Duda e incertidumbre: el estilo narrativo de Joseph Conrad en El corazón de las tinieblas




Máster Escritura: Lectura crítica
Isolda Patrón-Costas



Duda e incertidumbre: el estilo narrativo de Joseph Conrad en El corazón de las tinieblas

En El corazón de las tinieblas, durante una noche de espera forzosa al cambio de marea, anclados en el Támesis, unos marineros escuchan a su compañero Marlow, que, invisible y sentado en la popa del barco, reducido por las sombras a una pura voz, les cuenta una de sus historias. Se trata de su viaje a África central, de la visión decepcionada, asqueada e irónica del comportamiento de los agentes europeos de la compañía comercial respecto a la población indígena y del contacto con una naturaleza misteriosa y temible. Todos los esquemas morales y referencias del narrador se van desmoronando con lentitud ante la inmensidad desconocida, en la que poco a poco se sumerge. El hilo conductor de la trama es un personaje, el agente Kurtz, elevado a la categoría de mito por las tribus, que lo adoran, y por los europeos, que envidian sus logros y sus dotes y que no soportan su ardiente defensa de unos ideales civilizadores. Como telón de fondo y, en parte, protagonista, tenemos una selva omnipotente, inmemorial, gigantesca y ajena a las leyes y lo efímero del mundo de los blancos, una selva dotada de formas de comportamiento y vida que pertenecen al magma primordial y a las eras remotas de la feroz supervivencia.

En los umbrales del siglo XX, la novela moderna significa fragmentación e introspección del relato, así como el manejo subjetivo del tiempo o la diversidad de los recursos estilísticos que centran la atención en distintos puntos de vista. El corazón de las tinieblas representa, más profundamente que ninguna ficción previa, la postura de la incertidumbre y la duda y Conrad se sirve de varios elementos estilísticos para transmitir esta postura de incertidumbre.

Narración oblicua

Por una parte, está el uso de un estilo de narrativa oblicua, es decir, un narrador no mencionado que cuenta el relato como se lo ha contado a él Marlow, el protagonista principal de la novela. El primer narrador permanece anónimo y, según varios críticos, ese narrador anónimo es el propio autor. En ese sentido, Conrad es el primer narrador y narra de tal forma que, por momentos, su identidad se funde con la del segundo narrador, Marlow. La introducción del primer narrador da entrada a los temas principales que va a exponer Marlow en el resto de su narración: el papel lúgubre y sombrío de la ciudad como centro de la civilización, la naturaleza del imperialismo, la habilidad de un individuo de explorar la mente y alcanzar el fondo del subconsciente.

La historia cambia de la exploración física a la exploración mental. La exploración del Congo se convierte en la investigación del continente negro de la mente humana. La novela representa una declaración sistemática de la destrucción de la superficie visible de la vida a manos de la oscuridad y esto es así para otorgar un contexto de formación de nueva estética. Es aquí donde Conrad hace su elección entre Marlow y el narrador anónimo, entre el sueño y la oscuridad.

Una de las razones para usar a Marlow como narrador de segundo nivel la encontramos en el comentario de su amigo y escritor Ford Maddox Ford, que decía que Conrad sostenía que “las impresiones registradas fielmente comunican impresiones más verdaderas que el más fidedigno registro de los hechos”. El uso que hace Conrad de Marlow como persona que comunica unas impresiones, recuerda al método de los pintores impresionistas, quienes, como Conrad, fueron acusados de visión borrosa cuando lo que intentaron hacer fue comunicar impresiones de una forma verdadera, ya que sostenían que, sencillamente, no hay hechos objetivos que se puedan registrar.
El uso de múltiples narradores va contra la convención de la omniscencia narrativa del siglo XIX y subraya la multiplicidad de perspectivas, la imposibilidad de establecer un relato único.

Delayed Decoding o Descodificación Retardada

Para Marlow: “el significado de un episodio no se hallaba dentro, como el meollo, sino fuera, envolviendo el relato, que lo ponía de manifiesto sólo como un resplandor pone de manifiesto a la bruma, a semejanza de esos halos neblinosos que se hacen visibles en ocasiones por la iluminación espectral de la luna” (P. 130)

Esto nos lleva a un comentario hecho por Virginia Woolf unos años más tarde. Woolf escribió: “la vida no es una serie de focos dispuestos simétricamente, sino un halo luminoso, un envoltorio semi-transparente que nos rodea desde el inicio de nuestra conciencia hasta el final”

Tanto para Marlow como para Woolf, el significado no es algo organizado o concreto, sino más bien un “halo” hecho visible por los preconceptos del sujeto y, como tal, la narrativa de El corazón de las tinieblas va dirigida hacia los esfuerzos de Marlow por definir ese “halo”, por dirigir su atención hacia adentro, hacia las acciones realizadas por el sujeto para dotar al mundo de significado.

En El corazón de las tinieblas, este énfasis en la experiencia subjetiva lo encontramos en las dificultades que tiene Marlow de expresar sus percepciones de forma precisa o de realizar juicios justos. Puede llegar a ser un narrador poco fiable, en ocasiones dándole al lector información que, más tarde, resulte ser falsa. El crítico Ian Watt define esto como “delayed decoding”, que podría ser traducido como “descodificación retardada”. A través de este método de descodificación retardada, el autor da expresión a la narración directa en la misma forma en que la conciencia obtiene significado de sus percepciones. Y este significado puede ser impreciso, por ejemplo, cuando atacan el barco:

“… vi que el encargado abandonaba su ocupación súbitamente y se tumbaba en la cubierta, sin sinquiera tomarse la molestia de izar a bordo el palo. Pero seguía sujetándolo, y el palo se arrastraba en el agua. Al mismo tiempo, el fogonero, a quien también pude pude ver debajo de mí, se sentó bruscamente delante del horno y dejó caer la cabeza hacia delante. Yo estaba asombrado. En aquel instante tuve que mirar rapidísimamente al río, porque había un obstáculo en el canalizo. Palos, unos palos pequeños, volaban alrededor a montones: pasaban zumbando delante de mis narices…” (P. 199)

No será hasta unas líneas más adelante que Marlow conceptualice sus percepciones, al exclamar “¡Flechas, por Júpiter!”. Ejemplos como éste ponen de manifiesto cómo las percepciones de un sujeto están compuestas por prejuicios o preconceptos. En el párrafo anterior, por ejemplo, las frases “abandonaba su ocupación” y “sin siquiera tomarse la molestia de izar a bordo el palo” sugieren que Marlow supone que su equipo es incompetente o vago, cuando, como se desprende más tarde, están siendo atacados. Es vital para el sentido moral de Conrad revelar una y otra vez el valor de esta percepción fenomenológica y que muestre a sus lectores cómo la percepción depende normalmente de prejuicios.

Al poner tanto énfasis en las impresiones sensoriales de su narrador y, de este modo, subrayar la diferencia entre percepción y cognición o conocimiento, Conrad infirió un relativismo epistemológico que se anticipó a mucha de la literatura del siglo XX. Al ser consciente de que no hay una alternativa “realista” al impresionismo, Conrad irrumpió de lleno en la modernidad.

La novela, como hemos dicho, expresa duda, duda sobre la supremacía de los valores humanos europeos y la habilidad de esta supuesta humanidad en mantener su imaginado estatus más allá de las calles de Europa. La más clara muestra de esta duda de Conrad, la tenemos en el personaje de Kurtz. Conrad atribuye a Kurtz los ideales filantrópicos de la Civilización Europea. Y aún así, a pesar de las constantes referencias a Kurtz, durante la mayor parte de la novela éste es notable por su ausencia. Marlow reconoce “para mí él era sólo una palabra. Yo no veía a la persona en el nombre, no más de lo que vosotros podáis verlo” (P. 169). Las continuas referencias a Kurtz, junto al prolongado aplazamiento de su eventual aparición, constituye el uso más significativo de la descodificación retardada (delayed decoding). La discrepancia entre los prejuicios de Marlow sobre Kurtz y la realidad de su aparición es la base en la que subyace la ambivalencia moral de Conrad.

Este anti-clímax es la consecuencia del uso de la descodificación retardada y, una vez más, se usa la distinción entre percepción y cognición para representar el impacto de la abdicación moral de Kurtz.

Como dice Ian Watt, El corazón de las tinieblas es la expresión más directa de Conrad de sus dudas sobre los fundamentos del pensamiento y acción humanos, y su modo de narrar refleja esto.

Watt describe la descodificación retardada (delayed decoding) como el desfase entre la impresión sensorial del personaje y su comprensión de lo que le está ocurriendo.

 “el extremo de lo que parecía un largo bastón repiqueteó a su alrededor y fue a derribar una banqueta plegable… sentía mis pies tan calientes y mojados que tuve que mirar hacia abajo. El hombre había rodado sobre su espalda y me miraba fijamente; apretaba el palo con las dos manos. Era el mango de una lanza… mis zapatos estaban empapados; había un manso charco de sangre, de un rojo oscuro brillante, debajo del timón” (P. 201-202)

Conrad parece usar este rasgo estilísto de la descodificación retardada sobre todo en los momentos de mayor dramatismo de la historia, momentos en que, como lectores, más queremos saber lo que ocurre a continuación. Y en lugar de mostrárnoslo enseguida, Conrad ralentiza la narración. No sólo no se le da al lector los resultados finales de las experiencias de Marlow, sino que se le incluye en la experiencia misma, con los propios malentendidos del camino. Debido a esta inmersión, que invita a la identificación con Marlow, el lector tiene que ser consciente del hecho de que las experiencias de Marlow son mostradas por el narrador como “inconclusas”. Esto significa que no sólo se retarda la descodificación de los hechos dentro del marco de la historia, sino que parte de esa descodificación tiene que tener lugar fuera del texto, y tiene que ser hecha por el lector incluso después de concluida la historia. Conrad ve al lector como un co-creador del significado del texto, como se desprende de una de sus cartas a Cunninghame Graham: “…uno sólo escribe la mitad del libro; la otra mitad está con el lector” (Cartas de Joseph Conrad, P. 46)

Atmósfera, imágenes y lenguaje poético        

Conrad es considerado como un evocador de atmósferas, traductor de fenómenos concretos en palabras vivas. Su prosa es más o menos como una traslación a palabras de pensamientos, sensaciones y percepciones, con la mínima pérdida de intensidad.

Según Conrad, “el estilo debe aspirar a la plasticidad de una escultura, el color de una pintura, y a la mágica sugerencia de la música, que es el arte de todas las artes”

El corazón de las tinieblas emplea, principalmente, una técnica de narrativa expositiva. Nos embarcamos en el viaje a la región más oscura del continente negro junto a Marlow. Mientras Marlow explora los espacios del Continente Negro, también investiga la profundidad de su yo desconocido para descubrir qué es real. Dos viajes corren paralelos. Uno es el viaje horizontal en tiempo y espacio, más específicamente, por el río Congo y que está narrado de forma realista. Pero hay otra historia de otro viaje narrado de forma simbólica. A veces las dos narrativas –la realista y la simbólica- corren paralelas. La descripción del entorno de la selva es ampliamente simbólica y con su inimitable lenguaje poético, Conrad evoca una atmósfera de suspense, miedo, romanticismo y aprensión. El ambiente ayuda a la narración y, como en casi todas las novelas de Conrad, el mar y el río con parte importante del escenario. El mar con su inmensidad, el río con su incesante misterio, sirven de telón de fondo para el despliegue del drama humano.

La narración de Conrad empieza en el Támesis, en la Nellie. Nos da un breve prólogo con un uso sutil de imágenes y una brillante evocación atmosférica. En el Támesis “el día se acababa en una serenidad de tranquila e intensa brillantez” (P. 127). Conrad crea un escenario perfecto para la impresionante y perturbadora historia del descubrimiento de Marlow, y lo hace subrayando la calma y la serenidad del río desde el que se está contando esta historia.

El primer contacto de Marlow con los nativos en la estación de la compañía se describe con una precisión maravillosa. La primera impresión de Marlow es de horror y miseria. Son escenas poderosas y su efecto es realzado por la descripción de la fértil y agresiva actividad de los colonialistas: la voladura sin sentido del acantilado, el despropósito del enorme agujero, la deteriorada maquinaria…

El descubrimiento de Marlow de la arboleda de la muerte con la multitud de negros muriéndose se nos muestra a través del asombroso uso de imágenes de la naturaleza que hace Conrad. La escena de la miseria humana frente a la quietud del entorno, “me pareció haber penetrado en el tenebroso círculo de algún Infierno. Las cascadas de agua estaban cerca, y un ruido ininterrumpido, uniforme, rápido e impetuoso llenaba con un misterioso sonido la lúgubre quietud de la arboleda en la que no se agitaba ni un hálito ni se movía una sola hoja…” (P. 151)

La selva profunda con sus extraños misterios cobra vida con la descripción de Marlow de su caminata de dos millas hasta la estación central: “Sobre él y a su alrededor un gran silencio. Tal vez en alguna noche tranquila el temblor de tambores lejanos, apagándose, subiendo, un temblor dilatado, desmayado; un sonido sobrenatural, atractivo, sugerente y salvaje…” (P. 156). Este tipo de lenguaje evocador lleva a los lectores al corazón de un sueño o una pesadilla. Conrad mantiene una atmósfera de inquitante presagio a base de descripciones poéticas. Nunca desvela el peligro que mantiene con miedo a Marlow, sino que permanece siempre ambiguo e inquietante. Toda la atmósfera es fétida y desprende el olor de la descomposición humana.

En cuanto a la sensorialidad del estilo de Conrad, hay que resaltar que el inicio de la novela es totalmente visual para ir pasando, poco a poco, a un código mucho más sonoro con el culmen de Kurtz personificado en sólo una voz.

Simbolismo

El simbolismo es relevante para la comprensión de Marlow y, en general, para la comprensión de la historia en su totalidad. El narrador hace una descripción detallada de la forma en que Marlow se sienta y esta preocupación por la postura de Marlow, especialmente de sus extremidades, brazos y manos, nos indica que significa algo. En un primer instante se nos dice que Marlow parece “un ídolo”. En otro momento se nos retrata con la postura número siete de un “Buda”. Estos dos casos son los más elaborados: Marlow/ídolo está sentado con “la espalda recta, aspecto ascético y con sus brazos caídos, las palmas de las manos hacia fuera”; Marlow/Buda está “levantando un brazo desde el codo, palma de la mano hacia fuera” y está “sin la flor de loto”. Estas claves son importantes: la descripción de la posición de los brazos y las manos son descripciones de la iconografía clásica de los mudras de Buda, es decir, diferentes posiciones de brazos y manos que conllevan distintos significados. Tras el cambio de postura, cuando Marlow ha alzado uno de sus brazos, está sentado con un brazo hacia abajo y el otro levantado, ambas palmas hacia fuera. Ésta es una combinación clásica del Mudra Varada, que simboliza la compasión, y el Mudra Abhaya, que simboliza la falta de miedo. Es el narrador quien nos da la clave, no Marlow, que puede que sea totalmente inconsciente del significado iconográfico de su postura.

La descripción “sin la flor de loto” es importante para la valoración de Marlow por parte del lector. Aunque hubiera sido bastante extraño si Marlow llevara una flor de loto en la mano, la mención explícita de que no la lleva invita a una interpretación y, puesto que la flor de loto es el símbolo del logro de la sabiduría, la ausencia explícita de ella puede ser interpretada como una falta de sabiduría o conocimiento por parte de Marlow.

Esta falta de conocimiento, junto a la falta de conclusión de sus experiencias, hace de Marlow un personaje no del todo fiable; puede ser veraz en la interpretación de sus experiencias, pero puede que le falte comprensión en cuanto al significado de lo que está experimentando o incluso en cuanto al significado de todo el relato. En consecuencia, una sabia estrategia para el lector es estar preparado para cuestionar lo que Marlow diga.

La interpretación efectuada más arriba, nos muestra que estamos ante una historia con múltiples capas. En la superficie narra y critica las actividades coloniales europeas en África; en otro nivel critica la cultura europea y su mentalidad en general y todavía en un nivel distinto, un nivel más profundo, apunta a un conflicto fundamental entre el Hombre y la Naturaleza, entre la Civilización y lo Salvaje.

Los niveles más profundos se alcanzan muchas veces a través de lo que el crítico francés Jacques Darras llama atajos alegóricos, que no es más que el uso de imágenes simbólicas que expanden el texto y rápidamente lo abren a una comprensión más profunda. Varios de estos atajos serían, por ejemplo: la ciudad sepulcral, la arboleda de la muerte, el boceto al óleo de Kurtz, la estructura arquitectónica de las oficinas de la Compañía y sus tejedoras de lana negra, que suscitan la visión de una gran “máquina de tejer”.

El análisis de estos atajos ha llevado a importantes claves para la comprensión de El corazón de las tinieblas como un todo y para la comprensión de elementos específicos en la historia como son el significado del personaje de Kurtz y la mentira final de Marlow. Kurtz es inconscientemente una Diana hambrienta de sacrificios humanos y, en este aspecto, un símbolo de la quiebra moral de la cultura europea, caracterizada por la misma ceguera inconsciente.

Al retener información sobre la degradación de Kurtz y, en general, sobre toda la empresa colonial, Marlow se une inconscientemente a las fuerzas oscuras de la civilización corrupta. Mientras se desarrolla el tema recurrente del conflicto entre Hombre y Naturaleza, se hace cada vez más claro cuál de las dos partes es la más fuerte. En la escena final cuando Marlow conoce a Kurtz, la oscuridad de la Naturaleza está explícitamente representada como una oscuridad conquistadora, es decir, la oscuridad conquistando a la oscuridad de la Civilización.

Kurtz da su espalda a la Compañía y a la sociedad de una forma anarquista. Pero esta reacción contra la depravación institucionalizada termina en una depravación personal y en una barbarie absoluta, pues Kurtz, en su ambición por conquistar lo salvaje, se vuelve subhumano, a pesar de sus intenciones inicialmente altruistas. Es difícil determinar el significado de sus últimas palabras “¡El horror!¡El horror!”, pero pueden ser entendidas como un grito clarividente, reconociendo tanto la oscuridad del alma humana como los poderes insignificantes del hombre frente a la conquista del corazón de la Naturaleza.

Si bien Conrad no se consideraba un simbolista, escribió que “una obra de arte rara vez se limita a un significado único y no necesariamente tiende a una conclusión definitiva. Y esto es porque cuanto más se aproxima al arte, mayor carácter simbólico adquiere”. Una razón por la que El corazón de las tinieblas se considera importante en la historia del modernismo es por lo abierta que está a la interpretación: el viaje de Marlow a África para enfrentarse a la locura de Kurtz puede interpretarse como una declaración política sobre el imperialismo y la raza, una crítica de la burocracia, un viaje al centro de uno mismo, un descenso a los infiernos, etc. Ninguna de estas interpretaciones agota su significado.

Impresionismo

El uso que hace Conrad de símbolos polivalentes como las tejedoras de lana negra, la arboleda de la muerte, o el propio Kurtz, sugiere su conexión a las tendencias simbolistas, pero su “borrosa” técnica literaria le debe más al impresionismo. Según Ian Watt “la geometría abstracta de la metáfora de la nuez es simbolista porque el significado de la historia, representado por una cáscara de nuez o la neblina en torno al resplandor de la luz es mayor que su vehículo narrativo, que su nuez o su resplandor; la cualidad sensorial de la metáfora, la bruma y la neblina, es esencialmente impresionista”.

La mayor parte de la historia se cuenta desde la perspectiva de Marlow, y la mayoría de las veces parece inseguro de lo que le está ocurriendo. A través de la descodificación retardada, como hemos visto, Conrad registra primero las impresiones que un hecho ha causado en Marlow y no es hasta más tarde cuando se nos muestra cómo llega Marlow a la explicación de ese evento.
El lector se da cuenta gradualmente de lo que ha ocurrido y de este modo comparte su experiencia de perplejidad con Marlow. Una estructura parecida domina toda la narración a mayor escala, ya que Marlow da continuos saltos en la narración de su historia, superponiendo impresiones de varios momentos en su intento por dar sentido a su experiencia. El resultado es una ruptura de la continuidad temporal asociada a la novela decimonónica.

Conclusión

El corazón de las tinieblas avanza como gesto de búsqueda: búsqueda del sentido oculto, el enigma, el secreto de las cosas, viaje al ‘corazón’ como algo inescrutable, horroroso por lo incognoscible. Asistimos, junto a Marlow, a la generación de un orden a partir de algo previo que se va desintegrando, con presencia de fractales como elementos generadores de nuevas configuraciones.

Frente a un plano, digamos, sintagmático, observable a simple vista, se entrevé otra realidad que sólo aparece en lo visible en forma fragmentaria, distorsionada, a través de indicios, hiatos, vaciamientos del lenguaje, que sólo adquieren coherencia si se los reinscribe en otro nivel de análisis, elementos mínimos que sólo el observador atento logra descifrar o enmarcar dentro de una lógica de los acontecimientos más “profunda”.

Lo inestabilizador es la amenaza, la experiencia de lo inaprehensible, las tinieblas, el enigma indescifrable, oculto.

Se nos presentan, en el relato, varios “enigmas” que son resignificados para ver cómo opera la construcción de la interpretación cuando escasea algún dato.

Todos los elementos que emplea Conrad y que definen su estilo en El corazón de las tinieblas reflejan los valores de una sociedad cambiante que se aleja de la rígida moral del siglo XIX, para adentrarse en la oscuridad de la incertidumbre y la duda, en la ambigüedad del ser humano a las puertas de la modernidad.





Bibliografía

-Conrad, Joseph. El corazón de las tinieblas. Ed. Cátedra. 7ª edición. Madrid. 2016

-Dhain, Ahmad Yasir. Symbolism in Heart of Darkness. Thi Qar University, College of Education, English Dept.,Thi Qar, Iraq. 2015
-Watt, Ian. Essays on Conrad. Cambridge University Press, England. 2000.

-Watt, Ian. Impressionism and Symbolism in Heart of Darkness. Heart of Darkness: A Norton Critical Edition. 3rd ed. Ed. Robert Kimbrough. New York: Norton, 1988

Webgrafía

-Blog de Walter Ferrarotti. Viaje al corazón de las tinieblas. Recuperada el 16 de enero de 2019 https://walterferrarotti.wordpress.com/tag/el-corazon-de-las-tinieblas/

-El rincón de Casandra. Prólogo a ‘El corazón de las tinieblas’. Recuperada el 16 de enero de 2019 desde http://www.elrincondecasandra.es/prologo-a-el-corazon-de-las-tinieblas/

-Sussex Ac, UK Critical Writing. The relation between narrative style and moral judgement in Joseph Conrad’s Heart of Darkness. Recuperada el 15 de enero  de 2019 desde http://www.sussex.ac.uk/skillshub/critical_writing/pdf/English%20Lit%20-%20Heart%20of%20Darkness


-The Literature Network Forums. Heart of Darkness. Recuperada el 16 de enero de 2019 desde http://www.online-literature.com/forums/showthread.php?27521-Heart-Of-Darkness-Questions

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