LA PUERTA «A LAS CUALIDADES DE DEMÉTER»
Por Maeva Ortiz

Las cualidades de la diosa Deméter son en realidad información presente en el inconsciente colectivo, que a través de la mitología se hace visible para la humanidad cuando la transmisión oral y lo mítico impregna la vida cotidiana. 
Los atributos que la mitología confiere a la diosa se concentran en cualidades que la mujer actual puede vivir en el día a día. 
En este análisis veremos cómo los personajes de la novela La puerta, de Magda Szabó, cumplen con la proyección del arquetipo Deméter en la vida cotidiana de la mujer.

Cualidades del arquetipo Deméter en los personajes de La puerta
Representa el instinto maternal, ser madre es su función más importante y lo que da sentido a su vida.
Entendí que esas delicias, igual que el pollo tas sus incompresibles insultos de aquella primera vez, eran un mensaje por su parte, como diciendo mediante una bandeja llena de manjares que está bien, muchachos, os habéis portado bien, os merecéis un premio, como si fuéramos unos críos en edad escolar que esperan ser recompensados y ninguno de nosotros estuviera a dieta. (pág. 27. La puerta. Editorial Random House Mondadori, S.L. 2005).
Generosidad, paciencia, dedicación, protección, nutrición a los demás en todos los aspectos. Muestra excesiva preocupación por el bienestar de los suyos:
Le encanta atender a los enfermos, me la encontraba en la calle casi a diario portando ese cacharro, tapado con una servilleta, que reconocía de inmediato: eran los tradicionales «guisos de comadrona», alimentos de gran valor nutritivo que preparaba para cualquier necesitado del que hubiera tenido conocimiento gracias a los rumores de la calle. (pág. 26. La puerta. Editorial Random House Mondadori, S.L. 2005).
Deméter se puede manifestar en trabajos al servicio de los demás. Dificultad para negarse a atender a otras personas: 
«Tómelo», ordenó Emerenc. No me apetecía beber, lo único que deseaba era que me dejara en paz. «Tiene que tomarlo», repitió ella, como si estuviera hablando a una chiquilla desobediente e incapaz de razonar. Cuando vio que sin abrir siquiera la boca deposité la copita en la mesa, la agarró con tal brusquedad que parte del vino caliente se derramó dentro del escote de mi vestido. (pág. 30. La puerta. Editorial Random House Mondadori, S.L. 2005).
El arquetipo Deméter origina cierta tendencia a la depresión en caso de que se frustre su naturaleza maternal.
La reacción de Emerenc al descubrir lo que traíamos fue absolutamente inesperada: una transformación tal que nunca antes, ni en la época en que me quería con locura, con ese amor sin límites de madre frustrada, le había visto. […] Con la toalla que había ido a buscar envolvió al perrito como si se tratara de un bebé, lo estrechó en sus brazos y, susurrándole tiernamente al oído, se quedó acunándolo en el pasillo. (pág. 50 y 51. La puerta. Editorial Random House Mondadori, S.L. 2005).
En estado de desánimo o depresión, donde se activa su lado oscuro y destructivo, reacciona reteniendo lo que los demás necesitan y ella les proporciona (nutrición física, emocional, psicológica o espiritual), provocando de alguna manera la destrucción de lo creado por falta de nutrición.
La presente obra no se ha escrito para Dios, conocedor de mis entrañas, ni para las sombras, testigos de tantas horas de vigilia y de sueño; dedico este libro a los hombres. He vivido con valentía hasta ahora y espero morir así, con coraje, sin mentiras, y para ello es necesario que declare de una vez por todas que yo maté a Emerenc. Yo quería salvarla, no destruirla, pero eso no cambia nada. (pág. 11. La puerta. Editorial Random House Mondadori, S.L. 2005).
Con padres inmaduros, irresponsables o ausentes, tiende a ser la hermana mamá de sus hermanos menores. Continuando este rol hasta en edad adulta.
Mi madre, en vida de mi padre, nunca tuvo que trabajar, pasaba todo su tiempo leyendo, aunque eso duró poco, porque el pobre murió cuando yo tenía apenas tres años. […] Así las cosas, tuve que ponerme a cocinar para nuestros peones durante la cosecha del trigo, pues mi madre no daba abasto. También me tocó a mí hacerme cargo de los gemelos, […] era una niña espabilada y la ayudé como puede; con mis nueve añitos […] (pág. 36. La puerta. Editorial Random House Mondadori, S.L. 2005).
Labores domésticas. Profesiones de servicio: maestra, enfermera, puericultura, cuidadora, etc.
Me aseguró que esa señora no pegaría fuego a la casa por descuidar un cigarrillo encendido, ni tendría asuntos del corazón, y que, por supuesto, no robaría; al contrario, disfrutaba haciendo regalos a la gente cuando les tomaba cariño. Nunca se había casado y no tenía hijos. (pág. 13. La puerta. Editorial Random House Mondadori, S.L. 2005).
Ambiciones: mujer de poder.
Pero mi carrera literaria, interrumpida durante diez años debido a la censura, acababa de volver a empezar, y en esa nueva residencia me había convertido de repente en escritora profesional. […] Por ese motivo nos encontrábamos en el jardín esa anciana parca en palabras y yo, frente a frente. Era evidente que si no había alguien que se hiciera cargo de las labores de mi casa difícilmente podría publicar toda la producción literaria desarrollada durante los años de silencio impuesto, […]. (pág. 11. La puerta. Editorial Random House Mondadori, S.L. 2005).
En su mundo afectivo más cercano: dirige, controla y supervisa todo lo que ocurre. Lo que ella ambiciona es el amor de los que son importantes para ella.
En el barrio era querida por todos. Mi amiga hablaba de Emerenc con gran respeto y aprecio. Me contó también que era portera, o sea, una especie de autoridad, y que esperaba que a ella le gustara nuestro modo de vida, porque, si no, no habría forma ni dinero suficiente para convencerla de que trabajara para nosotros. (pág. 13. La puerta. Editorial Random House Mondadori, S.L. 2005).
En el marco familiar; tendencia a establecerse dentro de una especie de microsistema matriarcal en el que los hombres son como unos niños más a los que hay que atender. Ellas asumen las principales decisiones y responsabilidades dentro de su casa.
Compartimos aquella tarde unos momentos decisivos. Había que dilucidar si podríamos aceptarnos la una a la otra y llegar a un acuerdo. (pág. 12. La puerta. Editorial Random House Mondadori, S.L. 2005).
Fuera de la familia; fuertes y duraderos vínculos con otras madres. Con las cuales comparte experiencias vitales como el parto, la crianza, enfermedades de hijos, etc. También desempeña papel de madre con amigas más jóvenes con necesidad de guía o consejo. 
La vieja me lo reprochó con la mirada: ¿cómo era posible que antes de una operación con posible desenlace fatal no hubiese compartido mis temores con ella, como si se tratara de una extraña? Me lo echó en cara, no resentida sino indignada; […].(pág. 11. La puerta. Editorial Random House Mondadori, S.L. 2005).
Esta relación se puede dañar por la actitud de la mujer Deméter, porque pide a su amiga exclusividad y protagonismo en su mundo de relaciones, coartando su libertad personal.
[…] mi marido se mofaba de mí diciendo que dejara de hacerle la corte a Emerenc de una vez por todas, […] Que ella era la asistenta perfecta, y allá yo si no me bastaba con su rendimiento como tal, y que encima exigía, como a todo el mundo, que intimara como una amiga. Me costó reconocer que Emerenc había decidido deliberadamente no confraternizar con nosotros, […]. (pág. 28. La puerta. Editorial Random House Mondadori, S.L. 2005).
Relación social; se siente celosa de la relación de sus hijos con otras mujeres o envidiosas de la maternidad ajena cuando ellas no pueden tener hijos.
Con una mirada amenazadora, depositó al cachorrito en mis brazos y corrió a recoger el agua y a pelearse con la llave. Cada quince minutos volvía para echarle un vistazo al animal. (pág. 51. La puerta. Editorial Random House Mondadori, S.L. 2005).
Se siente atraídahacia los hombres que tienen afinidad hacia mujeres maternales.
En lo referente a ciertas normas, la única persona en este mundo que se asemejaba a Emerenc era mi marido, y probablemente por esa misma razón y durante mucho tiempo fueron incapaces de acercarse el uno al otro. (pág. 16. La puerta. Editorial Random House Mondadori, S.L. 2005).
Protege y cuida de su marido como si fuera otro de sus hijos.
Me hubiera gustado rechazar el plato de Emerenc, pero entonces hubiera tenido que dale explicaciones a mi marido, algo que no quería hacer bajo ningún concepto: yo lo protegía de cualquier noticia que pudiera turbar su tranquilidad, […]. (pág. 46. La puerta. Editorial Random House Mondadori, S.L. 2005).
En la vejez, se muestra activa, generosa, apreciada por los demás por su sabiduría práctica y porque ha aprendido a no establecer dependencias.
Permanecía activa durante las veinticuatro horas del día, pues a pesar de que nadie podía pisar su vivienda, la antesala, una especie de portería, se había convertido en un centro de informaciones, como si fuera una oficina de telégrafos a la que acudía todo el mundo para dar parte a Emerenc de cuanto había sucedido en el barrio, ya fueran fallecimientos, escándalos, buenas noticias o catástrofes. […] Cómo una sola persona podía vivir tantas vidas a la vez, no lo sé, pero Emerenc no paraba nunca, cuando no barría corría con un guiso de comadrona, o andaba detrás del dueño de algún animal de compañía perdido […]. (pág. 25, 27 y 28. La puerta. Editorial Random House Mondadori, S.L. 2005).

Conclusión
La escritora húngara Magda Szabó, basa su relato en la relación que mantuvo con su asistenta, Emerenc Szeredás, a lo largo de muchos años. 
A través de los encuentros y desencuentros de estas dos mujeres, la escritora Magda Szabó, se enfrenta al espejo de sí misma una y otra. 
Ambas comparten las mismas cualidades de la diosa. tozudas, posesivas, dominantes, amas y dueñas de sus propias vidas y hogares. Destinadas a ser quienes son sin querer modificar ninguno de sus hábitos. 
Ambas mujeres logran equilibrar su amistad a base de medir sus fuerzas y de ponerse limites una a la otra hasta el final de su relación. Cumpliendo, de este modo la proyección de este arquetipo en su cotidianidad hasta la muerte de una de ellas, la asistenta, Emerenc. 
La autora, consciente o no de esta proyección, llena su obra de la esencia y naturaleza de Deméter; diosa nutricia, de la vida y de la muerte.

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