La suspensión de la rutina: el tiempo narrativo colapsado en La autopista del sur de Cortázar



Máster de narrativa, Escuela de Escritores
Dolores Almudéver, junio 2019
Todos los fuegos el fuego

La suspensión de la rutina: 

el tiempo narrativo colapsado en La autopista del sur de Cortázar






1. El relato del tiempo colapsado:

En 1966, después del éxito cosechado con su novela-juguete Rayuela (1963), el escritor argentino Julio Cortázar (1914-1984) publicaba su libro de cuentos Todos los fuegos el fuego. En esta obra, que lo acabaría de consagrar como un autor de reconocido prestigio a nivel internacional y, muy especialmente, dentro de las letras hispanas, se presentan ocho relatos que ponen de manifiesto el carácter borroso e impreciso de la línea que separa lo real de lo fantástico, como sucede en La autopista del sur, cuento que inaugura el volumen.

Así, tal y como destacaba el escritor Mario Benedetti en su artículo de despedida y homenaje «Julio Cortázar: ese ser entrañable», el mérito del autor franco-argentino residió en plasmar en sus relatos «la difícil relación fantasía-realismo, decisivo ingrediente de su tensión interior y también de su indeclinable ejercicio del suspenso. No bien el lector se daba cuenta de que este narrador no usaba exclusivamente lo real, ni exclusivamente lo fantástico, quedaba para siempre a la angustiosa espera de los dos rumbos». (BENEDETTI, 1984).

Esta «angustiosa espera» sin rumbo, ambivalente y desconcertante, que mencionaba Benedetti en el obituario dedicado a su amigo es, precisamente, en la que parecen quedarse a residir durante unos meses los personajes de La autopista del sur, relato en el que Julio Cortázar estira o prolonga en el tiempo una situación cotidiana (los frecuentes e inevitables atascos en las autovías que conducen a las grandes capitales) hasta el punto de construir una sociedad distópica donde los individuos deben aprender a convivir en un nuevo entorno (una carretera en medio de ninguna parte) con personas de muy diversos perfiles (los conductores y pasajeros que han parado a su lado por caprichos del fluir del tráfico).

La profesora Lynette Mabel Pérez lo explica de la siguiente manera en su artículo «El sujeto y la ciudad en tres cuentos de Julio Cortázar»: en los relatos de Todos los fuegos el fuego, «Los conflictos se desarrollan dentro de un tiempo mítico. En el cuento “La autopista del sur” (...) el suceso que rompe el “orden” establecido por la ciudad, (...) se trata de un “tapón”que se prolonga por un periodo de tiempo indeterminado» (PÉREZ, 2014). Es decir: el conflicto del cuento nace del propio (no)devenir del tiempo: la interrupción de los ritmos cotidianos del sujeto urbano o el colapso de su modelo de transporte y comunicación son los detonantes de la acción dramática. De este modo, Julio Cortázar sumerge al lector en una atmósfera detenida, sin fronteras pero sin salida, donde el tiempo ha dejado de correr.

En este trabajo se pretende analizar las estrategias de macroestructura del texto y microestructura  del primer párrafo que Cortázar emplea en su relato La autopista del sur para lograr construir un tiempo narrativo que corre (o se atasca) en paralelo al embotellamiento que se relata en el cuento. Como veremos a continuación, los mecanismos sintácticos, morfológicos y léxicos del texto se ponen al servicio del conflicto y su desarrollo, en tanto que la sensación de bloqueo, colapso y estancamiento que sufren los personajes se traslada al lector no solo a través de la trama, sino también mediante la estructura textual y sus elementos micro.


2. Estrategias textuales para construir el tiempo narrativo

2. 1. Macroestructura


El relato La autopista del sur está compuesto por 9243 palabras que se distribuyen en dieciocho párrafos. En ellos, el relato de desarrolla en un orden cronológico lineal, es decir, que no existen saltos temporales que alteren el orden natural del tiempo desde el planteamiento hasta el desenlace. La longitud de estos párrafos varía notablemente, en tanto que podemos distinguir hasta ocho párrafos más o menos breves, de menos de 400 palabras; mientras que otros ascienden hasta las 1300 (¶ 13) o 1800 palabras (¶ 18, esto es, casi un 20% del relato comprendido en un solo párrafo), como veremos más adelante.

A este respecto, uno de los aspectos más llamativos del texto que sorprenden al lector es que Cortázar inaugura el cuento con un primer párrafo que no solo parece no avanzar a nivel interno, sino que, además, se alarga hasta las 370 palabras, esto es, tres páginas de la edición que se ha manejado para esta trabajo (CORTÁZAR, J. (1977). De algún modo, a través de la longitud de ese párrafo que abre el relato, el autor parece advertir al lector de que se adentra en un terreno pantanoso (asfaltoso, sería más propio decir), donde avanzar no va a resultarle sencillo y en que el final (del párrafo, del suceso) no parece llegar nunca.

El párrafo último (¶ 18), de 1821 palabras (6 páginas de la edición de 1977 de Edhasa), será la culminación de este tiempo atascado, indefinido, desesperante y aparentemente infinito; si bien este párrafo 18 también va a ser el que libere a los personajes y a los lectores del embotellamiento de La autopista del sur, que se desvanecerá poco a poco, de forma tan inexplicable como apareció.

Cabe destacar en este apartado, asimismo, que Cortázar va combinando a lo largo del cuento párrafos de distinta longitud, como si, de algún modo, fuera consciente de la larga y ardua travesía que recorre el lector al acompañar a los personajes encerrados en la carretera, y quisiera ayudarlo a sobrevivir. Así, si bien el párrafo 1 resulta especialmente pesado (como veremos más adelante, es el que tiene la tarea de anclarnos al asfalto), los párrafos 2, 3, 4, 5 y 6 son más breves y dan la oportunidad a los lectores de toman aire y pegarse a los personajes. Sin embargo, en los párrafos 7, 8 (en menor medida), 9 y 10, que conforman la parte central del cuento, Cortázar vuelve a suspender el tiempo y no nos ofrece límites temporales gráficos (el ansiado punto y aparte).

Aunque los párrafos 11 y 12 son breves, el lector debe coger fuerzas para el párrafo 12 (1333 palabras), después del cual vuelven a sucederse un párrafo breve (14), uno de longitud media (15), otro breve (16) y otro medio (17), antes de esa travesía del desierto final que es el párrafo 18, del que hemos hablado más arriba.

Así, como podemos ver en la tabla siguiente, podría decirse que la macroestructura textual de La autopista del sur avanza, frena, se detiene y retoma la marcha a través de la longitud de sus párrafos y el número total (18) de los mismos, tal y como lo hacen los coches de los protagonistas del relato. Sirviéndose del tamaño de cada grupo de oraciones, Cortázar consigue atrapar al lector en la lectura y en la trama, aunque le ofrece también espacios (párrafos menores) donde la sensación de colapso y claustrofobia disminuye.



Línea temporal de los párrafos del relato con su número palabras [para ver en tamaño real: abajo*]


2.2. Microestructura del primer párrafo

2.2.1. Análisis sintáctico

Como ya hemos visto en el apartado de macroestructura, La autopista del sur se compone de dieciocho párrafos. Estos tienen estructuras sintácticas variadas, tanto en número de oraciones como en la longitud y jerarquización lógica de las mismas. Sin embargo, de entre todos ellos llama especialmente la atención la microestructura del primer párrafo, en el que se asientan las bases del conflicto (y también de verosimilitud) del relato, y a partir del cual se obliga al lector a sumergirse en un ritmo narrativo anómalo o atípico, que será el que se desarrolle a lo largo de todo el texto.

Así, como ya se ha dicho más arriba, el ¶ 1 cuenta con 370 palabras. Lo llamativo aquí es que estas 370 palabras se distribuyen en únicamente 2 oraciones, ocupando la segunda casi todo el párrafo (345 palabras). Con esta distribución de la información, el autor refuerza en el lector la sensación de colapso o desaparición de las referencias temporales, no solo a nivel del contenido del texto, sino también en su materialización gráfica lineal. Así, el ritmo narrativo se hace pesado, se obstruye o se diluye, en tanto que el lector espera un punto seguido o aparte que no llega. Se hace difícil avanzar en el texto y hay una sensación lectora de exasperación que corre en paralelo al tiempo detenido e impaciente en que están atascados los protagonistas.

Asimismo, se ha de señalar que en esta oración de 345 palabras el único signo de puntuación que se usa para yuxtaponer las distintas cláusulas es la coma (no encontramos puntos y coma, que sí abundan en otros párrafos); y también llama la atención la presencia de tres oraciones entre paréntesis, en los cuales se incluyen incisos explicativos sobre las condiciones de la escena o aclaraciones espacio-temporales. De nuevo, se observa que de trata de un ritmo narrativo algo atropellado, que avanza pero luego se interrumpe para añadir un matiz que, en realidad, entorpece la marcha del texto.

Por último, es destacable en este primer párrafo la presencia mayoritaria de oraciones yuxtapuestas (sin nexo), separadas por comas. También abundan las oraciones coordinadas copulativas unidas por la conjunción <y>, que refuerzan en el lector la sensación de agotamiento, repetición o exasperación que sufren los viajeros atascados del relato (y hace bromas y come queso / y así llegar... / y cambiar... / y contemplar...). Esta conjunción <y> se combina en ocasiones con la el nexo disyuntivo <o>, que añade al relato el matiz de inexactitud o de indiferencia a la hora de ser precisos en los detalles, puesto que, con el tiempo detenido de forma indefinida, parece dar lo mismo una cosa que la otra (o sufrir... / o atreverse...).


2.2.2 Análisis morfológico

El manejo de los tiempos verbales de La autopista del sur es, posiblemente, uno de los aspectos más relevantes del texto, en tanto que la cronología de los hechos se cuenta de manera general en orden lineal, pero los pensamientos y expectativas de los personajes van creando pequeños saltos temporales que pueden desorientar al lector en su esfuerzo por encontrar referentes espacio-temporales.

Cabe destacar, en referencia al primer párrafo, que para detener el tiempo o crear una atmósfera que no obedece al devenir marcado por los relojes, Cortázar se sirve de una estrategia que resulta a la vez admirable y casi fastidiosa a ojos del lector.

Así, la oración #1 presenta un verbo en pretérito PQP que ya enmarca el inicio de la acción en un pasado indeterminado, pero lo más alejado del presente posible: había insistido en..., que se contrapone con un pretérito imperfecto que ancla la acción en un pasado perfecto, finito (le daba).

En la oración #2 del ¶ 1, el autor introduce un verbo conjugado perifrástico en pretérito perfecto compuesto (han tenido que...) a partir del cual se añaden hasta 16 infinitivos que completan dicha perífrasis (y que, a su vez, cuentan con sus oraciones subordinadas). De este modo, el tiempo narrativo no solo se coloca en un inicio difuso, sino que los numerosos verbos en infinitivo de la segunda oración (ponerse, detenerse, poner avanzar...) contribuyen a crear ese tiempo mítico, paralizado y suspendido que caracteriza al relato.

2.2.3 Análisis léxico-semántico

En el primer párrafo, Cortázar ayuda al lector a hacerse una noción cronológica de la acción con algunos CCT (nivel sintáctico) y palabras relativas al campo semántico de la medición del tiempo. Sin embargo, esta noción es poco exacta y dibuja unos límites temporales difusos, que se no irán matizando hasta los siguientes párrafos (¶ 3).

Por ejemplo, el relato se abre con un sintagma preposicional con función CCT, Al principio..., pero no se explicita en qué momento del día se da ese inicio borroso; como si se quisiera, por un lado resaltar lo arbitrario o casual del comienzo de cualquier creación política o social; y, por otro, dejar en un limbo temporal al lector, que busca referencias en el texto que no se le facilitan.

Después de este Al principio... inaugural impreciso, se encadenan palabras o sintagmas relacionados con el paso del tiempo. Aparece, por ejemplo, en tres ocasiones la palabra tiempo (la cuenta del tiempo / ese tiempo atado a la muñeca/ el tiempo de los que no han hecho la estupidez de...), que toma forma también a través del Reloj y del Bip bip; y de los vocablos hora y momento (que aparece dos veces). Los adverbios apenas y todavía contribuyen también a reforzar la omnipresencia del tiempo detenido en el cuento, remitiendo de nuevo al colapso automovilístico.

Por último, cabe resaltar que Cortázar sí nos ofrece en este primer párrafo una referencia temporal más concreta que el resto, pues dos veces se incluye la palabra domingo (un domingo por la tarde / los domingos). El lector sabe, por tanto, que el Al principio inicial tuvo lugar un domingo después del mediodía, aunque deberá esperar a los párrafos siguientes para encontrar referencias más precisas.

Todas estas elecciones léxicas, como hemos visto, sirven para centrar el conflicto del cuento (la detención indefinida del ritmo vital del sujeto urbano moderno) y, a la vez, construyen una atmósfera desconcertante donde los lectores andan tan desorientados en el tiempo como 2HP, Dauphine o Peugeot 404.




3. La estructura de La autopista del sur desglosada

  • Número total de palabras del texto: 9243 palabras
  • Número total de párrafos: 18
  • Media de palabras por párrafo: 513,5

A continuación, se recogen y enumeran los mecanismos más llamativos relativos a la construcción del ritmo y el tiempo narrativo que se pueden observar en los cuatro primeros párrafos. En ellos, se asientan las bases de verosimilitud del relato, en tanto que el autor va componiendo una situación que va progresando desde lo realista (un atasco, ¶ 1)  a lo extraño (que se prolonga a lo largo del día sin explicación, ¶2 a ¶ 6) hasta lo fantástico (y en el cual los pasajeros se quedan a vivir durante un tiempo, ¶ 7 en adelante).



4. Aprendizajes de La autopista del sur

Tras el análisis se puede concluir, tal y como apuntábamos al inicio, que todos los elementos del texto, tanto a nivel macro como micro, quedan en este relato al servicio de la trama y de las sensaciones de colapso temporal y claustrofobia que Julio Cortázar quiere hacer sentir a los lectores. De este modo, fondo y forma literarios (conflicto del cuento y estrategias narrativas para relatarlo) discurren al unísono, de modo que ambos componentes o esferas de la narración se refuerzan entre sí.

Con todo, de La autopista del sur se encarga de recordarnos que para construir un relato no puede atenderse únicamente al conflicto y el desarrollo de la trama (qué se quiere contar); sino que cada historia exige un modo concreto y exacto (el cómo) de ser contada. 

En 1977, el propio Julio Cortázar lo explicaba de la siguiente manera en su entrevista en el programa A fondo de RTVE: «Mi noción de estilo no coincide con la noción de estilo tal como se define en un diccionario y tal como se comenta interminablemente en las academias de este planeta. (...) Mi noción de estilo es muy diferente. No es una noción –si me permites la palabra– áurica, ni una noción superior de estilo. Mi noción de estilo es una noción muy exigente, precisamente, porque ya en esa época yo sentía que si tienes alguna cosa que decir y no la dices con el preciso y exacto lenguaje con que tiene que ser dicha, de alguna manera, no la dices o la dices mal».

La autopista del sur o cómo decir bien.








Línea temporal de los párrafos del relato con su número palabras:










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