeo. Nada más haber adquirido lo imprescindible, el hombre empieza a pensar en lo innecesario. En lo necesario es preferible no ponerse a pensar. Cuando ya nada fluye, el encanto de la vida radica en lo superfluo. Por lo demás, lo cotidiano es gris. (pág. 24. Ed. Random House Mondadori, S.L. 2005).
El crítico Eduardo Gómez de Baqueroafirmó en 1917 que «el ensayo está en la frontera de dos reinos: el de la didáctica y el de la poesía, y hace excursiones del uno al otro». Y por su parte Eugenio d’Ors lo definió como la «poetización del saber».
Árboles de diversas especies se estremecen contra el cielo nocturno sacudidos por el viento. […] Gimen y silban como si sus vidas estuvieran en peligro, pero nadie les hace nada excepto el viento. […] La impresión que crean es íntima y artística; es la misma que quiere producir Rainer, que se encuentra a los pies de árbol maltratando la lengua alemana, […] Con violencia da golpes repetidos contra un pino porque no se acuerda de una determinada palabra, no quiere venirle a la cabeza, pero al golpear al inocente pino por quinta vez consecutiva, de pronto recuerda: es «muerte», y esto crea un ambiente lúgubre a su alrededor. […] Una de sus poesías se halla en estado de gestación, proceso que suele ser doloroso y que a veces no concluye porque el poeta se rinde antes d tiempo. Hay que tener mucha paciencia, porque la creación de un poema está ligada al dolor y, además, consume mucho tiempo, algo de lo que un artista no suele disponer, ya que, además de su poesía, tiene que hacer otras cosas que continuamente le impulsan hacia delante. (pág. 114 y 115. Ed. Random House Mondadori, S.L. 2005).
A esto, convendría añadir además, que en el ensayo existe, como ha apreciado el crítico Juan Marichal, una «voluntad de estilo», una impresión subjetiva que es también de orden formal. Con una orientación discursiva libre, es decir, puede subyacer al análisis una exhortación, una condena o un elogio.
Hoy también la madre de Hans diserta para abrirle nuevos horizontes a su hijo en vano. Como de costumbre, es una lección de historia que Hans se ha tragado ya con anterioridad. La madre abre un libro y lee sin énfasis alguno: el viernes 6 de octubre de 1950, el chelín austríaco se devaluó frente al dólar de 14 a 21,60, con lo que se demostró que el acuerdo sobre salarios y precios de este año, con su pretendida compensación de la subida de precios fue un timo y un fraude para el pueblo. […] La madre narra que muchos funcionarios socialdemócratas del sindicato han abandonado su viejo y amado partido porque, desde el punto de vista espiritual, no podían soportar la idea de un frente común con el reaccionario partido popular en contra de los obreros combatientes. Si como socialista uno es tildado de cerdo por un secretario del sindicato socialista, debe abandonar el partido. Y así, etcétera, etcétera, etcétera, la madre le aburre y sigue trabajando como si le pagaran por ello, que de hecho es lo que ocurre. Pero lo necesita. Preferiría hacer algo más interesante, pero es demasiado viaja. Porque el futuro pertenece a las fuerzas de trabajo jóvenes, al igual que el presente. (pág. 129. Ed. Random House Mondadori, S.L. 2005).
La lógica es crucial en un ensayo. El escritor puede utilizar dos tipos de razonamiento: lógica inductiva, dada la cual el escritor muestra ejemplos concretos para luego deducir de ellos las afirmaciones generales. 
Hans le da una torta a Sophie, de una de las comisuras de su boca mana un hilo de sangre. Ay. El grupo se queda parado, como una Sagrada Familia a la que le hubiesen arrancado el techo del establo mientras llueve torrencialmente. Sophie se ha quedado perpleja. Algo le está sucediendo, pero aún no sabe lo que es. […] Hans, que conoce las auténticas películas emocionantes y no aquellas que pretenden serlo y solo logran aburrir a la gente, toma a Sophie en brazos y la besa, embadurnándose con la sangre de su boca. Tiene un sabor dulce. Sophie es dulce. […] «Hay que robarle a un beso a una muchacha con toda naturalidad», dice la canción popular, y enmudece inmediatamente, asustada, porque se ha hecho realidad. Esta breve escena deja a dos satisfechos y a dos insatisfechos. En la vida siempre ocurre lo mismo, mitad y mitad, algo que establece una cierta justicia. (pág. 90. Ed. Random House Mondadori, S.L. 2005).
lógica deductiva, dada la cual el escritor muestra afirmaciones generales, las cuales documenta progresivamente por medio de ejemplos bien concretos. 
Por otro lado, la madre intenta inculcar a sus hijos humanidad; esa es la tarea materna. Pero pronto tendrá que darse por vencida porque sus hijos quieren ser inhumanos y, además, aparentarlo. Todo lo que se hace es en vano y, además, asqueroso. Sin que pueda remediarse, todo produce asco: papeles arrugados, colillas viejas tiradas en el suelo, cortezas de queso, pellejos de salchicha, manchas de café, pero, sobre todo, el corazón de la manzana y las pepitas de la naranja. Son lo peor. (pág. 30. Ed. Random House Mondadori, S.L. 2005).
En el ensayo se estructura en tres partes centralesintroducción, se presenta el tema a tratar y se menciona el objetivo. 
Los atracos que estamos planeando deben ir recubiertos de un armazón de motivaciones más sublimes. Por decirlo de alguna manera, que nos sobrepasen. Ahora mismo os lo explico, dice Rainer. Por favor, ahorrate las explicaciones, te lo pido encarecidamente; una explicación más y te juro que grito, dice Sophie. Pero os tengo que explicar el motivo por el que lo hacemos, de lo contrario, lo hacéis sin ninguna finalidad y eso no vale. Hans dice que quiere progresar en su formación. Anna le dice que par eso tiene que leer mucho. Rainer dice que no lea sino que le escuche a él. Él es el intelectual y no Hans. Si un intelectual no consigue adecuar su mundo a la ideología en la que se inspira, teniendo que recurrir (como Hans) a un sucio trabajo manual para sobrevivir, temina defendiendo un mundo falso que ya no es el suyo. Así que más te vale defender tu propio mundo, Hans. No intentes ser más de lo que en realidad eres, porque ya existe uno que es más que tú: yo mismo. (pág. 30. Ed. Random House Mondadori, S.L. 2005).
desarrollo donde el autor expone sus ideas y opiniones con respecto al tema de manera detallada 
A veces Rainer presume acerca de una pistola que supuestamente pertenece a su padre, el cual le ha dado permiso para cogerla cuando quiera; pero es otro de los muchos faroles que acostumbra a tirarse. Por otro lado, su padre le deja coger el coche a pesar de no tener carnet de conducir, cosa que es cierta porque Hans lo ha visto con sus propios ojos. Esto podría acabar mal, en muerte, en lesiones o con un castigo a Rainer. (pág. 130 y 131. Ed. Random House Mondadori, S.L. 2005).
[…] Raine dice:Anna, tenemos que hacer algo con este viejo asqueroso. Pero Anna dice que no. ¿Qué es lo que podríamos hacer?, deja a los viejos en paz y preocupémonos de nosotros mismos. Pero la va a matar. Pues que lo haga, una menos, y el otro irá a parar a la cárcel, donde se pudrirá en la más absoluta soledad. Al fin seríamos libres. Pero él tiene una pistola. Ya, ¿y qué?, si es demasiado cobarde. (pág. 134. Ed. Random House Mondadori, S.L. 2005).
conclusión, el autor expresa su aporte final en la materia y cómo se conecta su contribución con la ya enunciado.
Pero de nuevo surge la pregunta: ¿dónde está el pijama de Rainer y dónde está el señor Witkowski? Estos dos cadáveres son de mujeres. ¿Ha podido ser el padre el autor? Pero finalmente encuentran en el arcón los restos ensangrentados del padre. La masa encefálica yace a un lado, ni siquiera ha llegado a entrar en el arcón. Ahora ya solo queda resolver la cuestión del pijama, agravada por la sospecha. Cuando el inspector pregunta por centésima vez: ¿dónde está su pijama?, tiene que aparecer, señor Witkowski, Rainer finalmente confiesa: está en el maletero del coche, debajo de la rueda de repuesto y cubierto de sangre. Ahora ya lo saben todo y pueden disponer de mí. (pág. 250. Ed. Random House Mondadori, S.L. 2005).
Conclusión
En Los excluidos, Elfriede Jelinek, muestra su forma descarnada de narrar para exponer sus pensamientos sobre lo que es para ella la sociedad austriaca que, sin duda para sí misma, está dominada por la hipocresía de la clase pequeñoburguesa y que no ha consiguido superar su pasado nazi.
En esta novela utiliza una narración argumentativa para dar la vuelta a los tópicos, para mostrar las diferencias y la desigualdad en una sociedad que ha perdido los valores humanos. 
Elfriede Jelinek, con su pluma, siempre está al lado de los oprimidos narrando como arma frente al caos de una sociedad patriarcal dominadadora y supresora de los derechos de todo ser humano. 

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