La función de los personajes masculinos en una novela ¿para mujeres?
Montserrat Iglesias Berzal
Podemos
empezar esgrimiendo un argumento cuantitativo: hay más personajes masculinos
que femeninos. Sin ninguna duda, las mujeres de la historia son las
protagonistas: Sethe, su suegra, Baby Suggs, y sus hijas, Denver y Beloved (ya
sea esta última un recuerdo, un ser sobrenatural o una persona de carne y hueso).
Hay también otras mujeres con un papel secundario o episódico: la hermana de Garner,
el dueño de la plantación; la señorita Bodwin, que junto a su hermano, es una
activista contra la esclavitud; la chica blanca que ayuda a nacer a Denver; y
las vecinas negras de Sethe y Baby Suggs, sobre todo Ella. Pero estos
personajes secundarios son mucho menos relevantes y numerosos que los
masculinos. De este modo, tenemos dos hombres fundamentales para la historia,
Paul D y Stamp Paid, pero también encontramos otros diez figuras reseñables: el
marido de Sethe e hijo de Baby Suggs, Halle, quien propicia la unión de las dos
mujeres en la historia; los hijos varones de Sethe, Howard y Buglar; el resto
de esclavos de la plantación, Sixo, Paul A y Paul F; el dueño de la plantación,
Mr. Garner; el Maestro, quien llega a Sweet Home después de la muerte de
Garner; el activista Edward Bodwin; y el jefe blanco de Sethe en el
restaurante.
Ciñéndome
a los personajes de Paul D, Stamp Paid y, por su importancia argumental, Edward
Bodwin, puedo decir, además, que en el treinta y cinco por ciento de las
páginas de la novela el narrador focaliza desde la perspectiva de alguno de
estos tres personajes. En este porcentaje no tenemos en cuenta, por tanto, los
momentos en los que los hombres son fundamentales para la trama, aunque los
hechos sean narrados por o desde la perspectiva de una de las mujeres.
Aunque
mi análisis se ceñirá a ese treinta y cinco de la obra, y los personajes de
Paul D y Stamp Paid, no puedo dejar de señalar que un somero repaso al
argumento nos muestra que los hombres propician todos los puntos de inflexión
de la obra. Es Halle quien compra la libertad de su madre, Baby Suggs. Sin este
sacrificio, y sin la ayuda de Edwin Bodwin, esta no se hubiese establecido en
Cincinnati, en el hogar del 124 de Bluestone Road, lugar en el que transcurre
la acción principal. Sin la llegada del Maestro a Sweet Home, los esclavos no hubiesen
pensado en la huida, y es la reaparición del Maestro en el 124 lo que rompe la
mayor cima de felicidad y equilibrio al que habían llegado los personajes
femeninos y desencadena la tragedia. Analizándolo aún más detenidamente, Stamp
Paid es también otro desencadenante de lo ocurrido. Stamp Paid, que había
ayudado a Sethe en la última etapa de su huida, había impedido que muriese y le
había conducido hasta su destino, lleva semanas después un cesto de moras a la
casa de Baby Suggs. Ante tal regalo, la mujer decide hacer una fiesta que acaba
siendo casi un insulto para sus vecinos, por la felicidad y el orgullo que
desbordan las mujeres de la casa. Por ello, al día siguiente se niegan a avisar
con antelación de la llegada de los blancos.
Durante
los dieciocho años siguientes se impone un nuevo equilibrio: el aislamiento de
las mujeres, que comparten su existencia con un bebé fantasma. Solo la llegada
de Paul D logra expulsar al bebé fantasma, lo que provoca, a su vez, la
encarnación de Beloved. Cuando Paul D vence las artimañas de Beloved para
expulsarlo del lado de Sethe, se funda un nuevo equilibrio, que puede
reconocerse como el segundo momento de máxima felicidad de la historia, que
vuelve a quebrarse por la intervención de un hombre: Stamp Paid, quien descubre
a Paul D el pasado de Sethe. La marcha de Paul D de la casa hace necesario el
establecimiento de una nueva situación, que se degrada rápidamente debido al
poder destructor de Beloved. Aunque es cierto que Denver es quien sale de ese
círculo para buscar ayuda, es la llegada de Edward Bodwin al 124 la que
propicia involuntariamente la catarsis final y la desaparición de Beloved. Al
final del texto, el reingreso en la casa de Paul D es el que cierra la novela
con el anuncio de una nueva estabilidad.
Con
el recorrido anterior, es fácil concluir que siempre hay un hombre en cada
inflexión de la historia. Pero centrándonos en las características del corpus
elegido, este sería el cuadro resumen de las páginas de la obra en la que los
hombres tienen mayor relevancia que los rolles femeninos:
PARTE
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PÁGS
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PERSONAJE
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CONTENIDO
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Primera
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149-159
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Paul D
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Narración
muy sincopada de las experiencias del personaje desde su huida de Sweet Home:
las condiciones de los trabajos forzados a los que lo sometieron tras su
captura en Georgia, su huida, su estancia escondido con los cherokíes, su
viaje hacia el norte, el encuentro con una mujer de Delaware que lo acoge y
con la que convive varios años.
|
Primera
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160-164
|
Paul D
|
Cuenta
cómo Beloved decide expulsarlo de la vida de Sethe. Pese a que Paul D sigue
deseando y queriendo a Sethe, y cada vez más, se siente fatalmente atraído
por Beloved, por lo que se va alejando del dormitorio de la protagonista:
mecedora, habitación de Baby Suggs, despensa y, ya fuera de la casa,
fresquera. Es en esta última ubicación donde se produce el primer encuentro
sexual.
|
Primera
|
174-184
|
Paul D
|
Paul
D desea confesar a Sethe lo que le está ocurriendo, para que, de este modo, pueda
liberarse de Beloved. Como es incapaz de confesar la verdad, le pide que
tengan un hijo juntos. Al aceptar Sethe, el hombre se siente liberado y
agradecido. Al final del capítulo el narrador cambia de perspectiva, y se ve
cómo Sethe, en realidad, no quiere tener más hijos.
|
Primera
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185-186
|
Paul D
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Lo
protagoniza Beloved, que, al sentirse derrotada por Paul D y haber perdido su
ascendente sobre él, cree que todo su cuerpo se va a desarticular poco a
poco.
|
Primera
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212-217
|
Paul D
|
Se
ha alcanzado el máximo grado de felicidad en la acción, pero la conversación
entre Stamp Paid y Paul D la destroza. Le enseña el periódico en el que se
cuenta lo sucedido con Sethe y sus hijos. Aunque Paul D se niega a creer que
esa mujer es la suya (porque la boca del dibujo del periódico no es la de
ella), debe reconocer que el relato de Stamp Paid es cierto. En el capítulo Stamp
Paid también confiesa que el motivo de que los demás negros no advirtiesen de
la llegada de los jinetes fue la envidia provocada por la felicidad que
habían alcanzado las dos mujeres.
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Primera
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218-226
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Paul D
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Conversación
entre Paul D y Sethe sobre lo sucedido dieciocho años antes, que lleva a la
ruptura entre los dos personajes.
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Segunda
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229-269
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Stamp Paid, aunque va alternando su
relevancia con los personajes femeninos
|
El
narrador nos cuenta cómo Stamp Paid se siente culpable por haber revelado a
Paul D el secreto de Sethe sin haber tenido en cuenta los sentimientos de
esta ni lo que podría convenirle a Denver, por lo que decide acudir a la casa
de Sethe, donde no ha entrado hace muchos años. El capítulo, que va
alternando fragmentos focalizados por Stamp Paid con otros focalizados por
Sethe, combina también el presente y el pasado de la historia, y explica cómo
se produjo el aislamiento del hogar de la protagonista en los últimos
dieciocho años en las partes de Stamp Paid y cómo las tres mujeres inauguran
una nueva felicidad sin Paul D, que ya desde el primer momento se aprecia
tramposa. Al final del capítulo esta alternancia de pasado y futuro cambia de
protagonista: es Sethe la que recuerda cómo fue su huida de Sweet Home y Stamp
Paid el que vuelve al presente de la historia para ver por la ventana a
Denver y una presencia que no sabe qué es y de la que va a hablar con Ella.
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Segunda
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293-307
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Paul D
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Se
plasman las reflexiones de Paul D en las escaleras de la iglesia en la que ha
conseguido refugio.
|
Segunda
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308-315
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Paul D y Stamp Paid
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Conversación
entre los dos hombres en la iglesia, en la que Stamp Paid le ofrece refugio
en cualquier casa de Cincinnati y hablan sobre la presencia de Beloved en la
casa.
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Tercera
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345-350
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Edward Bodwin
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Es
protagonista absolutamente involuntario de la catarsis final. Desea recoger a
Denver de la casa para llevarla a su nuevo trabajo y, de paso, comprobar si
aún se mantienen enterrados sus tesoros de infancia en el jardín de la casa.
Sethe, absolutamente trastornada por el aislamiento, confunde a aquel blanco
con el Maestro y piensa que viene a llevarse de nuevo a sus hijos, por lo que
intenta matarlo. Esto provoca la desaparición de Beloved.
|
Tercera
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350-365
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Paul D y Stamp Paid
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Estas
páginas explican el final de la historia y el destino de cada uno de los personajes.
Se ofrecen hipótesis de la posible naturaleza de Beloved. Se aclaran más
aspectos de la vida de Paul D y, para terminar, se intuye que surgirá un
nuevo equilibrio en el que el hombre cuide a Sethe y la rescate de su
postración.
|
Los
fragmentos que acabamos de extractar cumplen diversas funciones. La más obvia
es la puramente estructural. Los momentos en los que el narrador focaliza a
través de los personajes masculinos aclaran lo que sucede o ha sucedido en la
historia. El diseño de Beloved, sin
tener una complejidad faulkneriana, no sigue las pautas de una narrativa
tradicional, pero como estos capítulos resultan mucho más convencionales,
evitan que el lector pierda detalles importantes.
El
ejemplo más obvio de lo anterior se encuentra en la segunda parte de la obra
dividida en siete capítulos: el primero, el sexto y el séptimo se narran usando
recursos tradicionales a partir de un narrador extradiegético y heterodiegético
que elige diferentes focalizaciones: Stamp Paid en el primero, Paul D en el
sexto y focalización 0 en el séptimo. Sin embargo, los capítulos intermedios,
que buscan, además, una progresiva descomposición del estilo, utilizan
narradoras homodiegéticas: Sethe, el segundo; Denver, el tercero; y Beloved, el
cuarto y el quinto. Por lo tanto, Morrison usa a sus personajes masculinos para
hacer más accesible su propuesta.
También
son los hombres los que nos sirven para ofrecer hipótesis sobre la naturaleza
de Beloved: ¿alucinación, fantasma, mujer de carne y hueso? El hecho de que
Stamp pueda ver a Beloved descarta que sea un personaje que solo exista para
los habitantes de la casa. Además, en su conversación con Ella en el capítulo
uno de la segunda parte y con Paul D en el capítulo siete al lector le quedan
claras las siguientes variables: Beloved es alguien completamente desconocida
para el pueblo, nadie la ha visto pese a que en la novela se repite varias
veces que sale a la calle para encontrarse con Sethe. No obstante, como decía
arriba, Beloved es una realidad tangible o al menos visible, lo que también se
confirmará en la catarsis final. Por ello, en esas conversaciones se habla de fundamentalmente
de dos posibilidades: que sea una mujer que vivió encerrada toda la vida y que
acababa de escapar de la influencia de su captor, o que se trate de una fuerza
demoniaca que ha ocupado una casa maldita. Esta es la que los personajes creen
más probable, por ser compatible con lo que piensa la comunidad negra sobre
Sethe, a quien ven poco menos que como una poseída. No obstante, hay una
tercera posibilidad, en mi opinión mucho más sugerente para los lectores de la
novela. Antes del intercambio de impresiones con Ella, Stamp llega a pensar que
Beloved es la encarnación de todo el dolor de una raza: “Esta vez, aunque solo descifró una palabra, creyó saber quiénes
hablaban. La gente del pescuezo roto, de la sangre cocida en la hoguera, las
chicas negras que habían perdido sus cintas” (p. 245).
Otro
servicio que prestan los personajes masculinos en Beloved es el de subrayar la denuncia contra el racismo. Es
indiscutible que cada línea de la obra clama contra la injusticia de la
esclavitud y sus consecuencias posteriores. Sin embargo, cuando se leen estas
páginas de forma aislada se es mucho más consciente de esta intención de la
autora que cuando se muestran diluidas en el conjunto del libro. Por utilizar
una metáfora poco original pero muy ilustrativa, los personajes de Morrison
serían diferentes instrumentos de una orquesta. Cuando los oyes tocando a la
vez solo atiendes a la complejidad y belleza de la pieza, pero al aislar unos
determinados instrumentos, sí que aprecias tanto su particular timbre como las
variaciones de la partitura que les ha atribuido la compositora.
Ejemplos
de esta intención de denuncia los tenemos, entre otros muchos, en el primer
capítulo de la segunda parte en la que Stamp Paid recuerda los abusos y
maltratos que se siguieron cometiendo contra los negros después de la guerra, que
parecían convertir en inútiles todos sus años dedicados a intentar salvar esclavos
huidos; o en las últimas páginas de la obra, donde, una vez más, se hace una
larga aclaración sobre la azarosa vida de Paul D como esclavo en la plantación,
como prófugo, como preso en Alfred, Georgia, como huido, como soldado de ambos
bandos en la Guerra de Secesión, como hombre libre que se esfuerza por
sobrevivir en condiciones de vida lamentables... De cada una de estas facetas
de su vida ya se ha hablado en muchos otros lugares de la obra, entonces, ¿por
qué se necesitan de nuevo tantos detalles -y al final de la novela, cuando ya
parece todo cerrado- si no es porque Morrison quiere subrayar y alzar la voz
contra todas esas calamidades?
Por
esa intención de que los personajes masculinos sirvan como cauce a su denuncia
más explícita, la autora les deja a ellos la plasmación de los contenidos con
mayor carga expositiva, en los que se intenta hacer reflexionar al lector sobre
las consecuencias devastadoras de la esclavitud, tanto antes como después de su
abolición. De este modo se explica uno de los textos más lúcidos de la segunda
parte, al final del capítulo primero, en el que narrador reproduce de manera
indirecta la siguiente reflexión sobre el origen de ese racismo:
“El día que Stamp Paid vio las dos espaldas a través
de la ventana y bajó deprisa los peldaños, creyó que el lenguaje indescifrable
que rodeaba la casa era el murmullo de los negros muertos y airados. Muy pocos
habían muerto en la cama, como Baby Suggs, y ninguno que él hubiera conocido
-ni siquiera Baby Suggs- había vivido una vida vivible. Incluida la gente de
color muy educada: los que habían ido mucho tiempo a la escuela, los doctores,
los maestros, los que escribían en los periódicos y los hombres de negocios
adelante, cargaban con el peso de toda la raza. Se necesitan dos cabezas para
eso. Los blancos creían que al margen de la educación y sus modales, debajo de
toda piel oscura había una selva. Veloces aguas innavegables, babuinos
oscilantes y chillones, serpientes dormidas, encías roas a la espera de su
dulce sangre blanca. Y en cierto sentido, pensaba Stamp Paid, tenían razón.
Cuanto más se esforzaba la gente de color por convencerlos de los buenos que
eran, de lo inteligentes y cariñosos, de lo humanos que eran, cuanto más se
esforzaban los negros en persuadir a los blancos de algo que a sus ojos estaba
fuera de toda duda, más profunda e intrincada crecía la selva en su interior.
Pero no era la selva que los negros habían llevado consigo a este lugar desde
otro (vivible). Era la selva que los blancos plantaban en ellos. Y crecía. Se
extendía. En, a través y después de la vida, se extendía hasta invadir a los
blancos que la habían plantado. Les tocaba uno a uno. Los cambiaba y alteraba.
Los volvía sanguinarios, tontos, peores aún de lo que querían ser, tan
asustados estaban de la selva que habían plantado. El babuino chillón vivía
bajo su propia piel blanca, las encías rojas eran sus encías.
Entretanto, el extendido secreto de esta nueva clase
de selva blanca permanecía oculto, silente, excepto de vez en cuando, si se oía
su mascullar en sitios como el 124” (pp. 268-269).
Los
personajes masculinos fundamentales se encargan de plasmar estos planteamientos
de la autora, que ya en la segunda mitad del siglo XX no se pueden dejar a la
voz del narrador, a no ser que el novelista quiera ser acusado de moralizador y
editorializante. Esto se enlaza con la última función que, en mi opinión, tienen
los hombres en Beloved. Menos Denver,
que se autorrescata para la vida en la tercera parte de la novela, las mujeres
de la obra acaban asumiendo una actitud o bien vengativa -Beloved-, o bien
derrotista -Baby Suggs y Sethe-. Son los dos hombres de los que estamos
hablando los que ofrecen otras opciones: Stamp Paid para Baby Suggs y Paul D
para Sethe. Como ya he señalado, los dos han sufrido y han visto cosas
terribles, sin embargo, ambos prefieren perseverar, aunque sepan que
probablemente la siguiente parada también sea una derrota. Este es el sentido
de las conversaciones de Stamp con Baby Suggs que se reproducen en el primer
capítulo de la segunda parte. En ellas intenta convencerla para que vuelva a
predicar en el claro del bosque pese a la tragedia. Stamp le reprocha que haya
perdido la fe en Dios y en la comunidad negra, aunque a la larga entiende los
motivos de su amiga:
“Ahora, mientras trataba de llegar por segunda vez al
124, se arrepintió de aquella conversación: el tono airado que adquirió, su
negativa a ver el efecto del cansancio en los tuétanos de una mujer a la que él
consideraba fuerte como una montaña. Ahora, demasiado tarde, la comprendía. El
corazón que bombeaba amor, la boca que pronunciaba la Palabra, no importaban.
Habían entrado en su patio y ella no podía aprobar ni condenar la brutal
decisión de Sethe. Cualquiera de ambas cosas la habría salvado, pero superada
por lo que ambas implicaban, se metió en la cama. Por fin los blancos habían
acabado con ella” (p.
243-244).
Como
Stamp Paid es el espejo en el que se mira Baby Suggs, Sethe lo hace con aún
mayor claridad en Paul D. El antiguo esclavo de Sweet Home entiende que cuando Sethe
decidió matar a sus cuatro hijos, solo quiso librarlos de la insoportable vida
que habían llevado ellos en la plantación. Lo comprende (pp. 222-223), pero no
es capaz de aprobarlo:
“- Tu amor es
demasiado denso -dijo, al tiempo que pensaba: esa bruja me está mirando, está
encima de mi cabeza observándome a través del techo.
-
¿Demasiado denso?
-repitió interrogadoramente Sethe, pensando en el Claro, donde las órdenes de
Baby Suggs arrancaban las vainas de los castaños. El amor es o no es. El amor
poco denso no sirve para nada.
-
Sí. No funcionó,
¿verdad? ¿O sí? -le preguntó.
-
Funcionó -afirmó
ella.
-
¿Cómo es eso? Tus
hijos se han ido y no sabes adónde. Una de tus hijas ha muerto y la otra no se
atreve a traspasar el patio. ¿Cómo dices que funcionó?
-
No están en Sweet
Home. Maestro no los tiene.
-
Tal vez estén
peor.
-
No es asunto mío
saber qué es peor. Lo mío es saber qué s lo que es y mantenerlos alejados de lo
que sé que es un espanto. Y lo hice yo.
-
Lo que hiciste
está mal, Sethe.
-
¿Tendría que haber
vuelto allá? ¿Tendría que haber llevado allá a mis hijos?
-
Podría haber
habido otra manera. Otra manera.
-
¿Cuál?
-
Tienes dos pies,
Sethe, no cuatro -dijo Paul D y en ese momento una intrincada selva, sin sendas
y personal, se interpuso entre ambos” (pp. 225-226).
Setenta
páginas después de este diálogo, y abrumado por el fracaso de su relación con
Sethe, Paul D se pregunta si es realmente un ser humano: ¿lo es sin necesidad
de que nadie le conceda tal etiqueta?, ¿lo es porque lo dijo Mr. Garner?, ¿lo
es porque ha conseguido sobrevivir a todas las dificultades?, ¿o lo ha sido
solo cuando sus aspiraciones han ido más allá de encontrar qué comer y dónde
dormir? De alguna manera, está convencido de que Sethe lleva razón y que solo
se es realmente un hombre cuando se vive como tal, pero, pese a ello, no se
deja vencer y le volvemos a encontrar repuesto al final de la obra. Es su
apuesta férrea por la vida, se presente esta como se presente, lo que salva a
Sethe en las últimas páginas:
“Lo mira. La piel de hueso de melocotón,
el pliegue entre sus ojos alertas y expectantes y lo ve… ve eso que hay en él,
una bendición que no ha convertido en el tipo de hombre capaz de entrar en una
casa y hacer llorar a las mujeres. Porque con él, en su presencia, pueden.
Llorar y decirle cosas que solo se cuentan entre sí.
(…)
- Sethe -le dice-, tú y yo tenemos más ayer que nadie.
Necesitamos alguna suerte de mañana.
Se inclina y le coge la mano. Con la
otra, le acaricia la cara.
- Tú eres lo mejor que tienes, Sethe.
Lo mejor que tienes eres tú.
Entrecruza sus dedos con los de ella.
-
¿Yo? ¿Yo?” (pp.
362-363)
En
conclusión, sería un auténtico despropósito sugerir que los personajes
masculinos son tan importantes o igual de interesantes que los femeninos en Beloved. Cuando se estudia las páginas
dedicadas a los hombres de manera aislada, se evidencia que no son estas las
que aportan la maestría del conjunto, pero sin ellas la magnitud de la obra
quedaría seriamente mermada.
Beloved es
un mundo de mujeres, pero los personajes masculinos no son negativos en la
mayor parte de las situaciones, aunque en muchos casos se les excluya en
detrimento del propio bienestar y felicidad de las protagonistas. De alguna
manera, los personajes masculinos de Morrison refutan lo que piensan sus
personajes femeninos sobre los hombres: “Sethe
lo miró fijamente, serenamente, dispuesta a aceptar, aliviar o disculpar a un
hombre ante la adversidad o con problemas. Una mirada aceptadora por
adelantado, pues no creía que ninguno de ellos -a la larga- diera la talla”
(p. 178). La novela muestra hombres buenos, que aman sinceramente, que son
débiles, sin duda, pero que luchan contra esa debilidad con todas sus fuerzas,
aunque a veces sean incapaces de vencerla o se equivoquen en el camino.
En
mi opinión, Morrison, aunque jamás condena a Sethe o a Baby Suggs, y nos ayuda
a entenderlas y a compadecerlas, no acepta la salida que toman ambas mujeres:
la muerte o la derrota. Son los personajes masculinos los destinados a
transmitir una alternativa esperanzada. Por lo tanto, siendo el retrato de las
mujeres de la novela lo que hace a Beloved
una novela extraordinaria, pues la
lleva mucho más allá de la necesaria denuncia y le hace tratar temas eternos
como la maternidad, el sentido de la vida, el amor, la muerte o la culpa, es la
presencia de los hombres y su importancia capital en la estructura y el significado
de la novela, lo que universaliza su mensaje y hace que resuene en cualquier
lector sea cual sea su condición.
[i] Para
quienes no se hayan leído la novela, incluyo un resumen de su argumento. El
libro cuenta la historia de Sethe, una esclava negra que llega a la plantación
de los Garner, Sweet Home, siendo
apenas una adolescente. Allí se casa con Halle, quien antes de la llegada de
Sethe había conseguido comprar la libertad de su madre Baby Suggs y lograr que
se estableciese como mujer libre en Cincinnati. Halle y Sethe forman una
familia, y todo parece ir razonablemente bien gracias a la forma más “amable”
de entender la esclavitud de los Garner. Hasta que Mr. Garner muere y Mrs.
Garner llama al Maestro para que la ayude a llevar la propiedad. A partir de
ese momento la vida en la plantación se convierte en un infierno, y los
esclavos deciden huir. El plan sale mal, pero Sethe consigue mandar a sus tres
hijos a Cincinnati y ella logra huir sin Halle, a pesar de que se encuentra en
las últimas semanas de embarazo. Tiene a su última hija, Denver, en el camino,
gracias a la ayuda de una chica blanca, y finalmente llega a la casa de su
suegra. Las dos mujeres y los cuatro niños viven un mes de absoluta felicidad,
hasta que Sethe ve llegar de nuevo al Maestro. Ante la posibilidad de que sus
hijos vuelvan a ser esclavos, los reúne en el granero e intenta matarlos,
aunque solo consigue arrebatar la vida a su hija mayor: Beloved. No pasa mucho
tiempo en la cárcel, pues los grupos anti-esclavistas consiguen que el caso se
vea como una aberración más de la práctica de la esclavitud, pero la propia
comunidad negra de Cincinnati aísla a las mujeres, que se mantienen durante
dieciocho años en una casa dominada por un bebé fantasma. Los hijos varones
pronto abandonan el hogar, y Baby Suggs muere años después, por lo que se
quedan solas Sethe y Denver. Esta situación cambia con la llegada de un antiguo
esclavo de Sweet Home, Paul D, quien logra que el bebé fantasma desaparezca.
Sin embargo, al poco tiempo aparece en el porche de la casa una extraña joven
llamada Beloved, que intenta acaparar la atención de Sethe, pero no lo consigue
del todo hasta que Paul D no abandona a la familia tras enterarse del asesinato
que cometió Sethe dieciocho años antes. A partir de entonces comienza un
deterioro progresivo de la vida en la casa. Denver, finalmente, sale a pedir
ayuda, lo que propicia la catarsis final: Sethe intenta matar al hombre que
realmente la salvó de la prisión al confundirlo con el Maestro y creer que
vuelve para llevarse a sus hijas. Tras la desaparición de Beloved Paul D
regresa al 124 de Bluestone Road para ayudar a Sethe a recuperar su vida.
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