El denso entramado de La puerta, de Magda Szabó. La estructura externa al servicio del sentido


Montserrat Iglesias Berzal

SZABÓ, Magda. La puerta. Barcelona: Debolsillo, 2018, 315 pp.

           
¿Tiene a mano un volumen de La puerta, de Magda Szabó? ¿Sí? Pues hágame el favor de levantarse y sacarlo de su estantería. Abra el libro por la página que quiera. No lea nada, solo observe la página con atención. Busque otra al azar. Haga lo mismo. Y otra. Y otra. Si ahora usted y yo pudiésemos comunicarnos y le preguntase qué es lo que ha visto, me diría seguramente (si está hecho usted un poeta) que una mancha de tinta sin respiro o (si es una persona pragmática que desea acabar pronto con el experimento) que unos párrafos eternos.
            Es poco habitual utilizar en narrativa un párrafo tan largo, así que de inmediato pensamos en posibles innovaciones técnicas: textos sin signos de puntuación, sintaxis distorsionada, reflejo del fluir de conciencia, etc. Si ha llegado a leerse la novela de esta autora húngara o ha echado un vistazo a algunas páginas (no, no le voy a pedir que lo haga si no ha sido así), se habrá dado cuenta de que no tiene ninguna de estas alteraciones. Es, en apariencia, bastante convencional o, si este adjetivo puede sonar despectivo, digamos que es una obra muy comunicativa. Es también un libro escrito con inteligencia, de lectura decididamente recomendable, así que esta elección, que la autora tenía que saber que produciría una cierta prevención en el lector medio (tampoco utilizo este término con connotaciones peyorativas) ha de tener algún desempeño importante en el texto. En este artículo intentaré demostrar que lo que deseaba Szabó con esta y con el resto de decisiones relacionadas con la elección de una determinada —y poco típica—estructura externa era apoyar la densidad de significado de la novela.
            La puerta no es una obra pesada, pero sus nudos se aprietan como los de una alfombra antigua. Los acontecimientos son muchos y están muy ceñidos al entramado del conjunto de la novela. Los personajes, sobre todo sus protagonistas, Emerenc y Magda, son vigorosos, llenos de implicaciones culturales, religiosas, sociales, históricas, políticas, artísticas…, y van mucho más allá del trazado de un carácter al uso. Los mensajes son también complejos, pues buscan mostrar el choque que en la Hungría de la segunda mitad del siglo XX (y por extensión en la Europa comunista e incluso en el mundo occidental) se produjo entre tradición y modernidad; religiosidad basada en los valores evangélicos y religión apoyada solo en el rito externo; trabajo manual y labor intelectual; implicación política y escepticismo; mundo urbano y mundo rural... Todo esto, es evidente, no cabe en una estructura liviana y un párrafo breve.
            No obstante, esta estructura va evolucionando a lo largo de los veintitrés capítulos del libro, al igual que lo hace la historia y su sentido. Por ello, en el presente trabajo me esforzaré en analizar cuatro fragmentos de la obra, elegidos tanto por su posición en la novela como por tener un carácter especialmente ilustrativo.
            Pero antes de poner la lupa frente a cuatro objetos de esta habitación que es La puerta, hablaré brevemente del aspecto que tiene el cuarto completo, es decir, de la estructura externa de la novela en general. Ya hemos dicho que consta de veintitrés capítulos, en los que se distribuyen poco más de trescientas páginas. El primero y el último son mucho más cortos que los restantes, por lo que el contenido se desarrolla, en realidad, en veintiuna partes que no tienen una extensión fija, entre seis y veintidós páginas. A su vez, el material de cada capítulo se dosifica en varios fragmentos, entre dos y seis, más o menos extensos, que suelen dividirse, finalmente, en muy pocos párrafos.
No hay otra división externa mayor a los capítulos, pero de la lectura se puede establecer una división interna en dos bloques: una primera parte que ocupa dos tercios de la novela y catorce capítulos, en la que se relata la vida de Emerenc antes de caer enferma; y una segunda parte, desde el capítulo «El rescate» hasta el último, nueve en total, en la que se cuenta la enfermedad de la asistenta, la «traición» de su empleadora-casi-hija Magda, la muerte de la anciana y el cierre de todas las historias secundarias. Existen dos marcadores que muestran que se ha producido ese cambio: una aceleración evidente del ritmo de la historia y el paso a un segundo plano de uno de los personajes del libro, el perro Viola. El perro, que tiene un protagonismo en la novela muy poco habitual en una narración realista, pierde su importancia cuando la conexión entre Magda y su criada se rompe. Basándome en esa estructura interna he seleccionado los capítulos: el tercero, casi al comienzo de la obra; el noveno, que supone el centro de la primera parte; el decimocuarto, que clausura esta primera parte; y el vigésimo primero, ya casi en la conclusión de la novela. En cada capítulo plantearé la distribución en fragmentos, la división de estos en párrafos y el ritmo del fraseo en algunos párrafos significativos.
Veamos cada uno de ellos con cierta atención:
«Hermanos en Cristo» (pp. 27-40): Consta de trece páginas y media divididas en tres fragmentos.
-          El primer fragmento (tres párrafos en dos páginas y media) cuenta la llegada de Magda a casa después de que su marido ha sido intervenido de una grave operación y las recriminaciones de Emerenc por no haber sido informada (primer párrafo); sigue con el regreso de Emerenc a la casa con una copa de vino caliente y con la descripción de la copa (segundo párrafo); por último, se ve cómo la asistenta obliga a su ama a beberse el vino y los efectos que causa en Magda (tercer párrafo).
-          El segundo fragmento (cinco párrafos en cuatro páginas) explica el rechazo que Emerenc siente hacia la religión (primer párrafo); describe la casa de Emerenc en su infancia (segundo párrafo); cuenta la anécdota del vestido de fiesta, que fue el origen de su ateísmo (tercer párrafo); hace un repaso de los primeros encontronazos por cuestiones religiosas con la narradora (cuarto párrafo); y detalla las teorías de Emerenc sobre la figura de Jesús (quinto párrafo).
-          En el tercer fragmento (dos párrafos en siete páginas) Emerenc se dispone a contar la historia de su infancia (primer párrafo, bastante corto) y la narra en el segundo párrafo (de seis páginas y media). Es este segundo párrafo el primero utilizaré para analizar el fraseo (pp. 34-40).
La anterior descripción apunta varios aspectos fundamentales de la manera que tiene Szabó de concebir la estructura externa de la novela. En primer lugar, descubrimos que entiende el párrafo como una unidad narrativa completa más que como una unidad de sentido. Además, esta elección del párrafo largo ayuda a distribuir temporalmente el relato sin que resulte confuso. Si el lector vuelve a leerse con atención el esquema precedente, se dará cuenta de los importantes saltos temporales que se producen en el texto. Podría parecer algo secundario, pero el hecho de aislar cada unidad temporal en párrafos distintos permite, entre otros recursos, aclarar el orden de la acción.
Szabó solo recurre a párrafos más cortos cuando desea destacar un aspecto por su relevancia en la historia o en el sentido. En este primer fragmento es lo que sucede con la referencia a la copa de vino, un objeto antiguo y valioso, que utiliza como metáfora del comienzo de la auténtica intimidad entre las dos mujeres.
Otro aspecto que justifica este tipo de estructura densa es el peso del elemento reflexivo frente al narrativo, que, como se verá, en otros capítulos es aún mayor. La autora no disimula las extensas digresiones, al revés, al aislarlas, las está subrayando aún más, pero también procura combinarlas y justificarlas con otros momentos más episódicos: es el caso de la anécdota del vestido de fiesta entre los dos fragmentos con reflexiones religiosas. El incidente del vestido ilustra las ideas más abstractas del párrafo anterior y siguiente.
Aunque, quizás, lo que más ayuda a que estos elementos no suenen extraños es la capacidad de la narradora para que toda su historia sugiera un cierto grado de abstracción. En el fragmento de este capítulo que he seleccionado para abordar el uso del fraseo, Emerenc hace un relato de su infancia digno de un cuento tradicional: la mujer desvalida, con su hermoso cabello rubio arrastrándose por el suelo, que actúa como una princesa a la espera de su príncipe; el padre autoritario que parece también un rey que cuida y quiere casar adecuadamente a su princesa; el soldado que va a la guerra y no vuelve; los pequeños gemelos rubios; la tormenta apocalíptica; los niños carbonizados como castigo a una transgresión; la caída al pozo… Hay algo pretendidamente irreal y, por lo tanto, abstracto también en todo lo episódico. Y la forma en la que se expone vuelve a incidir en esta intención, pues presenta el acto comunicativo de Emerenc de la manera más artificiosa posible: el personaje habla sin descanso durante seis páginas, en un único párrafo y sin ninguna intervención de su interlocutor (más allá de las apelaciones que Emerenc hace a Magda durante todo su relato). Aunque esto rompe todas las reglas que exigen naturalidad en la reproducción del discurso de los personajes, el extrañamiento producido por la forma vuelve a ser compatible con el contenido.
Pero, por adecuado que sea para el sentido de la novela, ¿qué fraseo es capaz de sustentar un párrafo de seis páginas y media sin que el resultado sea prosódicamente imposible? Para el estudio de este primer texto y de los tres siguientes, he considerado corta una oración menor a dos líneas, mediana una oración entre dos y cuatro líneas y larga la que tuviera más de cuatro líneas[i]. Siguiendo este criterio para las ochenta y cuatro oraciones de las primeras doscientas veintiocho líneas analizadas, ha surgido la siguiente pauta:
1 larga – 4 medianas – 1 corta – 7 medianas – 1 corta – 2 largas – 1 corta – 3 medianas – 1 larga – 5 cortas – 1 larga – 1 corta – 1 mediana – 2 cortas – 1 larga – 1 mediana – 1 larga – 1 mediana – 1 corta – 5 medianas – 1 corta – 1 mediana – 1 larga – 1 mediana – 1 corta – 1 mediana – 1 larga – 1 mediana – 1 larga – 2 cortas – 1 larga – 2 medianas – 3 cortas – 1 mediana – 5 cortas – 4 medianas – 1 corta – 1 larga – 5 cortas – 1 mediana – 1 corta – 1 mediana – 1 corta – 1 mediana – 1 larga – 2 medianas – 1 corta.
La respuesta está clara. El recurso del párrafo largo es soportable gracias a la variedad en el fraseo. Lo que permite que el conjunto sea melódico es la alternancia necesariamente consciente entre oraciones largas, medianas y cortas. De esta manera, se permite que la respiración del lector cambie como lo hace la extensión de la frase.
«La política» (pp. 125-138): Casi catorce páginas en dos fragmentos.
-          El primer fragmento (cuatro párrafos en casi ocho páginas) detalla las opiniones políticas de la asistenta. El primer párrafo se centra en la idea que tiene Emerenc del trabajo intelectual y los tres siguientes hablan sobre sus opiniones políticas. Analizaré el segundo y el tercero con detalle (pp. 128-132).
-          El segundo fragmento (cinco párrafos en seis páginas) continúa desbrozando sus planteamientos políticos. Da su opinión sobre personalidades que han ejercido el poder (primer párrafo) y resulta realmente llamativo que se mencionen figuras históricas tan concretas y cercanas al momento en el que hablan los personajes; en el segundo párrafo explica a qué personas tuvo Emerenc escondidas en su sótano porque las perseguían por motivos políticos; y en los tres últimos párrafos (dos de ellos son breves intervenciones de diálogo) la narradora aporta sus propias reflexiones sobre las que cree absurdas ideas políticas de Emerenc.
En esta parte de la obra el componente reflexivo es aún más abultado que en el capítulo tercero, por lo que el párrafo crece, así como la extensión media de la oración y el número de oraciones largas. ¿Qué recurso formal, tanto en este capítulo como en toda esta parte central de la novela, utiliza la autora para hacer interesante una tendencia casi ensayística? Szabó presenta a las dos protagonistas discutiendo, con una profusa aparición del estilo indirecto libre. La tensión se consigue gracias a que las opiniones de las protagonistas son diametralmente opuestas y también contrarias a las que cada una de ellas debería mantener por su clase social: Emerenc, que es la mujer del pueblo, rechaza las propuestas comunistas que la benefician y Magda, que es la intelectual silenciada por el régimen, las apoya. Y si la conversación de las dos protagonistas se agota, se introducen en escena otros personajes de relleno como los educadores ideológicos. Como en el capítulo que analicé más arriba, también se incluyen anécdotas que ilustran las opiniones de Emerenc: por ejemplo, su indiferencia ideológica le llevó a esconder en un mismo sótano y al mismo tiempo a un soldado comunista y otro nazi, así como a otros perseguidos por cuestiones políticas.
En todo caso, la «partitura oracional» muestra una cierta ralentización del ritmo coincidiendo con el tono más expositivo de este momento de la novela. No obstante, sigue habiendo la misma vocación de variedad (además, la circunstancia de que en cada momento del libro se adopte un ritmo distinto garantiza esa deseable variedad). El esquema del segundo fragmento elegido es el que sigue (indico con tres barras el cambio de párrafo en el texto):
1 corta – 1 mediana – 2 largas – 1 mediana – 1 larga – 1 corta – 1 larga – 2 medianas – 2 largas /// 1 mediana – 1 corta – 2 largas – 2 medianas – 2 largas – 1 mediana – 3 largas – 2 cortas – 1 larga – 9 cortas – 2 medianas.  

«Sorpresa de Navidad» (pp. 199-207): Casi nueve páginas en cinco fragmentos.
-          El primer fragmento (un párrafo de menos de una página) muestra algunos recuerdos sobre Viola (es a partir de este capítulo cuando el perro pierde importancia en la novela).
-          El segundo fragmento (dos párrafos en una página) aborda la opinión de Emerenc sobre la forma de amar de la narradora, el primer párrafo en estilo indirecto y el segundo en directo.
-          En el tercer fragmento (cuatro párrafos en dos páginas y media) trata la opinión de la narradora sobre la manera de querer de Emerenc con una analogía con amistades del cuerpo diplomático de la narradora y su marido (primer párrafo); en los dos párrafos siguientes se indica que al único miembro de la familia que la criada amaba apasionadamente era al perro, aunque lo tratase con brutalidad; y solo se tiene armonía en la casa (último párrafo) cuando Emerenc ve que el matrimonio pasa por dificultades de salud o políticas.
-          En el cuarto fragmento (dos párrafos en página y media) Magda se queja de que su asistenta no asumiera el roll materno (primer párrafo), pero en el segundo párrafo se ofrece el testimonio de un vecino que le explica a la narradora que, en realidad, Emerenc hablaba de ella como lo hubiese hecho una madre.
-          El quinto fragmento (tres párrafos en tres páginas) cuenta lo que sucedió cuando Magda regaló a su asistenta un televisor un día de Navidad. Se lo habían comprado en Alemania mientras acudían a la Feria de Frankfurt (primer párrafo); la  narradora observa cómo Emerenc sale a barrer en lugar de quedarse viendo la televisión (segundo párrafo); se da cuenta de que lo único que desea Emerenc es alguien que comparta su tarea, pero Magda no es capaz de esa demostración de amor (tercer párrafo). Es el tercer texto que se va a analizar con detalle su fraseo (pp. 205-207).
Es, además, el texto que más nos interesa de este capítulo, ya que nos encontramos ante un momento intermedio. La peripecia que se cuenta no es una mera demostración del contenido más intelectual del resto del capítulo (aunque también lo es, pues demuestra que, pese a las quejas del ama, quien de verdad amaba y demostraba su amor era la sirvienta), sino que ya nos encontramos con una secuencia narrativa más convencional. Nos aproximamos al desenlace y, entre otros elementos, el párrafo se hace más breve, pues pierde relevancia el andamiaje simbólico, emocional e ideológico. Lo más importante ya no es hablar de política, de arte, de religión, de historia, de las necesidades afectivas del ser humano, ahora el lector tiene que saber por qué Magda se sigue sintiendo culpable a pesar de los años transcurridos desde la muerte de Emerenc.
Se reducen los párrafos, pero aún no lo hacen las oraciones (o muy poco: la media del primer fragmento analizado era de 2,7, la del segundo 3,25 y la del presente texto 2,94), que siguen siendo algo más extensas que en un texto narrativo estándar, pues el componente reflexivo sigue siendo alto. No obstante, el número de períodos cortos crece como se puede ver en el esquema:
1 corta – 1 larga – 3 cortas – 1 larga – 3 medianas – 1 larga – 4 medianas – 1 corta – 1 larga – 2 medianas – 2 cortas – 1 larga – 2 cortas /// 3 cortas – 1 mediana – 1 corta – 2 largas – 1 corta – 1 mediana – 1 larga – 1 mediana – 1 larga.

«La herencia» (pp. 298-308): Diez páginas en cinco fragmentos.
-          En el primer fragmento (un solo párrafo en página y media) explica los preparativos para el sepelio de Emerenc.
-          En el segundo fragmento (dos párrafos en página y media) se cuenta la reacción de Viola a la muerte de Emerenc (primer párrafo) y la visita al ayuntamiento de los herederos de la asistenta (segundo párrafo)
-          El tercer fragmento (dos párrafos en página y media) reproduce la conversación con el sacerdote (primer párrafo) y narra el entierro (segundo párrafo).
-          El cuarto fragmento (tres párrafos en una página y media) se desarrollan los actos de los personajes nada más acabar el entierro.
-          El quinto fragmento (diez párrafos en tres páginas) muestra cómo la narradora entra con el coronel a la habitación que ha heredado de su asistenta y cómo los muebles de esta se desintegran nada más entrar. Es el último texto que voy a analizar (pp. 305-308).
Este capítulo se asemeja casi totalmente a una estructura externa habitual de un texto narrativo: párrafos más limitados en número de líneas y un componente discursivo menor (pese a la conversación con el sacerdote del tercer fragmento). El desmoronamiento de los lujosos muebles de la habitación se ha interpretado como la imposibilidad de mantener el legado de la vieja e imperial Hungría representada Emerenc, sin embargo, a pesar del carácter simbólico del texto, las únicas pausas que propone el fragmento son las que desarrollan descripciones. Las oraciones largas se limitan y se multiplican las cortas, por lo que el ritmo de la prosa es más rápido. No obstante, se mantiene la premisa de la variedad en el fraseo:
1 mediana – 1 corta – 1 mediana – 5 cortas/// 3 cortas – 2 medianas – 4 cortas/// 1 corta – 2 medianas – 1 corta – 1 larga – 1 mediana – 1 larga – 1 mediana – 1 corta – 1 mediana – 1 corta/// 5 cortas/// 5 medianas/// 7 cortas/// 1 corta – 1 larga – 1 corta – 1 larga/// 5 cortas/// 6 cortas – 1 mediana – 1 corta.
En definitiva, la estructura externa vuelve a adaptarse a las necesidades de sentido de la novela. Ahora el libro busca cerrar las tramas y lo hace sin demorarse, sin entorpecer el proceso con interrupciones innecesarias.

He dejado para el final el último punto importante de la estructura externa: las características de la oración corta, mediana y larga. Szabó tiende a repetir la misma idea utilizando los tres tipos de oraciones en un interesante juego de reiteración, pero, pese a ello, cada una de estas estructuras parece tener su propia funcionalidad y características:
La oración breve se emplea en el diálogo directo (p. 131 o p. 305), a pesar de que a Szabó le importa poco la naturalidad de este tipo de discurso; pero sobre todo su papel se centra en realizar cambios de ritmo y de tema, destacar la idea principal («Era demasiado débil y joven», p. 36; «El Dios de Emerenc, de algún modo, me había arrojado a la cara el obsequio», p. 206) y ofrecer una conclusión a lo planteado previamente («Cuando llegué desfallecida, todo estaba envuelto en humo, y ellos dos, muertos», p. 37 o todas las oraciones cortas del final del capítulo veintiuno). Tanto es así, que si unimos las oraciones cortas de las páginas 38 y 39 hacemos un texto casi con sentido completo y en el que se pueden entender los datos fundamentales del fragmento sin necesidad de leerlo de manera completa:
Después de esto no le sorprenderá, ¿verdad?, si le digo que mi madre se arrojó al pozo del abrevadero (…) Vi cómo se tiró al pozo. Pero yo, incapaz de moverme, quedé postrada junto al árbol y los cadáveres (…) ¿Que por qué lo habría hecho? ¿Por qué? Porque, aborrecida de todo, hastiada hasta el límite, ya no podía más (…) Seguí inmóvil y con la mirada perdida. Así tontamente pasó un rato hasta que empecé a caminar con paso lento y vacilante. ¿Adónde ir? A mi casa no tenía sentido, estaría vacía. Me dispuse, pues, a esperar en la carretera (…) Los dos féretros estaban abiertos, el de mi madre y el de los gemelos (…) No pude llorar, ¿por quién iba a llorar? Todo aquello me había desbordado, resultó demasiado, demasiado para mi pequeño ser. ¿Sabe para qué estoy ahorrando ahora? Para el mausoleo familiar (…)
Aunque buena parte de estas oraciones breves sean oraciones simples, hay un alto número de subordinadas, sobre todo temporales.
En cuanto a la oración mediana, se utiliza en la mayoría de los casos para el desarrollo de la acción, pero ligeramente ralentizado por la presencia de aposiciones y de estructuras explicativas o enumeraciones:
Quería rozar con la mano las figuras de porcelana, o mirar qué escondía el cajón de la mesa del tocador —si es que ocultaba algo en su interior—, y por eso hice caso omiso de su advertencia. Tiré del cajón para abrirlo, pero no cedía; lo intenté otra vez, con cuidado, procurando moverlo con la misma pericia con que lo hicieran los antiguos dueños. Sin embargo, ocurrió algo muy distinto: a mi alrededor el mundo se convirtió en una visión kafkiana, en una película de terror. La mesa del tocador empezó a desmoronarse, no bruscamente, sino a cámara lenta, como si se derritiera poco a poco, sus restos acumulándose en el suelo en un montón de serrín. No se salvó nada: las figuras de porcelana, el reloj, el marco del espejo, el cajón, todo, hasta las patas de la mesa, se convirtieron en polvo y quedaron reducidos a cenizas de tonos dorados (p. 307).
En la oración de aliento medio se hace patente una mayor tendencia a la subordinación que a la coordinación, que culminará en la oración larga. Es aquí donde encontramos sobre todo sustantivas, temporales y causales, aunque, por las propias características del contenido de la novela, suelen aparecer concesivas y condicionales. Para evitar el prosaísmo que aportan los nexos de este tipo de construcciones, a veces se busca la yuxtaposición (p. 34), pero lo más frecuente es encontrar los nexos de manera explícita

Si su ser no estuviera hecho de una fibra infinitamente más sensible que la mía, incluso podría haberme devuelto el aparato y preguntarme si, al menos por una vez, podría sustituirla en la calle los días de nieve o en el patio de las coladas, porque, si no, cuando llegara arrastrándose después de cada jornada hasta su laversit para echarse medio muerta de cansancio, la programación de la Televisión Regional de Budapest ya habría finalizado hacía tiempo y ella solo podría disfrutar de su caja tonta apagada (p. 207).
La oración larga se usa para los fragmentos más relacionados con el contenido expositivo y descriptivo, pero cuando se utiliza de una manera más original es en la reproducción del discurso en estilo indirecto. Son las construcciones más extensas, pero divididas en subordinadas sustantivas breves que forman estructuras paralelísticas con un ritmo bien sostenido:
Cuando me sacaron de la escuela, el señor maestro protestó a viva voz diciendo que era una pena y un error irreparable, a lo que mi padrastro repuso que eso de meter la nariz en los asuntos familiares de los demás era una bajeza y que, por muy profesor que fuera, si continuaba hostigando a la niña le rompería la cara; que él, después de casarse con una viuda y encargarse de sus cuatro hijos, vivía con la amenaza de ser llamado a la guerra en cualquier momento, que su mujer sola no iba a poder sacar adelante a toda la familia y que, aunque le dolía muchísimo obligarme a trabajar, no le quedaba otro remedio: no se conseguían varones jornaleros ni para el taller ni para la labranza, mientras, eso sí, se le seguía exigiendo cumplir con la contribución obligatoria de parte de la cosecha, aun cuando las tierras apenas daban para abastecer de pasto a las bestias (p. 35).

En este artículo he querido desarrollar la idea de que en un proyecto literario no solo son importantes para transmitir el mensaje las que se consideran grandes decisiones artísticas: qué sucederá en la historia, quién va a ser el narrador y cuál será su punto de vista, cómo se dibujará a los personajes, qué metáforas, símbolos y campos semánticos se utilizarán, cuál será el tono, cómo será el registro, el resultado será tradicional o innovador, habrá que apoyarse en algún género, en varios o en ninguno. También son relevantes otros aspectos que, casi nadie menciona en un primer momento, pero que pueden comprometer el conjunto si sobre ellos se toman malas decisiones: la distribución del material en partes, en capítulos y en fragmentos, la estructura básica del párrafo, el ritmo del fraseo, el uso consciente de la sintaxis oracional. En resumen, la estructura externa debe acompañar y ayudar a la interna. Lo haya sabido exponer o no en estas líneas, Magda Szabó logra este objetivo en La puerta, y con ello su obra crece en profundidad y belleza.


[i] Para determinar si una oración es larga, normal o corta he utilizado un criterio sencillo, aunque creo que eficaz. De los cuatro textos analizados este es el más elaborado y, además, al ser el primero, el que mejor deja ver la evolución del tamaño de la oración en el resto de la obra. He dividido el número de líneas entre el de oraciones para conseguir el dato de que la oración media tendría 2,7 líneas. La decisión de cuál se considera una oración corta, mediana o larga se ha tomado redondeando esa cifra al número entero más bajo para poner esa cantidad como máximo de líneas para la oración corta (2). A su vez se analiza como larga la oración que ocupa al menos el doble de líneas que la corta más extensa (es decir, son largas a partir de 4 líneas).

Comentarios

Entradas populares