La influencia del local colour y del género gótico en La puerta
La
puerta de la escritora húngara Magda Szabó (1917-2007) fue
publicada por primera vez en Hungría en 1987. En 2003, ganaría con este libro
el prix Femina étranger. Magda Szabó es una de las escritoras húngaras más
conocidas. Para entender por qué la obra aparece publicada por primera vez en
1987 es necesario conocer la Historia de su país. Hungría formaba parte de la
órbita soviética (COMECON y Pacto de Varsovia) y su política económica y social
estaría determinada por quién dirigía la URSS. En esta, se distinguen diversas
etapas: etapa estalinista (1945-1956); la desestalinización llevada a cabo por Kruschev
(1956-1964); una vuelta a las políticas de Stalin con Breznev (1964-1982); y,
por último, la Perestroika con Gorbachov.
Durante el régimen
estalinista de Hungría, de 1949 a 1956, no le fue permitido publicar. Esto lo
vierte dentro de la novela a través del personaje que lleva su propio nombre,
Magda, y ejerce su misma profesión, escritora: «[…] mi carrera literaria,
interrumpida durante diez años debido a la censura».[1] En el año 1945, Hungría es
invadida por las tropas soviéticas y favorece que el partido comunista húngaro
se convierta en partido único. Esto trajo consigo la reforma agraria que supuso
la expropiación de tierras a los propietarios para ser explotada por los
trabajadores bajo el control del Estado (régimen estalinista). Magda señalará que
Emerenc: «No entiende nada del mundo actual que la rodea, tergiversa las cosas;
una vez intenté explicarle la importancia de la reforma agraria y, para
empezar, me dio una bofetada, y luego me dijo que eso que habían hecho en el 45
le daba completamente igual, que a ella ni le habían regalado ni le habían
quitado nada, así que no hay nada más que hablar del asunto».[2] Mientras Magda ve
importante la reforma agraria llevada a cabo en el año 1945, Emerenc,
representante del pueblo en su contestación, atacará a Magda física y
verbalmente, para desmentir la mitificación del sistema estalinista que
idealiza Magda. Cabe destacar la definición que aparece en el diccionario de
símbolos de Juan Eduardo Girlot de lo que representa una puerta: «un símbolo
femenino que […] implica todo el significado del agujero, de lo que permite el
paso y es, consecuentemente contrario al muro»[3]. Este símbolo lo usa la
autora al ponérselo como título del libro para narrar la Historia de su propio
país, Hungría.
La novela puede ser
analizada en términos de lo que en la tradición norteamericana se ha denominado
local colour o literatura regional.
Es decir, cuando la historia transcurre en una pequeña comunidad y esta se
muestra al tiempo que sus cambios históricos. Además, en esta, se introducen
elementos propios del género gótico. La
puerta, ambientada en Hungría, comparte muchas de estas características
tanto con el local colour o
literatura regional: una comunidad pequeña y unida, reciente confusión política
e histórica... como con el género gótico: creación de una determinada
atmósfera narrativa, lo sugerido y lo no mostrado, el suspense… Será a través
del análisis de dos capítulos de la obra: El
cristal de Murano y Recogida de
trastos viejos en el que se muestre, en este trabajo, la influencia que
tendrá en la escritora tanto el local
colour como el género gótico.
El denominado movimiento
literario norteamericano conocido como local
colour o literatura regional es un estilo literario que se caracteriza por
la presentación de una serie de características y particularidades de una
localidad y sus habitantes. Este término fue usado para describir el tipo de
literatura que apareció desde finales de 1860 (justo después de la Guerra
Civil). Durante casi tres décadas el local
colour fue la forma más popular de la literatura norteamericana. Este
estilo despertó en el público un interés hacia distintas partes de los Estados
Unidos, al proporcionar un recuerdo nostálgico del tiempo pasado. Se preocupó
por describir los personajes de una región en particular, al concentrase
especialmente en la peculiaridades del dialecto, costumbres, folklore y paisaje
que distinguiese a una región. Por lo tanto, este movimiento intentó preservar
el estilo de vida y de la tradición regional ya que, debido a una rápida
expansión de una sociedad hegemónica, corría el peligro de desaparecer. Sin
embargo, la Historia ha relegado a la ficción que se enmarca en este movimiento
literario a un foco cargado de demasiada nostalgia, con demasiados detalles
estilísticos, carentes de mérito literario...
A pesar de esta conjetura, las técnicas de la ficción realista no dominó
completamente este movimiento. Usará convenciones tanto del gótico europeo como
del norteamericano, un oscuro romanticismo será la base de alguna ficción de
este movimiento. A través del género gótico, los escritores invocan lo extraño
y lo raro; retratan individuos alienados y aislados; exploran la ruptura y el
derrumbe de la tradición; confrontan la culpa tanto privada como pública; y,
principalmente, inician un gesto de revuelta. Al usar tales estrategias, estos
escritores pueden definir la identidad individual en contra del caos después de
la guerra en el sur en los Estados Unidos.
Una de las principales
características de la literatura regionalista es introducir elementos
históricos: «En esa época la situación del país ya se había normalizado, y el
visitante de Emerenc podría haber sido, por qué no, el mismísimo presidente de
la República Francesa sin que eso causase mayores complicaciones políticas».[4] Además de las costumbres
del lugar: «[…] compartiendo ambas un origen provinciano y conociendo las
costumbres que en ese mundo rigen sabía que despreciar una vianda se considera
una ofensa».[5]
También, hay un vínculo con la comunidad. Esta se muestra como testigo de lo
que está ocurriendo: «Sutu, Adélka y Polett, que por una fatal casualidad
pasaban por allí durante ese cuarto de hora, se dieron la vuelta nada más
vernos. Ofrecíamos un espectáculo desconcertante para cualquiera, incluso
aterrador […]». [6]
La autora usará diversos
recursos técnicos para crear lo gótico. Entre ellos está lo sugerido o lo no mostrado.
A la hora de describir la capacidad de trabajo de Emerenc se percibe algo extraordinario
en su capacidad para afrontarlo: «[…] trabajaba con un vigor inusual en una
anciana y sin escatimar esfuerzos, casi como un robot, y movía con facilidad
muebles pesadísimos, imposibles para cualquiera. Su energía y su aguante para
el trajín eran algo sobrehumano». [7] También nos cuenta que «no
se acostaba nunca ni tenía cama, pues no la necesitaba».[8] O cuando Magda comenta que
no sabía «cómo una sola persona podía vivir tantas vidas a la vez, no lo sé,
pero Emerenc no paraba nunca».[9] Además, cuenta que
Emerenc: «Tenía pánico a las tormentas»[10] y que: «Lo que más le
gustaba era hacer previsiones sobre el tiempo, pues, como ya he dicho, tenía
pánico a las tormentas».[11] Aquí se emplea el recurso
de la reiteración o repetición de un elemento para que el lector preste
atención a este ya que tendrá un peso relevante dentro de la obra. A medida que
avanza la novela, ella misma nos explica la razón ante este pánico: la muerte
de sus hermanos gemelos al impactar un relámpago contra el árbol bajo el cual se
habían refugiado. Esa tristeza en su alma debido a la tragedia acontecida
quedará en Emerenc mostrando comportamientos extraños anclados en el pasado ya
que según advierte el hijo de Józsi: «Lo que pasa es que cuando elije regalos
para ustedes, creen que son para dos niños y no para los dos adultos que son».[12]
Otro recurso para crear
lo gótico es la atmósfera. Szabó creará una atmósfera de misterio al describir
la antesala de la casa de Emerenc: «En la finca reinaba el silencio. No había
luz en ninguna ventana. Estaba oscuro y, aunque todavía no era la hora de las
brujas, comencé a percibir unos sonidos extraños: señales de la presencia de
esos seres que poblaban la vivienda de Emerenc y que de día y con más gente no
solían hacerse notar».[13] Otro ejemplo, será cuando
Magda, junto con Viola, y «bajo las sombras de la noche»[14] se dirija a: «El portón
de la finca de Emerenc»[15] que «estaba cerrado.
Toqué el timbre y me quedé aguardando a que apareciera. Aun pasada la
medianoche, había luz en la ventana de la antesala […]».[16]
Presentar un elemento
extraño, raro es otra característica del este tipo de género. Este elemento se
nos presenta a través del perro: «Viola […] ese suspiro angustioso impropio de
un animal, similar a la respiración de una persona que se ahoga por falta de
aire».[17] O cuando Magda, asombrada
ante la actitud del perro, comenta como «no dejaba de sorprenderme que Viola
entendiera todo lo que se hablaba entre nosotros».[18] También cuando Magda se
da cuenta de que: «[…] el perro […] no quería acostarse […]; noté que se había
dormido cuando empezó a roncar, igual que un hombre».[19] Además de Viola, en el
segundo capítulo, Recogida de trastos viejos, se introduce otro elemento extraño: el
de un maniquí de sastre antiguo. «Sentía por los objetos extraños una
sensibilidad parecida a la de Hoffmann y la de Hauff»[20]. La autora menciona a dos
escritores alemanes: E.T.A. Hoffmann (1776-1822) y a Wilhem Hauff (1802-1827).
Hoffmann, perteneciente al romanticismo alemán, es creador de literatura de
género fantástico. Su tesis era que los cuentos deberían ser fantásticos y
realistas a la vez. La tesis de Hoffman se cumple en la obra de Szabó. Esta le
rinde un homenaje al mencionarlo y, como Hoffmann, mezclará el realismo del local colour con elementos del género
gótico. Además, para este autor un artificio infalible era producir efectos
ominosos en el relato para dejar al lector en la incertidumbre de si la figura
que tenía ante él era una persona o un autómata. Hauff, el otro escritor alemán que, además de
escribir cuentos basados en el folclore alemán, también escribirá cuento
góticos.
Otra característica es el
suspense. El espíritu fantasmagórico de
Emerenc se percibe «[…] cuando la joven se acercó a la tumba de Emerenc se
levantó viento y comenzó a soplar con tanta fuerza que la lluvia acumulada en
las ramas le caía encima en gotas frías empapándola, y las ráfagas le impedían
encender un cirio en memoria de la muerta».[21] Otro elemento que puede aparecer en la
literatura gótica es el elemento sexual. Aquí se muestra a través de lo que hay
representado en un cuadro que es «a una joven mujer con la mirada perturbada y
perdida en las olas negras de un mar revuelto, y de fondo una mansión y una
avenida bordeada de cipreses».[22]
Más allá de enmarcar esta
novela dentro de la literatura confesional y, por consecuente, estar narrada en
primera persona, la escritora húngara introduce en La Puerta elementos que la acercan al denominado local colour o literatura regional de la
literatura norteamericana, así como al género gótico para hablarnos de una
pequeña comunidad húngara durante un periodo histórico concreto.
Bibliografía
SZABÓ, M. La Puerta. Barcelona: Debolsillo. 2009.
Webgrafía
[1] Szabó, M. La puerta. Barcelona: Editorial Debolsillo. 2018. P.11
[2] Ibíd., p.100
[3] CIRLOT, J.E. Diccionario de símbolos. Madrid: Siruela. 2018.
[4] Szabó, M. La puerta. Barcelona: Editorial Debolsillo. 2018.
[5] Ibíd., p.80
[6] Ibíd., p.80
[7] Ibíd., p.15
[8] Ibíd., p.25
[9] Ibíd., p.25
[10] Ibíd., p.16
[11] Ibíd., p.24
[12] Ibíd., p.100
[13] Ibíd., p. 70
[14] Ibíd., p. 84
[15] Ibíd., p. 84
[16] Ibíd., p. 84
[17] Ibíd., p. 71
[18] Ibíd., p. 73
[19] Ibíd., p. 86
[20] Ibíd., p. 93
[21] Ibíd., p. 82
[22] Ibíd., p. 92
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